jueves, 22 de mayo de 2014

Pues yo venía a hablar de Europa



Decía el escritor Francisco Umbral cuando le invitaban a cualquier medio de comunicación porque había escrito alguno de sus libros y, en lugar de preguntarle por su reciente obra, le formulaban cualquier otra cuestión:
- En realidad, yo he venido aquí a hablar de mi libro…
Pues nosotros hemos venido a esta campaña mayormente a hablar de Europa.
No sabemos gran cosa del proyecto de Europa que tiene el PP. Su candidato nos habla de un gobierno del PPSOE, de las herencias recibidas… Nada de lo que piensa hacer en Europa. ¿Será que lo que va a hacer en realidad es dimitir como parlamentario europeo y sentarse en la Comisión? ¿Le dejarán hacerlo los siempre magnánimos socialistas? ¿utiliza las elecciones para hacer campaña para comisario? ¿o está haciendo la anti-campaña precisamente?
Europa no es, no podría serlo en puridad, de izquierdas o de derechas, si es que esos términos representan algo en el día de hoy. Porque sí es algo Europa, es transversal. Y, sin embargo, lo que afirma la candidata del PSOE es que hay que frenar a la derecha. Como sí no supiera Elena Valenciano que en Europa gobiernan también ellos, y los populares, por supuesto. En la Comisión Europea, que es una especie de Gobierno de la Unión, hay un presidente, el señor Durao Barroso, que milita en el PPE, y… ¡Hasta 7 comisarios socialistas! ¿Dirán ustedes que, dada la diferencia ideológica que les separa, estarán estos señores tirándose los trastos a la cabeza a todas horas?… Pues también se equivocarán: casi todas las cuestiones se deciden por consenso.
Lo que el PPSOE está haciendo en esta campaña es despreciar la inteligencia de los ciudadanos.
Quizás haya quien piense que la mejor manera de construir Europa sea desde la ideología, o desde unos contra otros, como acostumbramos habitualmente por aquí. Pero no es ese mi criterio, al menos. Tengo claro que todos los avances que se han producido en la construcción de Europa —y han sido muchos, ciertamente— se han conseguido por consenso, lo mismo que cualquier decisión duradera que afecta a la política, la economía, a la vida social o familiar.
Pero también conviene saber dónde se acuerda y para qué. No es lo mismo el consenso entre los gobiernos que en las instituciones más legítimamente democráticas. O dicho de otro modo, no es igual pactar entre los Estados en una nueva versión de los viejos tratados comerciales previos a la Unión Europea, anteriores a la misma existencia de una Europa política, que pactar en contra del Parlamento o de la Comisión, pactar para desactivarlos, que es lo que se viene haciendo últimamente.
Pactar entre los dos partidos, repartirse Europa entre populares y socialistas. Lo mismo que están haciendo en España. Repartirse España entre los dos partidos. Ese es también su proyecto para Europa.
Por eso, resulta preciso reequilibrar Europa en favor de los ciudadanos, no de los dos partidos, ni de los Estados nacionales o nacionalistas. Por eso, pedimos la supresión del Consejo Europeo, que se está convirtiendo en una rémora para una Europa de ciudadanos y está volviendo a la vieja idea de la Europa de las Naciones que creíamos felizmente superada.
Eliminar el Consejo Europeo, reforzar las competencias del Parlamento, convertir a la Comisión en un verdadero gobierno, reducir el número de comisarios para hacerlo más operativo.
Que los ciudadanos tengan el protagonismo y que las instituciones más legítimas sean las que lideren el proceso de construcción europea.
Tenemos un proyecto para Europa.

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