jueves, 30 de mayo de 2013

La humildad de un artista


Es difícil que un artista admita que ha copiado a otro, porque esa actitud requiere de grandes dosis de humildad -comentario este predicable de cualquiera, aunque no se trate de un artista, todo hay que decirlo. El que admite este hecho es el escultor y pintor vasco Agustín Ibarrola.

Visitamos a Agustín el pasado miércoles 29 de mayo. Formábamos parte de la comitiva, Felix Ortiz (empresario y entusiasta aficionado del mundo del arte), Martinho Soto (prometedor biólogo) y yo mismo. Siempre he admirado.a Ibarrola, su compromiso por la libertad ha sido una constante en su vida. No ha sido esta vocación objeto de atajos, como es frecuente observar en tantos artistas que --a la manera bíblica-- han vendido la primogenitura de sus convicciones a cambio del plato de lentejas de las ganancias económicas. Agustín no, él es un hombre insobornable, digno y un gran artista, además.

Le visitábamos en su caserío de Oma, a muy poca distancia de ese bosque pintado que los nacionalistas solo saben citar si se olvidan de su creador -nos recuerda el artista-. Nuestra embajada consiste en informarle acerca de un evento que se va a celebrar el próximo mes de septiembre, en Segovia: el "Hay Festival" en su edición correspondiente al año 2013. Félix Ortiz quiere organizar un panel que reconozca la obra de los tres escultores vascos más importantes de la posguerra: Chillida, Oteiza y el propio Ibarrola.

Mari Luz -la mujer de Agustín- nos recibe en la puerta de la casa, después de haber sido convenientemente advertida por los ladridos de su pequeño perro, que opera siempre como una especie de timbre avisador de las visitas más o menos intempestivas. "Agustín está atendiendo una entrevista", nos dice. Baja el artista junto con los periodistas y se funde en un abrazo con nosotros. Subimos al primer piso y allí nos instalamos para conversar unos minutos, antes de hacer un pequeño recorrido por su jardín, que el artista ha convertido en un pequeño museo de su obra.

Ibarrola se encuentra afectado emocional y físicamente por su reciente visita a Barcelona. Le han agasajado, han reconocido el mérito de su obra y de su persona y, a su regreso, en el aeropuerto de El Prat, sufría un mareo y un desajuste estomacal. Bebe breves sorbos de un vaso de manzanilla y nos refiere algunas de sus experiencias. Y surge, entre ellas, la de una de sus estancias en las cárceles franquistas. 

"Imité a un artista francés que hacia "móviles", o esculturas en movimiento -recuerda-. Hice un cubo de papel plateado y cartón que sujeté al techo con unos hilos. En el interior del cubo, metí otros cubos más pequeños que se movían por el aire que corría en el interior de la celda y por los soplidos de los reclusos. Se pasaban las horas muertas viendo cómo se desplazaba el cubo grande y los cubitos. Incluso los guardianes soplaban a veces", comenta Agustín con ironía. "¿Y quién te hacia llegar esos materiales?", pregunta Félix. "Yo misma", asegura Mari Luz, muy segura. Porque Mari Luz ha sido -y aun sigue siendo- el anclaje más sólido que tiene Agustín con la realidad, siquiera tantas veces evanescente en los recovecos de la memoria de su mujer. 

Surgen los recuerdos de Canogar, de Vazquez Díaz y el billete de 100 pesetas que entregó este a su mujer para que comprara a Agustín un cartón de Ducados... "¡Cómo debe de quererle el maestro a su marido para que le entregue semejante cantidad!", debió comentar alguien a Mari Luz. Surgen en el recuerdo Rosa Díez y Carlos Martínez Gorriaran -"El que mejor ha comprendido mi obra", asegura el artista.

