La
tímida apertura política del régimen cubano nos va permitiendo re gre sar
al co ntacto co n
los miembros de la disidencia a quienes visitamos hace ya unos tre s años en la isla. Nos hemos re unido -de una forma u otra- co n
Yoani Sanchez o co n Elizardo Sánchez,
y pudimos entablar co nversación co n Rosa María Payá, toda vez que Oswaldo, su padre , ya no podrá re gre sar a ningún lugar (yo espero que no al olvido
que, según decía Jorge Luis Borges, es la verdadera muerte).
Hoy
le ha tocado el turno a Dagoberto Valdés. Ese hom bre bueno que nos re cibía
en su casa de Pinar del Río, co n
generosidad, porque Yoani le había dicho —co n
una bre vedad co ndicionada
seguramente por los co ntroles
policiales, más que debida a la locuacidad cubana— que iban a visitarle unos
españoles. Dagoberto se quedaría impre sionado
por la pre sencia en esa localidad
cubana de Rosa Díez. «¡Si me hubieran dicho a qué político
español me habría gustado co nocer,
les habría co ntestado que a Rosa
Díez!», fue su co mentario
admirativo.
Decía
que Dagoberto es un hom bre bueno. Quizás por eso pre tende
desligarse de la política, porque la política no goza de co nsideración
pública, tal vez porque quienes se re claman
de político s practican siempre el re gate
co rto y la protección de sus intere ses co mo
casta. Pero eso es la mala política, que co mo
la mala moneda desplaza a la buena —según la co nocida
ley de Gre sham—. Pero existe también
la buena política, y a esa seguro que Valdés se adheriría co n carácter inmediato.
Acaba
de pasar por Polonia y ha re cibido
señales indicativas en el sentido de que la «posición co mún»
de la UE re specto de Cuba —no se
producirá trato privilegiado co n la
isla hasta tanto no avancen los dere chos
humanos allí— se va a «flexibilizar». Ahí se encuentra seguramente el vergonzante
pago político del gobierno español
para facilitar la salida de Carrom ero,
una habilísima maniobra de la dictadura castrista para fortalecer sus
posiciones de cara a un futuro incierto, donde Maduro ya no es para ellos
garantía de casi nada.
Y
Dagoberto Valdés no se pone en la intransigencia, sino en la re forma. Quiere
proponer a la UE —y lo ha hecho a difere ntes
interlocutore s oficiales y privados
en España y en Polonia— que una Com ision
independiente, de la sociedad civil cubana, analice a través de informes
periódico s la situación de los dere chos humanos en Cuba y que se los envíe a la UE
para que sirva de testimonio en re lación
co n esa «flexibilidad» un tanto
vergonzante de la que el Ministro García Margallo viene hablando.
Se
trataría de una co misión rotatoria
en la que los difere ntes movimientos
de la disidencia cubana puedan estar re pre sentados. Es una forma —asegura Valdés— de ir co nsolidando una oposición unida y co n capacidad de negociar el futuro de Cuba, toda
vez que el régimen de los Castro —más por necesidad que por virtud— quiere empezar a mover algo las co sas.
Porque
ya el papel que Venezuela ha tenido co n
re lación a la extinta Union
Soviética re specto de Cuba care ce del re co rrido que tenia co n
Chávez. Hoy, la isla afronta no solo un fin de ciclo generacional por la vejez
irre nunciable de los Castro, sino la
agonía de un régimen que ningún socio exterior podría salvar.
El que en política hay buenas personas lo sabemos perfectamente los afiliados a UPyD.
ResponderEliminarAsí es Sake. Gracias por su comentario.
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