jueves, 29 de diciembre de 2016

¿Superará Podemos el caudillismo de su fundador?


Artículo publicado originalmente en El Español, el miércoles 28 de diciembre de 2016

Fundar un partido es relativamente fácil en España. Basta con presentar unos estatutos en el Ministerio del Interior, que su denominación no esté previamente ocupada e incluir un listado de promotores. El caso paradigmático de Chile, donde los afiliados deben suponer al menos un 0'5% del censo electoral, no ocurre entre nosotros.

Más difícil que superar la barrera burocrática lo es contar con algunos medios para afrontar la competición electoral, que el Tribunal de Cuentas no oponga reservas a la vía de obtención de esos recursos y más aún obtener el apoyo de los votantes en una Ley Electoral pensada para favorecer a dos grandes partidos nacionales y a los nacionalistas y regionalistas en las diversas Comunidades Autónomas.
Parece claro que un partido es una organización a la que contribuyen sus afiliados pero nunca sucede así
Una vez superados estos obstáculos e instalado el partido en el Congreso de los Diputados o en la institución a la que aspiraba llegar parece que estuviera conseguido lo más difícil, poco menos que lo que se abriría por delante fuera un agradable paseo hacia el disfrute de las mieles del poder. Nada de eso. Si difícil es llegar más complicado aún resulta mantenerse.

Porque existe un reto que los partidos deben superar y que no es otro sino el de su asentamiento más allá de la figura carismática de su líder y promotor. Parece claro que un partido es una organización a la que contribuyen sus afiliados y que en una formulación democrática son éstos quienes toman las decisiones que afectan a su futuro. Pero casi nunca es así. La prueba de madurez de un partido estriba en la desconexión del mismo con respecto a su fundador o fundadores, lo cual depende en la mayoría de los casos de la explícita voluntad de abrir paso al debate por parte de estos líderes.
UPyD dejó de existir porque Rosa Díez no admitía que el partido pudiera ir en una dirección diferente a la suya
Pondré un ejemplo para que se me entienda algo mejor. Un grupo de personas reunidas en un hotel de San Sebastián en el año 2007 tomamos la decisión de crear una plataforma que daría lugar a lo que luego seria UPyD. Un partido que contaría con un éxito reducido, pero que cubrió con cierta eficacia sus primeras convocatorias electorales. Siete años más tarde, cuando otro partido que operaba en su mismo espacio político -Ciudadanos- pasaba de ser un partido catalán a situarse en el ámbito nacional, la fundadora de UPyD decidía rechazar todo tipo de acuerdo con la formación de Albert Rivera. Y por más que las explicaciones que se dieron a esta decisión fueran muy otras, la única razón sería que Rosa Díez no admitía que "su" partido pudiera encaminarse en una dirección diferente a la que ella pretendía. El resultado de esa cerrazón ya lo conocen ustedes: UPyD dejaría de existir como partido parlamentario.

La cuestión podría ser entonces si los partidos sobreviven a sus fundadores o son sus fundadores quienes los entierran. En todo caso, algo parecido a lo sucedido con UPyD podría ocurrir con el otro partido emergente en las elecciones europeas de 2014, Podemos. Una formación creada al alimón de la insatisfacción ciudadana ante la crisis manifestada en el movimiento 15-M, aprovechada de manera inteligente por su fundador en sus comparecencias televisivas. Podemos ha tenido una vida tan próxima a la de su principal promotor que hasta en las papeletas electorales aparecía el retrato del líder y no el logo del partido.
Para sobrevivir la formación morada tiene que decidir si la estrategia prevaleciente será la institucional o la populista
Ahora el debate congresual de esa formación se sitúa entre su líder, instalado más en el populismo que en la tarea de cambiar las cosas desde las instituciones y quienes afirman la primacía de éstas sobre las manifestaciones callejeras. Una integración difícil, en efecto, cuya dificultad se prolonga hasta la aparente imposibilidad si se yuxtapone a la disputa estratégica la personalidad del líder y su evidente tendencia a la patrimonialización de su partido.

