Vuelvo ahora sobre la crónica del debate que las universidades madrileñas realizaban sobre la situación del Sahara Occidental en el momento presente.
Una vez que había tenido lugar la ya reseñada intervención del representante del PSOE, le correspondió --eso sí, tras de la que correspondía al BNG-- hablar a Gemma Conde, diputada del PP. Ya se ha dicho en mi anterior crónica que los partidos de gobierno, conocedores del varapalo que con seguridad van a recibir en el correspondiente debate de partidos políticos, no acuden al mismo. Y no sé muy bien si fue la valentía o el desconocimiento --o el simple encargo de que, con perdón de la expresión, "se comiera el marrón"-- lo que hizo a la dama presentarse a ese debate. No lo tendrá para olvidar, seguramente.
Empezaría la señora Conde con una frase que merece inscribiese en el Gotha de las sentencias políticas:
«El gobierno es el gobierno, el grupo parlamentario es el grupo parlamentario. Hay división de poderes».
Ni que decir tiene que yo enmendaría la mayor en mi intervención posterior en el curso del debate. Y es que hace falta mucha ingenuidad en este país donde la democracia partidista ha arruinado buena parte de los esfuerzos ciudadanos y ha convertido esta especie --la ciudadanía-- en una suerte de rara avis, que aquí exista un grupo parlamentario que da la mayoría a un ejecutivo y que sea independiente de ese gobierno. ¿O es que la señora Conde pretende hacernos comulgar con ruedas de molino? Seguramente alguien le habrá hablado a la representante popular de la democracia británica y del poder de los grupos parlamentarios en el acoso y derribo de los gobiernos que ellos mismos sustentan.
En España es otra cosa muy diferente, aquí son las cúspides de los partidos quienes --salvo honrosas excepciones-- condicionan las listas electorales y de ese modo convierten en cautivos a los sedicentes representes del pueblo. En España no hay división de poderes, y no solo en lo que al legislativo se refiere, sino al judicial también. Pero este asunto me desviaría de mi comentario principal.
El PP, por boca de esta representante, dijo situarse en una «neutralidad activa», promoviendo el dialogo entre las partes. Se trata sin duda de una loable intención. Claro que se refiere a una «neutralidad» no tan activa que pueda llegar a impulsar de forma determinante el ejercicio del derecho de autodeterminación que como potencia administradora de iure en el territorio saharaui le corresponde. Su «actividad» parece en realidad limitarse a formar parte del llamado Grupo de Amigos del Sahara, formado en el seno de Naciones Unidas y que tantas veces ha servido como marco de desactivación de medidas positivas, como la recientemente recomendada por EEUU para que la misión Minurso velara por el cumplimiento de los derechos humanos en esa área.
Estaba --siempre según la señora Conde-- expectante ante el próximo informe de Ross al Consejo de Seguridad y apoyaba la supervisión de la Minurso en el terreno de los DDHH, que tanto debate ha supuesto en los últimos meses.
Y terminó doña Gemma con otra verdadera perla, cultivada. no se sabe en qué afamado perlario, refiriéndose a la cooperación:
«Las personas que lo necesitan son iguales, pero España privilegia al pueblo saharaui».
Es posible que la señora Conde no haya recibido información o dispuesto de tiempo suficiente pata conocer que, en buena medida, la situación de los refugiados saharauis en Tindouf es responsabilidad de nuestro país, que abandonara a su suerte a una población con la que estaba comprometido a realizar el correspondiente referéndum de autodeterminación. Los derechos a recibir asistencia son sin duda iguales, pero las obligaciones a prestarla dependen de los compromisos asumidos por las partes, aunque nunca cumplidos.
Palabras de la representante del PP que ni son verdad ni nunca le ha importado al PP que lo sean.
ResponderEliminarSe ha limitado a un bla bla bla sin sentido.