Recorremos el jardín y nos volvemos a admirar por la riqueza y variedad de las obras del hombre que ha recuperado el arte en contacto con la naturaleza. Sus esculturas en acero cortén, sus traviesas de madera... Y regresamos, al caserío, de donde Agustín casi se diría que nos expulsa para que lleguemos a tiempo al restaurante para comer


Se te encoge un poco el corazón cuando abandonas su casa y dejas atrás a ese hombre bueno que sigue viviendo en libertad en el mismo corazón del nacionalismo vasco, que tantas veces se la ha negado, como antes hiciera el franquismo... mucho antes. 

miércoles, 22 de mayo de 2013

El toque de Aznar



El final de ciclo que vive España ha visto cómo se añadía el pasado 21 de mayo un nuevo eslabón a la casi infinita cadena de problemas que nos afectan: el expresidente Aznar decidió romper su "silencio" (más que nada, defenderse de las acusaciones que se han vertido en relación con su persona); y lo hizo atacando a un medio de comunicación, para luego provocar un durísimo toque de atención a su sucesor en la presidencia de su partido.

No derrocharía Aznar toneladas de buen estilo, precisamente. La manera en que hizo el alegato de su inocencia resultó agresiva y acusatoria a la vez. Muchas veces se ha dicho -y se seguirá diciendo- eso de "matar al mensajero" y esto hizo ayer el expresidente. No gastaré desde luego una línea en defender a tal o cual grupo mediático, pero sí a defender la libertad de prensa, que es el derecho que tenemos los ciudadanos a estar informados. 

Asoció Aznar a ese grupo con el también expresidente Berlusconi, mal socio económico, sin duda, pero también malo en el ámbito político, terreno en el cual Aznar podría tener que ofrecer alguna explicación seguramente; no en vano, el italiano ha sido su socio en algunos foros internacionales. Y hubo también chulería, y a raudales: eso de esperar que el grupo Prisa aguante para pagar las indemnizaciones que los jueces le impongan, no deja de resultar poco compadecible con el respeto a los procedimientos judiciales en marcha de que haría gala Aznar en otros momentos de la entrevista.

Me interesa más, sin embargo, lo que dijo respecto de los problemas del país y sus soluciones y, sobre todo, lo que vino a decir de Rajoy.

Aznar saltó a la yugular del presidente, le dijo que estaba destruyendo a la clase media, que permitía -¿profundizaba?- la falta de cohesión de España y que no actuaba políticamente.

Esas cosas han sido muchas veces dichas y mejor que las dijo Aznar, y sobre todo con mayor detalle -aunque una entrevista televisiva sea lo más contrario que existe a un programa de gobierno-; lo significativo es que las diga el padre putativo a su hijo sucesor. Además, que le mueva las aguas de un estanque tranquilo como lo son -aunque ya menos- las de los partidos tradicionales españoles.

Ha llegado la hora de la rectificación, le ha dicho a Rajoy y, si no lo haces, otros podrán venir a hacerla. Yo mismo estaría dispuesto, ha venido a contarle. 

De cainitas y salvadores de la patria, está repleta la historia de nuestro país. Y de los "síndromes de la Moncloa" sabíamos que son profundos mientras uno sea inquilino de esa casa, pero no que su sombra fuera tan alargada. Aznar parecía dispuesto a volver, pero como dijo Oscar Wilde de uno de sus personajes, "tiene un largo futuro detrás de sí". Y también tiene un pasado. Aznar reivindicó su legado de 6.000.000 de puestos de trabajo creados durante su presidencia, pero no dijo que su modelo económico, un crecimiento basado en la construcción y en los créditos baratos ha sido principal causante de esta profunda crisis; tampoco dijo qué nuevo modelo tendría en mente para arreglar las cosas. 

Pero es que además, Aznar fue el que puso a Blesa, que ha pasado una noche en la cárcel -no parece que no se le inculpe de nada, como dijo el expresidente-; puso a Rato al frente de la economía y este ha debido salir por la puerta de atrás en Bankia; puso a Mayor Oreja en interior, que ahora considera que todo lo que va mal en España lo produce ETA... Y puso, no lo olvidemos, a Rajoy, del que parece abomina ahora.