Una vez pasado lo peor de la crisis, el movimiento del 15-M insertado mejor o peor en las instituciones hasta el punto de gobernar en algunas muy significativas, las apelaciones a la calle parecen provenir más de la convocatoria de los podemitas que de la natural insatisfacción de los manifestantes, como ocurriera en el último episodio de Rodea el Congreso, al que acudía un número muy reducido de concurrentes. No es lo mismo decir que se está con la calle que provocar a las gentes para que acudan a las plazas y así encontrar un apoyo que resulte como la pescadilla que se muerde la cola en un bucle mentiroso e imposible.

Decida una u otra cosa, el fondo del debate no se sitúa sólo en torno a si la estrategia prevaleciente será la institucional o la populista, sino a si Podemos es capaz de establecer la primacía de sus afiliados sobre el caudillismo de su fundador. Allí se encuentra una de las más importantes claves de su futuro.

*** Fernando Maura es portavoz de Ciudadanos en la Comisión de Asuntos Exteriores y la Unión Europea en el Congreso de los Diputados.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

El chivo expiatorio o el ideal regeneracionista



Artículo publicado originalmente en Diario 16, el martes 27 de diciembre de 2016

Termina un año en el que la ciudadanía ha asistido, entre preocupada e indiferente, a un vacío de gestión de las cosas públicas provocado por la eclosión del bipartidismo, hecho trizas a causa de la crisis económica y la corrupción de la clase política y la consecuente irrupción en el mapa político de unas fuerzas emergentes que, aunque no han servido para otorgar mayorías a un lado y otro del arco político, han supuesto una renovación del panorama partidario español.

Después del rodaje preparlamentario, con un gobierno en funciones que no se dejaba controlar, se acaba de inaugurar ahora una legislatura con acuerdos entre el Gobierno y el partido que lo apoya y Ciudadanos y el PSOE, tanto alternativa como conjuntamente.

Y en ese parlamento, las fuerzas emergentes no actúan de la misma manera. Como decía Stephan Zweig en su Erasmo de Rotterdam: «A la masa siempre le resulta más accesible lo concreto y tangible que lo abstracto. Por eso en política las consignas que más partidarios encuentran son las que proclaman un enfrentamiento en vez de un ideal, un antagonismo cómodamente comprensible y manejable contra alguna clase, raza o religión, pues es en el odio allí donde más fácilmente prende la llama criminal del fanatismo».

En esa tarea de encontrar un enemigo fácil, Podemos ha conseguido sublimar todos los males del país en su referencia a «la casta», un ambiguo pero poderoso argumento que es posible estirar o reducir según les convenga. Convierten así la lucha legítima por el poder en una especie de asalto y su ejercicio en una «okupación» —con k— que les permita arrojar del espacio público a esa casta que adquirirá las proporciones que ellos mismos decidan en cada momento.

Es relativamente fácil la movilización de las masas desde esos procedimientos. Más complicado resulta galvanizar a las gentes desde los ideales. La apelación a una vaga regeneración democrática, que es un ideal por el que la sociedad española viene porfiando con escasos intervalos desde la pérdida de nuestras últimas colonias en 1898, carece de la fuerza de la narrativa que aportan los de Pablo Iglesias. La casta enemiga, como los judíos para los nazis, es un concepto evocador al que cada uno pondrá los apellidos que mejor les convenga. Y la lista puede no ser corta: la derecha del PP y sus eventuales acompañantes; el PSOE de la cal viva y de las puertas giratorias; los banqueros; los empresarios del IBEX y asimilados o asimilables; los que consideran que la propiedad es un derecho; los sedicentes nostálgicos de la unidad de España; los enemigos a ultranza del terrorismo, incluidas sus víctimas; los que objetan al discurso nacionalista o, entrando en el ámbito de la moral, los católicos reaccionarios, los belenistas en Navidad o los que piensan que no es admisible el tocomocho de presentar la cabalgata de los Reyes Magos como el desfile del solsticio de invierno.

