miércoles, 27 de mayo de 2015

Imágenes para la esperanza (elPeriodista.es)



Publicado originalmente en elperiodista.es, el 26 de mayo de 2015


Apenas se apagaba la televisión, muy poco después de regresar a casa desde el hotel Eurobuilding de Madrid, donde comentaba con los compañeros de Ciudadanos las incidencias de la jornada electoral y escuchaba la intervención de Albert Rivera… un rebullir de imágenes sacudía mi primer sueño de esa noche.

La primera, y disculpen por la nostalgia, estaba en el rostro demacrado de Rosa Díez, verdadera y palpable cara de la derrota; una derrota debida a su exclusiva responsabilidad —y la de unos otros pocos más— al conducir a nada menos que un proyecto de futuro regenerador al pasado de la absoluta irrelevancia. Y eso es todo lo que tengo que decir de ese partido. Les deseo suerte en lo personal, en lo político… a la vista queda lo que han dicho los electores.

La segunda tiene que ver con un conjunto de efigies destronadas o que se despiden de cualquier posibilidad de reinar en el futuro inmediato: a los nombres de Esperanza Aguirre, Rita Barberá, José Ramón Bauzá, Alberto Fabra y otros tantos se unen en maridaje de imposibilidades el de Antonio Miguel Carmona como estandarte socialista de los llamados a soportar gobiernos radicales y populistas en capitales muy significativas —Madrid— o Comunidades Autónomas como la valenciana.


Es la imagen del bipartidismo que se aleja progresivamente del foro político, atenazado por la vergüenza o la complacencia, porque son demasiados los años pasados predicando el «tú más» y practicando el faraonismo despilfarrador con el dinero del contribuyente. Se aleja, pero con lentitud, porque creen que el poder consiste solamente en una emanación de sus siglas; algo así como, soy el PPSOE, luego… gobierno. Y, por supuesto, porque todavía hay quien cree que constituyen la solución a los problemas, en lugar de lo que son más que nada: fuentes inagotables de producción de contratiempos.

El PP recurrirá ahora al voto del miedo para evitar la irrupción de Podemos en el gobierno de lo que —entre unos y otros— queda de la nación, en lugar de reconocer su fracaso, adelantar las elecciones generales y anunciar un cambio de cartel electoral: el tiempo de Rajoy ha quedado atrás, pero el suyo es un partido que no lo dirigen ni militantes ni barones, y seguirá descendiendo, porque no introducirá cambio alguno. En cuanto al PSOE, le quedará la amarga sensación de la falsa victoria (en municipales, ya se sabe, ganan todos, aunque pierdan más algunos), y este partido se encuentra frente al abismo de una derrota, superado en la photo finish por Podemos, sin perjuicio de que algunas Comunidades Autónomas lleven su color.

La tercera se denomina Podemos, o como ustedes quieran que se llame. La postergación del verdadero interés de Iglesias para las generales ha supuesto el nacimiento de candidaturas que no llevan su nombre y que son y no son —a la vez— Podemos. Una suerte de prestidigitación política tan común entre ellos (¿populistas o socialdemócratas?, ¿republicanos o monárquicos-que-regalan-al-Rey-el-Juego-de-Tronos?) Tendrán a buen seguro un buen inicio de gestión, populista, electoralista y creíble; lo increíble vendrá después, en su gestión de los recursos públicos, respecto de cuya moderación no tengo yo demasiada confianza. Pero eso se advertirá después de las generales, y entretanto deberemos estar dispuestos a enfrentarnos al desafío de su radicalismo, apoyado por el socialismo, claro, en el caso de que no se produzca una gran coalición entre los iguales, PPSOE y que esta última se viviría como el final definitivo del sistema constitucional de 1978. Para este último supuesto, sin embargo, creo que habrá que esperar hasta las generales y a la composición definitiva del Gobierno de España.

Y en ese plazo de tiempo y el que siga, está la cuarta imagen de la noche: la de Rivera y sus 1.500 concejales, la llave de la Comunidad de Madrid y de otras regiones y ciudades, había, desde luego, quien pensaba que la noche daría más juego y que la fuerza emergente de C's fuera el poder en potencia de mañana mismo. Y quizás no lo sea, pero tengo para mí algunas reflexiones en ese sentido que comparto con ustedes: que el camino hacia la victoria en política es incierto y sinuoso y que depende del trabajo y de no cometer errores; que solo hace seis, cuatro, incluso dos meses, este resultado de Ciudadanos nos habría parecido increíble y que no hace falta tener 200 llaves para abrir las puertas del poder a otros, basta con saber utilizar con sabiduría las que se tienen.

Y que el auge real de Podemos, unido al futuro de enfrentamientos internos en un PP desprovisto de muchas canonjías y asesorías y el desvanecimiento del PSOE, permitirán abrigar grandes expectativas para el partido que hoy es ya baluarte de la regeneración democrática en España.

Cuatro imágenes distintas para una sola esperanza.

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