¿Es posible preparar algún cesto con estos mimbres? No lo sé. En todo caso, el toque recibido esa noche por el presidente a manos de su antecesor ha sido fuerte. Veremos si, a pesar de su inmutabilidad, el primero reacciona, y cómo. O se queda como un boxeador sonado en una esquina del cuadrilátero, esperando a que el arbitro pite el final del combate.

viernes, 17 de mayo de 2013

Antonio Rodiles y el futuro de Cuba


En la mañana del 17 de mayo recibía en la sede de UPyD al disidente cubano Antonio Rodiles, un hombre que ha integrado arte y disidencia política en su lucha contra el régimen castrista.

En 2008, Raúl Castro firmaba el convenio por los derechos humanos de Naciones Unidas y Rodiles pidió que ese convenio no fuera un texto sin eficacia real en Cuba y dirigió una acción para que este acuerdo se implementara en la isla. Por este motivo fue encarcelado durante 19 días.

Rodiles me cuenta que el régimen está intentando lavar su cara con el fin de obtener capitales foráneos para el desarrollo económico de su país, levantar el embargo y --quizás-- realizar unas elecciones tuteladas por el PC cubano que consoliden al hasta ahora partido único como una especie de PRI en la isla caribeña.

La pretendida apertura económica de la isla a la iniciativa privada --los "cuentapropistas" o negocios individuales montados por particulares-- sería, en realidad, una forma de enriquecer ¿aún más? a los sectores más cercanos al sistema. Son solo los más afectos al régimen los que los podrían poner en marcha.

En cuanto al nuevo escenario político que se podría abrir en Cuba, Rodiles considera que se producirá una fractura entre quienes quieran utilizar las parcelas de libertad que ahora se abran --entre los que se encontraría su grupo-- y quienes seguirán manteniéndose al margen, refractarios a cualquier componenda o concesión.

En todo caso, el agotamiento del modelo cubano, tanto en lo económico como en lo político, empieza a arrojar algún rayo de esperanza en el siempre negro horizonte de ese país, siempre tan cercano al corazón de España y de los españoles.

La casa de UPyD y de nuestra gente siempre ha estado abierta a quienes luchan por un futuro en libertad para la isla y el objetivo de la recuperación democrática para Cuba se encuentra entre las señas de identidad principales de nuestro proyecto político en el ámbito exterior.

No estamos con ningún partido u organización cubana en concreto, nuestra solidaridad está con todos aquellos que han luchado y siguen trabajando por la libertad. Por eso, desde este blog, les digo a todos que sí, que es posible una Cuba libre.

martes, 14 de mayo de 2013

Algo se mueve en Guinea Ecuatorial

Severo Moto, presidente del gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial

Tengo la sensación de que el por tantas décadas negro y yermo panorama político guineano comienza a visualizar en su horizonte ciertas posibilidades de cambio (y no digo que posibilidades ciertas, porque no existe certidumbre alguna en la voluntad de cambio del dictador Obiang Nguema, sino al contrario). Y es que, décadas después de ejercer un poder omnipresente, totalitario y confiscador de las riquezas de su país, Obiang parece tener una determinada necesidad de legitimarse. 

Cosa difícil esa de la legitimación del los dictadores, pues lo único que les ofrece credibilidad es su retirada del poder, ya que la muerte es siempre otra cosa: la muerte no legitima a nadie, con independencia de que pueda hacer buenos a los que siempre fueran perversos.

Obiang llamó al embajador norteamericano para decirle que estaba pensando que las elecciones generales, a celebrar este mismo mes de mayo, quería que fueran unas elecciones «limpias» y que le gustaría que ese proceso fuera auditado por el gobierno de los EEUU. Quizás llevado por la tradicional ingenuidad de los norteamericanos, quizás porque quería oír semejante información, el embajador se puso en contacto con una fundación americana —pagada por el contribuyente de su país— para advertirle de la posibilidad de acudir, en calidad de observadores internacionales, a ese proceso electoral. 