Animo a mis eventuales lectores a que engrosen ese listado con otras posibilidades. El que se deriva de la regeneración democrática no es seguramente menor. Tiene entre sus integrantes a la corrupción, el despilfarro y la partitocracia, una tríada que se ve acompañada por asuntos tan poco baladíes como el desaforamiento de los políticos y de otros segmentos de la sociedad, la dimisión de los cargos públicos investigados, la elección de los representantes en las instituciones parlamentarias por listas abiertas y no bloqueadas, la profundización de la proporcionalidad del sistema para que cada ciudadano disponga del mismo derecho de elección, la eliminación del Senado, la independencia del poder judicial, la supresión de las Diputaciones, la fusión de Ayuntamientos, la drástica reducción de las empresas públicas…

Un listado amplio, pero al que le falta el elemento del enemigo al que enfrentarse. Un enemigo que en verdad no existe, y si existe se encuentra en nosotros mismos, en nuestro apego a mantener incólumes las cosas que existen aunque seamos conscientes de la necesidad de su reforma, quizás a causa de que algunos hábitos han cuajado entre nosotros como una especie de segunda piel. El sistema no funciona, pero es lo que hay y nos hemos acostumbrado a él.

Contra esas fuerzas atávicas es difícil combatir. Más fácil es crear un chivo expiatorio al que culpar de todos nuestros males.

Pero nadie dijo que la tarea política fuera cosa sencilla.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Intervención parlamentaria con motivo de la comparecencia del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Alfonso Dastis, en la correspondiente Comisión del Congreso

48 días después de su toma de posesión, comparece usted Sr. Ministro ante esta Comisión para dar cuenta de los planes que tiene previsto emprender su Departamento para esta Legislatura.

Como quiera que no he tenido la oportunidad de felicitarle en persona y desearle los mejores éxitos en su gestión en estos 48 días, lo hago ahora mismo. Nunca es tarde, dice el refrán, si la dicha es buena.

Por cierto, 48 días después de ser nombrado ya es tiempo para que usted dé contestación a alguna de las preguntas que le hemos formulado para su respuesta por escrito, ¿no le parece? ¿o no se encuentra esta tarea entre las prioridades de su Departamento?

Nos ha hablado usted de un nuevo impulso. Sin embargo, apenas lo he podido observar en la práctica. Poco más que un impulso a la continuidad.

Una política que también debería basarse en los valores. Porque en ese triángulo que forma la acción exterior que están formados por los intereses nacionales, lo completan otros dos ángulos: el derecho internacional y el respeto a los DDHH.

Porque están también los valores, Sr. Ministro.

Y le pondré dos ejemplos.

Hace unas semanas se suspendía el viaje de SSMM los reyes a Arabia Saudita. Un viaje que deberá producirse en su momento. ¿Tiene el Gobierno previsto que la representación del gobierno o bien Su Majestad el Rey evoque ante el Rey saudí la situación del bloguero de ese país Raif Badawi, condenado a una pena de 10 años de cárcel, 100 latigazos y una multa?

Otro ejemplo, un medio de comunicación anunciaba una posible visita también de SSMM los Reyes a Cuba. Recientemente se ha producido la detención del dirigente opositor cubano Eduardo Cardet, sometido a malos tratos y al que podrían condenar hasta a 3 años de cárcel. (Ya sé que usted mismo se interesó por su caso). También permanece detenido el grafitero cubano El Sexto, ¿Tiene previsto interesarse por su caso ante las autoridades cubanas, organizar algún encuentro con sus familias, con la disidencia cubana?

O son ustedes partidarios de que la acción exterior consiste precisamente en no molestar a los regímenes de los países con los que se pretende hacer negocios.

Eso se llamaría mirar hacia otro lado.

No basta con querer ser candidato a las instituciones que velan por los DDHH sino practicarlos en el ámbito exterior.

¿Van a actuar en el sentido de introducir la defensa de los DDHH en su política exterior?

Europa, UE. Hasta ahora estábamos echando en falta la presencia de España y de su presidente en las grandes y especiales cumbres en las que se analizan respuestas ante la crisis que afecta a la Unión. Ahora parece que el Sr. Rajoy está presente. Y es un buen paso. Hemos pasado de no estar a estar. Pero no sabemos si estamos solamente o también hacemos. Y si hacemos... la pregunta sería: ¿qué queremos hacer? ¿hacia dónde queremos que vaya Europa? ¿qué dificultades tienen nuestros propósitos y cómo los vamos a resolver?

