miércoles, 3 de agosto de 2022

Los beneficios "caídos del cielo"


Publicado originalmente en El Imparcial, el 2 de agosto de 2022

En tanto que el presidente Sánchez Pérez-Castejón acaba de remodelar su partido con el difícil propósito de impedir el descalabro que le auguran las encuestas, el jefe de gobierno ha sacado de su cambiante chistera (ayer me puse el sombrero de estadista proamericano, porque me tocaba ser anfitrión en la cumbre de la OTAN; hoy me pongo la boina populista y demagógica, para tocar a rebato a las masas descarriadas…) el conejo de los “beneficios caídos del cielo”, o beneficios extraordinarios obtenidos por la guerra provocada por la agresión de Rusia sobre Ucrania; un gazapo en las dos acepciones de la palabra, ya que se trata tanto de un animal asilvestrado como de un error de más que previsibles consecuencias.

No he utilizado el término que definiría los impuestos que presentará Sánchez a su discusión por las Cortes como una reacción novedosa: otros países europeos los han establecido o están en vías de hacerlo (es el caso del Reino Unido y de Italia en lo que se refiere a las empresas del sector de la energía, no así en el de la banca, donde nuestro particular Robin de los Bosques no pasa de ser un trasunto del asalta-caminos que era el Tempranillo en la tradición más castiza del bandolerismo andaluz.

Carezco de criterio para analizar los entresijos de esos impuestos que, cuando se escriben estas líneas, apenas se han esbozado. Lo que sí cabe es recordar el precedente histórico que en España tuvo la propuesta del liberal vallisoletano don Santiago Alba de gravar los beneficios extraordinarios obtenidos por las empresas españolas como consecuencia de la provisión de recursos por ellas realizadas a los estados contendientes en la Primera Guerra Mundial, dada la neutralidad que mantuvo nuestro país en la misma, y que la Lliga catalanista liderada por don Francisco Cambó hizo descarrilar.

En todo caso, los presupuestos de reconstitución que presentó don Santiago en 1917, tenían un abierto carácter regenerador. La reconstrucción vigorosa del país. Hasta ese momento todos los objetivos de modernización del sistema -seguramente con la excepción de los programas de acomodamiento de la Marina de Guerra española a los nuevos tiempos, promovida por don Antonio Maura- se iban en palabrería. No se construían carreteras, no se abrían escuelas, no se había reorganizado el ejército... Y las fuerzas políticas y sociales emergentes, el partido socialista y los sindicatos obreros, exigían reformas que no admitían demora. Era también necesaria la nivelación del presupuesto y la normalización del Tesoro Público. Todas esas medidas que, a decir de Alba, precisaban de una ingente cantidad de recursos, irían destinadas a los ministerios de Fomento, en lo relativo a obras públicas, hidráulicas, traídas de agua y comunicaciones; al Ejército, y a la construcción de edificios.

Aquí termina el precedente histórico. Y da comienzo la actualidad de la gestión. Los 7.000 millones adicionales por estos dos nuevos recargos fiscales, financiarán una beca complementaria de 100 euros mensuales para todos los estudiantes mayores de 16 años que ya disfrutan de ayudas, prestación que recibirán cerca de un millón de alumnosen el último trimestre de este año, para que ninguno abandone sus estudios por motivos económicos; el desbloqueo "inmediato" de la 'operación Campamento' en Madrid para construir hasta 12.000 viviendas, el 60% de ellas públicas; la gratuidad de los abonos de Renfe de Cercanías, Rodalies y media distancia. el Gobierno desplegará una "nueva y mejorada Política Agraria Común" para ayudar al campo español.

A la luz de estas medidas -y de otras que interesan de manera específica a Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla, y poco más-, cabe cuestionarse si lo que se propone el presidente es reforzar el carácter asistencial de su proyecto de permanencia en el poder, previamente a la convocatoria de elecciones, antes que corregir los déficits estructurales de la economía española: la pérdida de competitividad internacional, la recuperación de nuestra economía después de la pandemia, el diferencial de paro (aun con el maquillaje estadístico de los fijos discontinuos) o las políticas de vecindad con nuestro principal proveedor de gas… sólo por poner algunos ejemplos.

Eso sí, de la prolífica madriguera exhibida por Sánchez surgen con fuerza los nuevos cuatro jinetes del actual apocalipsis español: Feijóo, Abascal, Ana Patricia Botín y Sánchez Galán… ¿no hay algún “bicho” más en la gazapera?

Por si tuviéramos alguna duda, es preciso advertir que comparar a Sánchez con Alba es lo mismo que deificar a un indigente sólo por el hecho de ostentar esta penosa condición. Por supuesto que ni siquiera lo pretendería el actual presidente, en el supuesto de que se haya entretenido en el estudio de las reformas pretendidas por don Santiago.

Dicen las fuentes bíblicas que lo que caía del cielo era el maná, no los beneficios procedentes de las actividades económicas. Lo que sí caerán del cielo serán las muníficas ayudas propiciadas por un gobierno desasistido de apoyos y a la búsqueda del voto perdido, como Proust reclamaba el reencuentro con el tiempo pasado y apenas lo conseguía después de siete entregas. El tiempo perdido de Sánchez se diría que ha quedado enterrado en su insólita ambición de poder y sin ofrecer a cambio sino un país carente de referencias institucionales, entregado al separatismo y a los epígonos del terrorismo y en situación de bancarrota económica. Algunos pudimos darnos cuenta de que eso era precisamente lo que nos esperaba de los socios de la moción de censura que Sánchez presentó contra Rajoy. Supongo que me creerá usted si le digo que yo voté en contra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

cookie solution