Y no contento con eso, llamaría a los embajadores de países presuntamente interesados en el asunto —entre ellos, el de España— para que dieran su opinión al respecto. Parece claro que la misma fue que ese proceso electoral estaba viciado desde el principio y que por lo tanto no tendrían ninguna intención de enviar observadores de ningún tipo.

Entretanto, después de un proceso judicial repleto de falsedades y trampas, Severo Moto resultaría liberado de sus cargos y su pasaporte devuelto hace ahora solo 10 días. Eso le permitirá viajar a cualquier parte del mundo, incluido su propio país.

Ahora Obiang puede optar por la prisión o la eliminación de su rival, o por la admisión de que cualquier proceso democrático posterior al ahora convocado que sea cierto, deberá pasar por su reconocimiento y el del partido que preside Moto. Los dos primeros supuestos llevarían al dictador a clausurar su régimen en un estado de degradación que no por producido ya sería menos sanguinario, o recibirle, admitiendo que su figura y su legado puedan contribuir al desarrollo futuro de Guinea Ecuatorial en paz y en libertad.  

Ese futuro de su país, y el del propio Obiang, dependerá de su gesto de ahora. Si bien, el destino de los pueblos depende de los pueblos mismos, y se abrirá paso, quiéranlo o no sus dictadores del presente. Y será un futuro en libertad, porque la resistencia de Severo Moto, ese hombre bueno donde los haya, le llevará sin lugar a dudas a la victoria final, que será la de unas elecciones libres de las que surja un régimen democrático, quienquiera que sea quien lo protagonice.

lunes, 13 de mayo de 2013

Las "razones" del PP

El acto organizado por UPyD el pasado sábado y que tenía por título "El final de ETA. Vencedores y vencidos", planteaba en términos muy claros la similitud de las políticas que en esta materia tiene el gobierno del PP con el del PSOE. 


Para alguien que, como yo, ha desarrollado la mayor parte de su vida política en el PP y toda esta última en el Pais Vasco, esa opinión le resulta triste. ¿El partido de Gregorio Ordonez, de Miguel Angel Blanco, de Jaime Mayor y de José María Aznar... está decretando un final del terrorismo donde no haya vencedores ni vencidos? 


Si me hubieran formulado esta pregunta hace 10 años -o menos- habría contestado que no, que esa posibilidad era sencillamente imposible. Hoy debo contestar, con pesar y vergüenza que en efecto es así.


Todos los que nos hemos situado detrás de la barricada en defensa de la democracia atacada, que hemos visto limitadas nuestras libertades y las de nuestras familias, que hemos sufrido el desprecio de los que prefirieron mirar hacia otra parte a nuestro paso... somos muy conscientes de lo que costó que los grandes partidos políticos españoles se pusieran de acuerdo para poner fin, desde la ley, desde el Estado de Derecho, a la banda terrorista. Fue ardua la construcción pero fácil su demolición, podríamos decir ahora.


Y, sin ánimo de resultar exhaustivo, apuntaría  aquí un par de "motivos" para este cambio de política:

 

1º ETA habría dejado de ser un problema. Incluso legalizado su brazo político y  obtenidas por ellos las plazas fuertes principales que son la Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de San Sebastian, los terroristas se apoltronarán en sus sillones de responsables políticos sufragados por el dinero del contribuyente, escudados a todo evento por su tarjeta visa y colocando a sus gentes como asesores de todos los pagos y en todos los lugares, esas gentes tendrán mucho que perder y dejarán de pensar en la independencia y en la revolución (por cierto, que de lo segundo no ha existido en su vida nada más que una impostación; en cuanto a lo primero, ya veremos).

En consecuencia: dejémosles que se instalen,  que nos dejarán de dar la lata.

 

2º Nos viene bien el pacto con el PNV, en Madrid y en el Pais Vasco. En el primero, porque nadie sabe hasta dónde se pueden llegar a torcer las cosas y cualquier pacto que siga la deriva de la desvertebración de España (que es la política que todos los presidentes del gobierno han seguido en nuestro país) antes que pactar un modelo de fortalecimiento del Estado y de la solidaridad interterritorial con UPyD. En Euskadi porque, pasada ya por lo visto la larga noche de la resistencia, habría llegado ya la época de tocar poder, como cualquier otro militante de ese partido en cualquier otra parte de España.