Refugiados. Estaban en contra del acuerdo del Consejo de Europa y ya se ve lo que han hecho en la acogida. Hay que activar la solidaridad y conectar con la sociedad española. España tampoco debe mirar para otro lado en este aspecto.

EEUU. Es imprescindible trabajar con la administración Trump, pero no nos olvidemos de los DDHH.

Me ha sorprendido recuperar el concepto de la Alianza de civilizaciones. Más que eso habría que hablar de una alianza de países y ciudadanos civilizados.

Y está el caso de nuestra vecindad sur. Nuestra cordial relación con Marruecos, que nosotros no cuestionamos. Pero que también consideramos debería quedar reequilibradas con el otro gran actor en el Magreb, que es Argelia. Cuya provisión de gas, ininterrumpida aún en las circunstancias más adversas para ese país resulta esencial para España y seguramente para la UE en los próximos años.

Y en Argelia están los campamentos de Tinduf, que acogen a unos refugiados con los que España tiene bastante que ver. Forman parte de un problema de descolonización no resuelto, de un territorio no autónomo del que España sigue siendo aún potencia jurídicamente responsable.

Y la presidencia española del CSNU en este mes de diciembre ha dejado —¿está dejando?— pasar la oportunidad de situar este asunto en el plano de las decisiones que ayuden a remover los obstáculos que impiden su solución. Por ejemplo, intentando incluir en el mandato de la Minurso la observancia de los DDHH. Es la única misión de NNUU que carece de competencia en materia de DDHH.

Hay un instrumento fundamental para la política exterior española. Y es el español, el idioma con el que nos comunicamos los españoles y más de 500 millones de habitantes en el mundo. En algún lugar he leído que Francia estaría dispuesta a abandonar la francofonía con tal de que en México se hablará francés. Y nosotros tenemos a México, pero también a Argentina, al Perú, a Venezuela, a Colombia... a tantos otros países en Latinoamérica y también a otras comunidades en otros países, como es el caso de los EEUU, y otros muchos ciudadanos en otros países que lo quieren aprender.

Y con el español va la cultura, pero también las oportunidades de negocio para las empresas, para los particulares, las inversiones de las empresas a uno y otro lado del océano.

Y con el español va también, permítanme que lo diga con orgullo, España. No siempre conviene que nos fustiguemos con el látigo de los 7 pecados capitales de los españoles, porque es preciso también que reivindiquemos a España. Un país solidario y generoso, un país que ha sabido acoger e integrar a muchos ciudadanos que vienen a vivir y a trabajar con nosotros. Porque España es un país mediano, una potencia mediana, es cierto, pero es un país que cuenta con un gran potencial si le ponemos un poco de ambición al asunto. Nos falta algún trabajo, nos falta limpiarlo de corrupción, mejorar nuestra democracia y gestionar más lo que nos une que lo que nos separa... Eso es España y esos son los valores que se transmiten con nuestro idioma.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Intervención en el Pleno del Congreso con relación a una moción de medidas de Unidos Podemos para "mejorar la política de asilo en España"




1º Examinamos esta tarde uno de los productos clásicos del grupo parlamentario de Podemos. Un cocktail, en el que se mezclan temas muy diversos: guerras, cambio climático, modelos energéticos, economÍa, riqueza, pobreza, distribución de la renta, refugiados, inmigrantes... todo eso a partes iguales. Y un mucho de demagogia. A ese cocktail lo han bautizado ustedes como «política de asilo del gobierno».

La moción está poco informada y resulta desorientadora; además, confunde refugiados con inmigrantes por causas económicas. Yo creía que eran las guerras —como se establece en las 4 convenciones de Ginebra— o los regímenes dictatoriales los que generaban las peticiones de asilo.

Por cierto, hablando de regímenes dictatoriales: les recuerdo que hay más venezolanos que sirios que han pedido asilo en España en el primer semestre de este año y que más de un millón de cubanos abandonaron la isla con destino a diferentes países, como EE UU o España, durante el régimen de Fidel y Raúl Castro.

