lunes, 9 de septiembre de 2013

El debate sobre Siria: una manifestación más de nuestro déficit democrático



La política en España no va bien. Hubo un tiempo en que pudimos advertir que la crisis económica -una de las más profundas recesiones que ha conocido nuestra historia- ponía en evidencia la fragilidad de nuestra estructura democrática y de nuestras instituciones. Era lo de la historia del Rey desnudo. Y las dos crisis marcharon en paralelo, ambas in crescendo. Hoy, los responsables de nuestro gobierno, dispuestos a observar -como los dirigentes del anterior ejecutivo- brotes verdes en cualquier elemento que presente un aspecto cetrino, nos anuncian una recuperación económica en ciernes: el presidente promete que bajará los impuestos, el sector exportador mejora sus indicadores y la balanza comercial se equilibra -quizás porque también las importaciones se ven drásticamente reducidas como consecuencia de la profunda recesión- y el turismo se ha incrementado de manera espectacular -quizás también porque nuestros principales competidores en este terreno no ofrecen una perspectiva de estabilidad suficiente para no convertir las vacaciones de cualquier viajero en un episodio de agitación permanente-. Y si ahora -nos aseguran, aunque no nos apercibamos de ello-, la crisis económica ha tocado fondo y nos estamos recuperando, la crisis política avanza con la fuerza de un maremoto sobre el páramo español.

Tal vez a consecuencia de ello, el presidente del gobierno se ha puesto con frenesí a hacer las maletas en una locura de viajes que le sometan a una agenda internacional agobiante. De San Petersburgo a Buenos Aires, a los que añadir una serie de destinos adicionales que le mantendrán alejado de nuestras fronteras. Y es que los foros internacionales son desde luego más gratos que los interiores -claro que el resultado de la batalla olímpica no le habrá dejado precisamente un buen sabor de boca-. Y es que en otros pagos no hay oposición que te formule 20 preguntas para las que no tienes respuesta a una sola se ellas y a los medios se comunicación se los puede sortear con mayor facilidad que en casa.

¿Y qué hace el presidente en estos foros? Veamos el caso sirio, que tanta -y con tanta razón- polvareda está levantando. Y comparemos los debates que suscita la misma en algunos países de nuestro entorno. A finales del pasado mes de agosto, la Cámara británica de los Comunes propiciaba una discusión que suponía una histórica derrota de su gobierno respecto de una intervención del Reino Unido en la anunciada acción norteamericana en aquel país. Cameron debió batirse en retirada y esperar a mejor momento para convencer a sus díscolos parlamentarios. En Francia, un país donde el presidente cuenta con atribuciones constitucionales suficientes que le amparan a ofrecer su concurso en una opción bélica, ha debido ceder al clamor de la oposición -una oposición débil y fragmentada- y poner a debate parlamentario tan importante asunto. En España, sin embargo, hemos pasado, sin necesidad de debate alguno, de las posiciones ambiguas al respecto -ya veremos lo que dice el informe de los expertos de la ONU, venia a explicar el presidente- a una declaración de apoyo que ni siquiera Rajoy hizo explícita en su rueda de prensa y que el presidente Obama se llevó del G20 junto con el de otros cualificados miembros del grupo.

La triste historia de este gobierno se encuentra jalonada de amargos eslabones. Televisiones de plasma que evitan la presencia directa de los medios, comparecencias parlamentarias forzadas, mentiras y medias verdades superadas por los hechos, en tanto que a estos últimos se contesta diciendo que ya se dijo todo lo que se tenia que decir. Y ahora, este nuevo desaire a la democracia y el parlamento: no hace falta debate, el presidente de los EEUU me lo ha pedido, y con eso basta.

Urge levantar la voz contra esta manera de hacer las cosas. Reclamar una vez más la centralidad del Parlamento y la celebración de los debates sobre las cuestiones que de una manera y otra nos atañen. En su Gobierno Largo de 1907-9, don Antonio Maura dijo, yo, para gobernar, solo necesito luz y taquígrafos, acuñando así una expresión que se ha hecho célebre en cuanto a que la transparencia y el debate son columnas vertebrales en cualquier democracia. Pues bien, deberíamos exigirlas una vez más.

¡Ah! Y que no se nos diga que no se trata de enviar soldados españoles a luchar en Siria. Por ahora eso no parece estar en cuestión. Pero también la historia nos dice que estas cosas se sabe cómo empiezan, pero nunca el desarrollo que después van a tener.

2 comentarios:

  1. Seguimos sin darnos cuenta de lo que es importante por eso más de un siglo después sigue siendo necesario el ¡Maura Sí! contra los del ¡Maura No!

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  2. Va siendo hora de mejorar nuestra Democracia y los canales de participación y eso pasa por la participación de otras opciones ya que vemos claramente que los dos "viejos partidos" PP y Psoe están agotados y sin ideas además de corrompidos.
    Creo que al final los ciudadanos lo verán y sabrán acercarse a las opciones que son necesarias para mejorar nuestra Democracia.

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