viernes, 11 de mayo de 2018

Intervención sobre Cuba: Derechos y libertades fundamentales



Intervención ante la Comisión Cubana de DD.HH.
11 de mayo de 2018

Damas y caballeros
Queridos amigos

En primer lugar, me gustaría darles las gracias por extenderme una invitación para dirigirme a ustedes hoy aquí. Es un placer para mí poder exponer humildemente la visión de Ciudadanos y su fuerte compromiso con los derechos y las libertades fundamentales en este foro, rodeado de tantos amigos, en tan buena compañía.

En segundo lugar, me gustaría extender mi solidaridad con Ariel Ruiz Urquiola, el más reciente de los detenidos por el despiadado régimen castrista, así como a todas esas mujeres opositoras que han sufrido recientemente una escalada de agresiones violentas, de las Damas de Blanco especialmente. Desde aquí quiero expresar la condena más firme ante detenciones arbitrarias que no respetan los más básicos principios de la dignidad humana. Porque es precisamente ahí donde se enraízan los derechos humanos: en la dignidad humana. El propio Nelson Mandela, figura clave en la lucha por las libertades y por el respeto al diferente, que es el cimiento de cualquier democracia, lo decía muy claro: «Negar a una persona sus derechos humanos es poner en cuestión su propia humanidad». El hombre, la mujer, la medida de todas las cosas, que decía Protágoras

Me van a permitir la osadía de hablar, muy brevemente, sobre Cuba. Cuba es un país extraordinario. Un país hermano para España. Nuestros dos países se asomaron al liberalismo político de la mano, juntos. Como bien saben, a principios del S. XIX España estaba sumida en una invasión por parte de las tropas napoleónicas, uno de los momentos más delicados de nuestra historia. Cuando el pueblo español encontró la fuerza y la determinación para levantarse frente al invasor, en 1809, la Suprema Junta Central que se constituyó en Aranjuez, no muy lejos de aquí, decretó que «los vastos y preciosos dominios que España poseía en América no eran propiamente colonias o factorías, sino parte esencial e integrante de la nación española». Así pues, se invitaba a los territorios españoles del otro lado del Atlántico a enviar a sus representantes para caminar juntos hacia un futuro liberal. Cuba tuvo dos representantes en esas primeras Cortes democráticas españolas. Hoy, más de doscientos años más tarde, cubanos y españoles no formamos parte de la misma nación, pero permanecemos aún unidos en nuestra historia, nuestra cultura y en nuestra propia esencia.

Y ya que hablamos de historia, me permitirán que me refiera a mis propios antepasados, a mi bisabuelo Maura que iniciaba su andadura política que le llevó en 5 ocasiones a la presidencia del Consejo de Ministros, en el Ministerio de Ultramar en los años 1892 a 1894: emprendiendo su proyecto de autonomía para Cuba. Un proyecto que pretendía la unificación de la isla en una sola Diputación, sobre las 5 existentes, unificando también la administración educativa y que en palabras de José Martí hubiera retardado el proceso independebtista.

Y dejando a la historia, hoy en Cuba están establecidas en torno a 244 empresas españolas, siendo España uno de los principales socios comerciales de Cuba, intentando generar oportunidades para los cubanos en medio de un régimen opresivo y de una economía cerrada, en manos de los déspotas del Partido Comunista. La sociedad cubana ha acogido a nuestras empresas con los brazos abiertos, con la esperanza de una apertura económica real que no sólo genere prosperidad en el país, sino que refuerce los importantes lazos entre nuestros pueblos.

SITUACIÓN EN CUBA

Por esto, no puedo sentir más que un profundo pesar y rabia como español al ver lo que el régimen castrista ha hecho y continúa haciendo en Cuba. De un país tan rico, los Castro han hecho una nación pobre, apartada de las tendencias mundiales y del desarrollo económico. Y lo han hecho conculcando los derechos y libertades fundamentales de los cubanos. En este contexto, el trabajo del Observatorio Cubano de Derechos Humanos ha sido y sigue siendo crucial, ejerciendo el papel de guardián de los derechos y libertades fundamentales cuando el régimen castrista no permite siquiera el acceso a las organizaciones internacionales de derechos humanos. Es esa valentía la que debe inspirarnos a todos, y la que debe permear en las actuaciones que la comunidad internacional pueda tener respecto al régimen castrista. En este sentido, y precisamente por esa unión tan estrecha entre cubanos y españoles, nos parece lamentable la posición tan tibia del Gobierno de España con un régimen como el de Castro.