Pues bien, eso es lo que regula el reglamento de Dublín y que habrá que decir que la actual crisis de los refugiados ha demostrado que tampoco funciona muy bien y que desde el grupo ALDE en el Parlamento Europeo estamos queriendo modificar.

Desorienta también en lo que se refiere a que el acuerdo UE-Turquía entrega fondos europeos y ventajas a ese país. Los fondos tienen un carácter finalista y las pretendidas ventajas no se harán efectivas hasta tanto que Turquía adopte una legislación en materia de libertades y DD HH, lo que por lo que vemos resulta improbable.

3º Tengo que darles la razón en una cosa, que es verdad que, en materia de asilo, nuestro gobierno ha demostrado su incapacidad, su falta de solidaridad, su lejanía con las demandas de la sociedad española. Según datos de ACNUR, en reubicación, de 16 000 personas comprometidas lo han sido 398 y en reasentamiento, de 1450, solo 289. No es extraño: el mismo SEUE nos reconocía la semana pasada que el gobierno no estaba de acuerdo con el compromiso que asumió en su día. Y ahí están los resultados altamente insuficientes en la acogida de refugiados. Compartimos además, la necesidad de dotar con medios especializados a la ORA y a despolitizar la comisión interministerial sobre asilo.

Pero su moción es además contradictoria. Quiere que España cumpla con sus compromisos de acogida, a la vez que considera que los refugiados deberían elegir el país al que quieren ir. Con lo que le da la razón al gobierno: ¿qué pasa si prefieren acudir a otros países? ¿Cómo va a cumplir España con los compromisos de acogida entonces? Por un lado critican al gobierno y por el otro le dan la razón.

No resulta tampoco práctica: si se cancela el acuerdo UE-Turquía, no parece que mejorarán las cifras de llegada de refugiados, con lo que no se reducirá el número de los muertos en el mar, ni sus condiciones de vida en Grecia, en lo que se refiere a los refugiados que llegan a Europa por el Egeo. ¿Queremos más muertos o menos? ¿Más casos como El Niño Aylan, ahogado en una playa turca, o menos?

Están ustedes en el derecho a traer a este parlamento iniciativas unilaterales, aunque resulten dispersas, desorientadas y demagógicas. Tienen su derecho, pero hay otras maneras de abordar este gravísimo problema. Les diré cómo entendemos desde C's que debe resolverse, qué procedimiento deberíamos seguir:

1º Gestionar el acuerdo. Partiendo del acuerdo de la comisión Mixta UE de marzo pasado, aceptar la propuesta que nos ha formulado ACNUR a los grupos parlamentarios para llegar a un consenso entre los partidos para la acogida de refugiados que, en nuestra opinión, debería tener en cuenta para su ejecución al gobierno, desde luego, y a las CCAA y Ayuntamientos interesados, también.

2º Trabajar desde el Parlamento Europeo con quienes pretendemos mejorar el reglamento de Dublin, en lugar de colaborar -y votar- con los que sólo pretenden cerrar las fronteras de Europa a los refugiados. Nosotros no tenemos como compañeros de cama a Marine LePen, a Nigel Farage o a Gert Wilders. Ustedes sí.

200 años antes de Jesucristo, Polibio dijo que la democracia se pervertía en la demagogia. Pues bien, contra la demagogia y el discurso unilateral, la democracia, el acuerdo y el trabajo.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Los referendos en Europa



Artículo publicado originalmente el 14 de diciembre de 2016 en Diario 16

La narrativa que los distintos referendos van dejando en Europa no resulta precisamente halagüeña. El que tenía como asunto la salida o permanencia del Reino Unido en la Unión Europea terminó siendo un Brexit y muchos británicos, en especial los jóvenes y los habitantes de las zonas urbanas, amanecían desconcertados al día siguiente: no se esperaban semejante resultado, muchos no fueron a votar y en consecuencia exigían una nueva votación. Incluso los Lib-Dems están haciendo ahora campaña para que el resultado de la negociación para la salida de su país del club europeo sea sometido también a nuevo referéndum.