Un pacto con el PNV -no lo olvidemos - supondría hacer tabla rasa con quienes miraron hacia otro lado, con quienes obtuvieron réditos políticos de las bombas terroristas, con quienes recogieron las nueces.

 

¡Qué pena y qué vergüenza!


jueves, 9 de mayo de 2013

Populismo y tecnocracia, los dos peligros europeos


En una reciente conferencia que el profesor José Ignacio Torreblanca daba en la sede territorial de Madrid de UPyD, el politólogo experto en materias europeas alertaba acerca de la retroalimentación que se produce entre el populismo y la tecnocracia.

Se trata de dos conceptos que tienen poco que ver. La tecnocracia, instalada en los recovecos burocráticos de Bruselas, como consecuencia de un largo y tortuoso proceso de adopción de decisiones, ha sido la aparente vencedora sobre la política en los acuerdos que están configurando la reciente Unión Europea. Y no solo porque es capaz de dictar las normas de obligado cumplimiento a los gobiernos, sino porque consigue en ocasiones intervenir en la composición de algunos de esos gobiernos (recuérdese en este mismo  sentido el nombramiento de Mario Monti al frente del gobierno de Italia).

Una tecnocracia que se legitima a sí misma, que no es legítima o que solo cuenta con una legitimidad indirecta, dirige los destinos de cientos de millones de atribulados ciudadanos que no saben muy bien qué pueden hacer, a quién pueden votar o ante cuál sede de institución o partido protestar.

Esa tecnocracia ha creado seguramente el populismo y, por seguir con el ejemplo de Italia, fue el Monti impuesto poco menos que por la burocracia tecnocrática bruselense la que creó el M5s de Beppe Grillo. Confundidos los ciudadanos por unas políticas de ajustes que no llegan a comprender, endosando sus gobiernos la responsabilidad a «Europa», como una especie de evanescente ser extraterrestre, votan hasta a quien tiene puesta, a modo de icono, la máscara de Guy Fawkes (el célebre incendiario del parlamento británico) en su caravana de campaña, me refiero, por supuesto a Beppe Grillo.

Pero no queda aquí la cosa. Y es que la multiplicación de los populismos a lo largo de Europa, con fenómenos como el ya comentado en Italia, el lepenismo en Francia, el UKIP en el Reino Unido o los que pretenden sacar a Alemania del euro, por no hablar de los xenófobos ultras de todas las raleas y especies... ya están obteniendo magníficos resultados electorales y prometen tenerlos aun mejores en los próximos comicios al Parlamento Europeo.

¿Se imaginan ustedes la situación de un parlamento, el europeo, que ya se parecía bastante a una jaula de grillos, con estos nuevos representantes? ¿No ocurrirá que con la nueva composición que tenga este después de las elecciones, cualquier duda que se tenga en cuanto a la ampliación de sus facultades y competencias se resuelva en contra de la representación directa de los ciudadanos de todos los países de Europa y a favor de esa tecnocracia burocrática?

Con lo que ya estamos frente a un nuevo problema de difícil digestión y aun más compleja solución. Y si a la política le ocurre como dice la canción que le pasó a la estrella de la radio, que fue asesinada por el vídeo, quienes pensamos que ni la tecnocracia ni el populismo pueden gobernar nuestros destinos; porque, entre otras cosas, ya conocemos sobradamente a unos y otros y porque creemos en la democracia, la solución no puede sino encontrarse en otra parte de la secuencia que motiva este post.

Y la solución no puede ser otra sino la reivindicación de la política. De la política con letras mayúsculas, la que nos hizo avanzar en los proyectos europeos compartidos por los ciudadanos, la única que dispone de legitimidad para resolver nuestros problemas.
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