Sin embargo, permítanme también la osadía de felicitar al régimen de los Castro por una cosa: su amor por las artes escénicas. El pasado 19 de abril el mundo fue testigo de la que puede ser la mayor función teatral que ha vivido Cuba en los últimos 60 años, cuando Raúl Castro dejó la Presidencia de Cuba en manos de Miguel Díaz-Canel. Sin embargo, Castro permanecerá como Primer Secretario del Partido Comunista y, por tanto, seguirá liderando la iniciativa política del único partido permitido en el país. Es decir, cambiarlo casi todo para que nada cambie, como diría Lampedusa en su célebre Gatopardo.

¿Y qué es lo que Raúl Castro no quiere que cambie? La persecución al diferente, la represión al disidente y el maltrato a quien se atreve a pensar libremente. El régimen castrista ha recrudecido sus actuaciones represivas precisamente para preparar un traspaso formal de poderes entre Castro y Díaz-Canel con la menor contestación social posible. Sólo en marzo, el mes anterior a ese teatro, el régimen ha detenido de forma arbitraria a 340 personas. De ellas, 202 son mujeres, principalmente pertenecientes al colectivo Damas de Blanco. Cuando el mundo avanza en pos de una igualdad real entre hombres y mujeres, en pos del respeto y del fin de la violencia contra las mujeres, el régimen castrista da un paso más hacia atrás y recrudece la represión contra las cubanas.

¿Y qué más quiere mantener Castro? Castro no quiere que cambie el país que su régimen ha sumido en la miseria, con muchos trabajadores falsamente empleados por entidades públicas para maquillar las cifras de desempleo y con dos millones y medio de personas excluidos del mercado laboral pese a estar en situación de buscar y desempeñar un empleo. La miseria y la pobreza se extiende incluso entre aquéllos que sí tienen un empleo, pero cuyo salario real ha disminuido en un 63% desde 1989, llegando al punto de que el salario medio cubano sólo costearía una llamada telefónica de alrededor de una hora y media. Esta situación está expulsando el mayor capital que tiene Cuba: los cubanos. Pese a que las cifras nacionales cubanas no son fiables, según datos del Departamento de Interior de Estados Unidos, en 2016 la cifra de cubanos admitidos en el país fue de más de 56.000 personas. A esto habría que sumar los más de 33.700 cubanos que se han instalado en Ecuador en los últimos años y, por supuesto, los que se han visto obligados a huir a otros países. En España, uno de los principales países de destino del exilio cubano, ya residen casi 50.000 cubanos según los datos oficiales.

Así que en los parámetros que señalaba el pensador liberal Isaiah Berlin, ni la libertad negativa, esto es la ausencia de coerción: ni la positiva, la capacidad de acceder a los servicios básicos a los que proveen las sociedades avanzadas constituyen más que una ilusión, un desideratum para el pueblo cubano.

En definitiva, la decisión de Raúl Castro de nombrar como sucesor a Miguel Díaz-Canel es una apuesta por la continuidad. Por mantener a los cubanos bajo el yugo del autoritarismo. Por seguir conculcando derechos y libertades fundamentales. Por tanto, la respuesta de los demócratas no puede ser otra que continuar luchando por esos derechos y libertades, por el Estado de Derecho y por la democracia. En ello, encontrarán en Ciudadanos un aliado.

CIUDADANOS COMO GARANTE DE DERECHOS Y LIBERTADES

Ciudadanos es un partido liberal y progresista que nació precisamente como respuesta a las violaciones de derechos y libertades. Ciudadanos surgió en un contexto en el que las autoridades de la Generalidad de Cataluña llevaban a cabo políticas sectarias que limitaban la libertad de los ciudadanos en Cataluña de expresarse en castellano, de acceder a una información neutral y plural de calidad o de escolarizar a los niños en su lengua materna. Ante esta situación, Ciudadanos emergió como una alternativa para aquéllos que se sentían abandonados por sus instituciones, por los poderes públicos que en una democracia debían velar precisamente por sus derechos y sus libertades fundamentales.

Esa alternativa comenzó desde cero, con muy pocos recursos, tanto económicos como humanos.

Sin embargo, gracias a esa defensa del respeto a la Constitución Española, a las reglas que los españoles nos dimos entre todos cuando cayó la dictadura, Ciudadanos consiguió representación en el Parlamento autonómico de Cataluña. Poco a poco, con mucho trabajo y con la misma determinación por la defensa del Estado de Derecho, Ciudadanos consiguió crecer hasta lo que es hoy día: la primera fuerza política en la que confían los catalanes para resolver sus problemas, y una alternativa ilusionante de gobierno a nivel nacional para todos los españoles. Y en coherencia con su historia, la defensa de los derechos y libertades individuales ha seguido formando una parte central de la esencia de Ciudadanos como partido y como opción política, tanto en su proyecto de regeneración y reformas para España nacional como en su acción internacional.

