martes, 14 de mayo de 2013

Algo se mueve en Guinea Ecuatorial

Severo Moto, presidente del gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial

Tengo la sensación de que el por tantas décadas negro y yermo panorama político guineano comienza a visualizar en su horizonte ciertas posibilidades de cambio (y no digo que posibilidades ciertas, porque no existe certidumbre alguna en la voluntad de cambio del dictador Obiang Nguema, sino al contrario). Y es que, décadas después de ejercer un poder omnipresente, totalitario y confiscador de las riquezas de su país, Obiang parece tener una determinada necesidad de legitimarse. 

Cosa difícil esa de la legitimación del los dictadores, pues lo único que les ofrece credibilidad es su retirada del poder, ya que la muerte es siempre otra cosa: la muerte no legitima a nadie, con independencia de que pueda hacer buenos a los que siempre fueran perversos.

Obiang llamó al embajador norteamericano para decirle que estaba pensando que las elecciones generales, a celebrar este mismo mes de mayo, quería que fueran unas elecciones «limpias» y que le gustaría que ese proceso fuera auditado por el gobierno de los EEUU. Quizás llevado por la tradicional ingenuidad de los norteamericanos, quizás porque quería oír semejante información, el embajador se puso en contacto con una fundación americana —pagada por el contribuyente de su país— para advertirle de la posibilidad de acudir, en calidad de observadores internacionales, a ese proceso electoral. 

Y no contento con eso, llamaría a los embajadores de países presuntamente interesados en el asunto —entre ellos, el de España— para que dieran su opinión al respecto. Parece claro que la misma fue que ese proceso electoral estaba viciado desde el principio y que por lo tanto no tendrían ninguna intención de enviar observadores de ningún tipo.

Entretanto, después de un proceso judicial repleto de falsedades y trampas, Severo Moto resultaría liberado de sus cargos y su pasaporte devuelto hace ahora solo 10 días. Eso le permitirá viajar a cualquier parte del mundo, incluido su propio país.

Ahora Obiang puede optar por la prisión o la eliminación de su rival, o por la admisión de que cualquier proceso democrático posterior al ahora convocado que sea cierto, deberá pasar por su reconocimiento y el del partido que preside Moto. Los dos primeros supuestos llevarían al dictador a clausurar su régimen en un estado de degradación que no por producido ya sería menos sanguinario, o recibirle, admitiendo que su figura y su legado puedan contribuir al desarrollo futuro de Guinea Ecuatorial en paz y en libertad.  

Ese futuro de su país, y el del propio Obiang, dependerá de su gesto de ahora. Si bien, el destino de los pueblos depende de los pueblos mismos, y se abrirá paso, quiéranlo o no sus dictadores del presente. Y será un futuro en libertad, porque la resistencia de Severo Moto, ese hombre bueno donde los haya, le llevará sin lugar a dudas a la victoria final, que será la de unas elecciones libres de las que surja un régimen democrático, quienquiera que sea quien lo protagonice.

2 comentarios:

  1. El poder produce tanto placer en los dictadores que es difícil que Obiang pretenda de momento establecer un régimen Democrático, pienso que sólo pretende un lavado de imagen, ¿acaso todos los que están protegidos con su paragüas van a renunciar a su puesto tan fácilmente?.
    Hombres buenos como Moto son necesarios y ojalá Guinea consiga su libertad.

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  2. Lamentablemente, los sucesos vividos ayer en ese país nos vuelven a dar la razón.

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