Escribo este comentario en el avión que me devuelve a Madrid después de dos días pasados en Roma para analizar los retos de la política de defensa y seguridad europeas. Allí he tenido la posibilidad de conocer la opinión de algunos amigos italianos respecto del reciente referéndum -al que sería mejor calificar de plebiscito- que condujo a la reforma constitucional planteada por Matteo Renzi a su rechazo y a su autor a la dimisión.

No son desde luego semejantes ambos procesos, aunque los dos tienen un carácter que se diría constituyente o al menos esencial. Pero más allá de perderme en disquisiciones que no podrían ser objeto de este artículo, lo que es muy cierto es que las dos votaciones han activado procesos que a veces tienen poco que ver con la decisión que se ha sometido a su criterio superior.

A los británicos, cuyas principales preocupaciones se sitúan en la emigración y el deficiente funcionamiento de su sistema de sanidad, los euroescépticos del UKIP les prometerían que con el Brexit los inmigrantes cesarían de llegar y que el Reino Unido recuperaría una cifra impresionante de dinero con el que mejorar su organización sanitaria. Ahora resulta que el cumplimiento de la primera de las promesas dependerá del resultado de la negociación de la salida y en cuanto a la segunda el mismo Farage ha reconocido que era una simple mentira.

Más singular resulta el caso italiano. Un senador de ese país me contaba que cuando hacía campaña en favor del sí, algún ciudadano le decía que estaba dispuesto a votar en ese sentido pero que nadie le había explicado cómo mejoraría su vida en los aspectos económicos o sociales si el texto resultaba finalmente aprobado. Un cambio constitucional que modifica el Senado, facilita la elección del Presidente de la Republica o del poder judicial por la mayoría gobernante no parece que mejore en demasía la vida cotidiana de los ciudadanos. No se trataba de eso, pero esos sentimientos eran los que activaba precisamente el referéndum y esa ha sido una de las causas por las que lo ha perdido el primer ministro saliente.
Algo parecido ocurriría sin duda en el supuesto de que pusiéramos a referéndum en España cualquier reforma constitucional.

Y eso es lo que tiene la democracia directa que ahora tiene como principales valedores a los partidos populistas, que permite a los ciudadanos responder como quieren a lo que se les pregunta, aunque no sea su respuesta acorde a la petición que se les formula. No otra cosa hacen por cierto algunos políticos. El general De Gaulle, que tantos referendos organizara, dicen que era seguido en todas sus ruedas de prensa por un periodista, que un día, cansado ante las evasivas respuestas del presidente le pidió directamente que por una vez le contestara a su pregunta. De Gaulle le dijo, querido amigo, estoy dispuesto a hacerlo, siempre que usted me pregunte lo que le voy a contestar.

Por más que hoy en día está de moda la crítica más exacerbada de las posibles a la democracia representativa, mi opinión es que ésta es la que mejor resuelve los problemas que tienen los ciudadanos. El uso -y mal uso- del referéndum tiende además a fragmentar las sociedades ante las que se presenta como aparente mejor solución. Sociedades divididas que luego cuesta mucho trabajo recuperar para la consecución de proyectos compartidos.

Habría que desplazar entonces el debate hacia la capacidad de los representantes, su servicio a la comunidad, el sentido ético en sus actuaciones. Y no en el estilo de democracia que pretendemos, demonizando a los representantes y sustituyéndolos por los procedimientos utilizados por los gobernantes autoritarios, si no dictatoriales.

La frivolidad de algunos, unida a la arrogancia de otros y a un mal entendimiento de lo que supone la gestión de la cosa pública nos está llevando a hacer buena la sarcástica definición que hacía Groucho Marx sobre la política: “el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados”.


 No estaría de más que pusiéramos algo de sentido común en este escenario.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Intervención parlamentaria con motivo de la reunión del Consejo Europeo sobre Brexit, situación en Alepo y otros asuntos relevantes


Intervención parlamentaria del día 14 de diciembre de 2016

Sean mis primeras palabras para saludar la presencia en esta comisión del nuevo SEUE, don Jorge Toledo, a quien deseo los mejores éxitos en su gestión.