Por ello, hemos registrado varias iniciativas parlamentarias para que el Gobierno aproveche la presencia de España en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para elevar el caso de las violaciones sistemáticas de derechos y libertades fundamentales por parte del castrismo. Además, Ciudadanos ha pedido la comparecencia del Ministro de Asuntos Exteriores en la Comisión de Asuntos Exteriores para que explique la agenda de derechos humanos que perseguirá España en este órgano, donde elevaremos la necesidad de centrar esfuerzos en violaciones tan flagrantes de derechos y libertades como las que sufren los cubanos.

Por todas las razones que he expresado a lo largo de esta intervención, Ciudadanos ha sido el único partido que ha votado en contra del acuerdo UE - Cuba que abandonaba la posición común, por la cual cualquier avance en las relaciones comerciales quedaba vinculado a un progreso en materia de DDHH.

CONCLUSIÓN: SOCIEDADES Y ECONOMÍAS ABIERTAS

Señoras y señores,

Actualmente, el mundo está viendo una serie de cambios de gran profundidad, que transformarán la forma en la que entendemos nuestras economías y nuestras sociedades. Estos cambios han permitido que, a nivel global, se haya reducido la pobreza. No sólo se reducen las tasas de pobreza, sino también el número total de personas en riesgo de pobreza, incluso teniendo en cuenta que la población mundial sigue creciendo. Además, la renta media global continúa creciendo. Nunca antes el PIB per capita mundial había sido tan alto, incluso una vez que se ajusta al coste de vida. Esto, señoras y señores, se ha producido gracias a un sistema multilateral de comercio, unas sociedades y economías abiertas que han permitido al mundo alcanzar el mayor punto de progreso económico de su historia.

Sin embargo, como bien saben, estos avances no afectan a todos por igual. Ni a todos los países, ni a todos los ciudadanos. Esto ha provocado reacciones populares, muchas veces alentadas por gobernantes oportunistas, que esperan soluciones mágicas y simples a problemas reales y complejos. América Latina no es ajena a esta deriva populista, que ahora amenaza tanto a países europeos como a Estados Unidos. Y precisamente de América Latina, también de Cuba, debemos recibir la enseñanza de que las sociedades y las economías cerradas, de que el repliegue nacional populista no son la respuesta a los problemas e inquietudes de los ciudadanos. Cerrarse al mundo hoy es un acto suicida que condenará no sólo a nuestras sociedades, sino también a las futuras generaciones.

Y, qué duda cabe que, en este contexto global, Cuba no constituye tampoco un factor de estabilidad. No lo ha hecho nunca en las 6 décadas de régimen castrista; no lo está haciendo ahora con su monitorización de la dictadura chavista-madurista bolivariana en Venezuela. Que es sin duda otra de las exigencias que debemos formular a Díaz Canel como prueba del 9 de su voluntad reformista, en el caso de que se preconice, que ni siquiera hasta ahora se ha prometido.

No somos nosotros, un partido político, un país como España, un espacio político o económico como es la Unión Europea, quienes debamos ofrecer una oportunidad a Díaz Canel. Son ustedes mismos, los cubanos, su sociedad civil, su disidencia política quienes deberán constituirse en testigos insobornables del avance, del retroceso o del estancamiento de la situación. Y junto con la sociedad civil cubana, junto con la disidencia, estamos y estaremos los demócratas de todo el mundo.

En definitiva, señoras y señores,

No debemos cejar en nuestros esfuerzos, nosotros desde las instituciones y ustedes desde la sociedad civil, para avanzar en ese aperturismo. Cuba ha tenido ya suficiente. Cuba ya ha dicho basta. Nos encontramos ante un momento histórico en el que las tendencias globales pueden impulsar a los países a la prosperidad a través de la competitividad, la modernización y el intercambio, tanto de ideas como de bienes y servicios. Ciudadanos está trabajando por defender esas sociedades y economías abiertas en España y en Europa, frente a aquéllos que quieren aislar a nuestro país del mundo, bien desde el nacionalismo o bien desde el populismo. Ustedes están haciendo lo mismo por Cuba. Por ello, les reafirmo, en este camino nos encontrarán marchando junto a ustedes.

Gracias.

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