Y junto con estos deseos, le haré también una oferta de colaboración. Bien sabe usted que el grupo que apoya al gobierno ha suscrito con el nuestro un acuerdo que contiene 150 medidas. En relación con el asunto europeo, el pacto es muy breve y muy genérico. Apenas expresamos que nos une una ambición por fortalecer la integración de las políticas europeas. A ustedes y a nosotros nos ocupará desarrollar estos acuerdos o dejarlos en esa expresión inconcreta. Yo prefiero que lo hagamos, que seamos capaces de extenderlo a propuestas más definidas y con un alcance que nos comprometa a desarrollar políticas ambiciosas también en este ámbito que es el europeo. Son muchos los asuntos que ya nos están afectando: el Brexit, los refugiados, la política de seguridad y defensa, la construcción europea en los aspectos fiscales y económicos, el auge de los populismos y su afectación en la renacionalización de las políticas y a la consecuente deconstrucción de Europa... Éstas y otras crisis que quizás puedan esperarnos en el futuro próximo.

Es una petición de consenso que no pretende sea exclusiva con nuestro grupo, que quiere además que integre a los diversos grupos de esta cámara -en éste caso de las dos, del Congreso y del Senado-. Usted y ustedes sabrán si propician o no está petición. Lo contrario sería transformar esta comisión en terreno de disputas mensuales, en comparecencias como ésta o en otros debates. Más fácil para la oposición, desde luego, pero también más inconveniente para los ciudadanos a los que todos los diputados y senadores representamos aquí.

En todo caso, lo que debemos hacer es recuperar la ambición europea por parte de España, que ya lleva unos cuantos años sumida en la endogamia nacional y observando a Europa, a la UE, como el criterio que un hombre del campo contempla a las vacas lecheras. Y si Europa no es sólo la PAC, España no lo es sólo sus problemas internos. Europa, lo decía Ortega, era la solución. Hoy es también el problema y nosotros somos parte del mismo, pero también parte de la solución. Y no hay solución para España fuera de Europa.

En todo caso, la propuesta de consenso está formulada y queda en el tejado del gobierno.

Paso ahora a analizar el Consejo de diciembre.

De acuerdo con la agenda del Consejo, por lo tanto, empezaré por subrayar nuestro acuerdo con la iniciativa de completar y poner en práctica la Union Energética para 2018. El papel de España en este aspecto es a nuestro modo de ver sustancial y de re equilibrio en la entrada del gas, dependiente hasta ahora de la energía de procedencia rusa.

El proyecto Partnership Framework, del que apenas sabemos que afecta a 5 países africanos, que consiste en la estrategia del palo y la zanahoria y que el palo está en suprimir las ayudas europeas en Cooperación si no se admite por esos países el retorno de los emigrantes... podría llevarnos a un buen número de preguntas. Pero quizás la más importante sea por qué no se conocen los acuerdos concretos que se están estableciendo con estos países. La transparencia, toda la transparencia posible, debería presidir el comportamiento de nuestras relaciones como UE y con terceros países. Y otra pregunta, ¿se tiene previsto ampliar el Partnership Framework a otros países africanos a través del Valetta Action Plan o a través de algún otro instrumento? ¿Cómo está funcionando respecto de Marruecos, en concreto?, ¿hay algo previsto con Argelia? Y no dejemos de tener en cuenta que los tiempos de la Cooperación no son necesariamente equivalentes a los tiempos que nos ocupan a los paises desarrollados. En el interés de esos países, pero también en nuestro interés, debemos hacer un esfuerzo en la aproximación de las necesidades de unos y de otros.

Creo que convendrá que nos detengamos algo más en el asunto referido al cambio en la política común de asilo, y en el automatismo que se pretende. La principal novedad de la reforma en la propuesta de la Comisión Europea es la puesta en marcha de un mecanismo compensatorio vinculante y automático de solidaridad cuando un Estado miembro supere el 150% de su capacidad de acogida, teniendo en cuenta su peso en población y en PIB. La ponente del Parlamento Europeo, Cecilia Wikström, pretende reducir este porcentaje al 75%.

Podría resultar ocioso preguntar acerca de la posición española al respecto, cuando la voluntad del gobierno en lo que se refiere al cumplimiento de los compromisos es tan bajo. Pero igualmente le pregunto acerca de su criterio.

También podríamos referirnos, sin salir de esta reforma del sistema de asilo, al reparto desigual, igualdad de trato, menores, agilidad, de si supone una crisis o una oportunidad. la retórica que se emplea cuando se evoca el concepto crisis y no el de oportunidad, la solidaridad y los populismos que suministran el caldo de cultivo en este ámbito. Y la guerra, verdadero telón de fondo y origen de la situación,

No dejaré de mencionar que entiendo que todos los grupos hemos mantenido reuniones con la representación en España del ACNUR en orden a construir un pacto de estado sobre acogida de refugiados para el cumplimiento íntegro de los compromisos asumidos por España y que este portavoz observa con simpatía. Espero que el Gobiierno y el grupo que le apoya se presten también a alcanzar este objetivo.

El restablecimiento del envío de asilados a Grecia forma parte de los asuntos a acordar por el Consejo. Y parece lógico que éste se acepte.

Sin perjuicio de lo que pretenda hacer la nueva administración Trump, la política de seguridad y defensa europea deberá ser cada vez más europea y cada vez menos dependiente. La crisis/oportunidad de los refugiados, las guerras civiles, la destrucción de Estados que se nos aparecen como fallidos, el Daesh y su capacidad de adaptación incluso en la derrota nos devuelven una realidad que por mucho tiempo los europeos habíamos rechazado, confiados en el amparo del paraguas de seguridad estadounidense. ¿Podrá ser ésta también una oportunidad para rehacer el proyecto europeo? En todo caso, desde C's pensamos que podría constituirse en uno de los pilares para reconstruir la idea de Europa, la ambición de Europa. Una Europa que, como decía Jean Monnet, constituye la suma de respuestas a la suma de crisis que ha afrontado. Y, siguiendo con los clásicos, repetiré que "el precio de la libertad es la vigilancia permanente", como decía Thomas Jefferson. Sin seguridad, sin defensa, no es posible la libertad.

Del mismo modo nos interesa conocer la opinión del gobierno acerca del acuerdo UE-Ucrania, su carácter financiero y su extensión al ámbito militar. Aprovecharé para preguntarle acerca de cómo contempla el gobierno las relaciones UE-Rusia, la política de sanciones y el expansionismo de ese país.

Terminaré con el conflicto sirio y el de Aleppo en particular que ha llevado a esa bella ciudad a convertirla en un conjunto de cascotes. Europa y España han quedado una vez más ausentes en ese escenario de conflicto. Me pregunto si hemos hecho algo y si no podríamos haber hecho más. Engarzando con lo que decía antes, Europa debería contar con instrumentos más poderosos para ponerlos al servicio de la humanidad. No en vano, en el ADN europeo, en nuestras señas de identidad están los valores, los DDHH, la lucha contra la barbarie que se encuentra en todas las guerras.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Felicitación de aniversario: «Brindemos por el aninversario de Diario 16»

Aportación publicada en Diario 16, el día 7 de diciembre de 2016

Diario 16 cumple su aniversario como el diario de la segunda transición. Y ese es un logro muy potente, porque compromete su propósito con el objetivo de otros muchos entre los que yo mismo me encuentro. La segunda transición llama necesariamente a conseguir la regeneración de la democracia española y aunque señala los esfuerzos de quienes hicieron posible la primera, exige de los ciudadanos y los políticos españoles el esfuerzo y la determinación por hacer posible esta segunda. No será fácil, a la primera transición concurrieron casi todos, con la excepción de los nostálgicos y los extremistas a los que se unieron los terroristas para arrojarnos sobre nuestros rostros lo peor de nuestra historia.
Para la segunda hay menos fuerzas comprometidas a su consecución y hay más dispuestas a mantener quieto el statu quo actual. El mismo día 6 de diciembre, el presidente del Gobierno llamaba a la prevención ante la reforma de la Constitución, animado por el mal resultado de Renzi el pasado domingo.
Será difícil pero no menos necesario.
Pero brindemos por el aniversario de Diario16 y por la oportunidad de ese espacio de libertad, de respeto y de progreso que nos brinda.

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