lunes, 26 de febrero de 2018

Una parte del cielo... (Relato de un viaje, Palestina. Enero de 2018) Conclusión

Una valoración final

Hasta aquí he procurado relatar —de la manera más objetiva posible— el desarrollo de 8 días de estancia en esos antiguos lugares donde se entrecruzan el conflicto, la historia, las religiones... y las las gentes, que procuran adaptar su vida a unas condiciones que son muy diferentes para unos que para los otros.

He relatado lo que he visto. Y he visto una parte del conflicto; ni siquiera la más dura, la más triste, la que viven en Gaza sus ciudadanos atrapados por el bloqueo.

Pero no he hablado con ningún israelí (más allá del soldado de la organización Breaking the Silence, ni del diputado israelo-palestino con escaño en la Knesset). En todo caso no eran ellos nuestros anfitriones ni ese el objetivo de nuestro viaje.

Faltan por lo tanto al análisis de lo que ocurre en Palestina las opiniones de la otra parte, la israelí. Pero podría reconstruir, con la ayuda de mis conversaciones con los españoles que viven allí (periodistas, diplomáticos, cooperantes...) una cierta aproximación a la realidad.

Palestina vive una situación de ocupación por parte de Israel. Cisjordania se encuentra dividida en tres áreas, la primera —área A—, constituye el 18 % de su territorio, aunque de control palestino, recibe permanentes incursiones israelíes para el arresto de personas; el area B, supone el 21 % y está compartida entre palestinos e israelíes; el area C, de control israelí, se extiende en un 60 % del territorio, incluye a los asentamientos (unos 600 000 habitantes) y su zona de seguridad así como el Muro y zonas adyacentes. Esa división no está cerrada e Israel amplia permanentemente su política de asentamientos y sus zonas de seguridad colindantes.

Jerusalén, capital pretendida tanto por Israel como por Palestina, resultaría anexionada por este primer país como consecuencia de la Guerra de los 6 días de 1967.

Desde 2006, cuando los radicales de Hamas ganaron las elecciones, Israel abandonó la Franja de Gaza y la sometió a un bloqueo que persiste desde entonces y en el que también participa Egipto. Además de ello, debemos tomar en cuenta las diversas incursiones militares, como la de “plomo fundido” de 2008, la de “pilar defensivo” de 2012 o la de “margen protector” de 2014. Causarían la muerte de 2.300 gazatíes —el 70 % civiles— respecto de unos 70 muertos israelíes, de los que 5 eran civiles.

La Franja vive una situación desesperada, inhabitable para 2020, según la ONU, incluso antes de esta fecha.

Como potencia ocupante —y de acuerdo con la Cuarta Convención de Ginebra—, Israel tiene el deber de respetar los derechos familiares y las convicciones y prácticas religiosas de los habitantes. Pero también debe garantizar el suministro de víveres y medicinas, instalaciones y servicios médicos y hospitalarios a esa población (tarea que en lugar de asumirla la potencia ocupante está siendo gestionada por la cooperación internacional).

Cisjordanos y gazatíes viven alternativamente la ocupación o el bloqueo, pero no con eso acaban sus problemas. Los primeros padecen también de la administración corrupta de una gerontocracia cuya media de edad (según nuestros interlocutores universitarios) se sitúa en los 75 años. Una clase política instalada y subvencionada por la ayuda internacional, en buena parte para evitar una posible contaminación radical procedente de Hamás. Y estos últimos, los gazatíes, viven sometidos a una teocracia fundamentalista que produce en sus vidas un segundo asedio que sumar al israelí.

Doce años han pasado desde 2006, doce años sin elecciones y sin tener que afrontar la tensión democrática de la dación de cuentas a los electores y la renovación de sus mandatos. Gerontocracia y teocracia subsisten entonces sin que los ciudadanos palestinos puedan hacer oír su voz.

Dos son las soluciones que se apuntan al conflicto: la de los dos Estados con arreglo a las fronteras de 1967 -por la que no trabajan precisamente los israelíes- y la de un solo Estado con derechos iguales para todos sus ciudadanos (que tampoco gusta a éstos, dada la mayor población palestina y aún más si contáramos con el regreso de los exiliados, casi ocho millones de personas). Queda sólo la no-solución de un Estado, dos sistemas, que consolida la expansión del apartheid.

Y una pregunta surge de manera inevitable. ¿Quieren de verdad el acuerdo con Israel los dirigentes palestinos? No tengo ninguna duda de que lo pretenden, aunque también creo que para muchos de ellos ese posible pacto devendría en un problema. Inmediatamente tendrían todos ellos —cisjordanos y gazatíes— que devolver su capacidad de decisión a su pueblo y, muy posiblemente, emprender su camino de retirada para que el futuro de su país sea asumido por una nueva generación.

Entretanto sus proclamas -sinceras probablemente- suenan a una cacofonía no siempre convincente. A la manera de los propagandistas de otros tiempos, repiten una y mil veces un discurso -como ha quedado relatado en estas páginas- que puede sonar a hueco cuando no es capaz de sustentarse en una capacidad real de reacción. Y así, plantar cara a los Estados Unidos o exigir a la Unión Europea que actúe no dejan de ser sino actitudes que más que de valentía se nos podrían antojar de baladronada.

Y, sin embargo, el ocupante es Israel, que no cumple sus obligaciones de tal y persiste en su política de anexión de territorios y expulsión de sus habitantes; Trump está sesgado hacia esa parte del conflicto y lo agudiza al anunciar su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel; el Cuarteto (EEUU, UE, Rusia y la ONU) no avanza propuestas operativas; la Unión Europea no es capaz de intervenir de una manera activa en la solución del conflicto, sus decisiones en el ámbito de la política exterior requieren de unanimidad y éste es un asunto que divide más que une a los Estados miembros.

Y como compensación ante la ausencia de iniciativa política, surge el paliativo de la ayuda humanitaria. No somos capaces de resolver el conflicto, pero siempre podremos lavar nuestra responsabilidad en los manantiales de la caridad.

Una suerte de maldición bíblica se cierne sobre esos territorios, reivindicados y ocupados por diversos Estados, pueblos y civilizaciones durante su larguísima historia. Una maldición de la que nadie sabe por dónde vendrá su cura.

domingo, 25 de febrero de 2018

Una parte del cielo... (Relato de un viaje, Palestina. Enero de 2018) 8/8

Viernes, 19 de enero

Es el último día de nuestra estancia en Palestina. Después de organizar nuestro equipaje nos dirigimos hacia Jericó. El bus se detiene unos minutos para esperar a nuestro guía palestino y lo hace junto a un cartel israelí que es una advertencia a su población acerca de la peligrosidad del área A.


El cartel
Jericó está situada bajo el nivel del mar, lo que justifica una parada del autobús y las oportunas fotografías.

La foto al nivel del mar
Con Saeb Erikat

Ya en la ciudad, nos encontraremos con el diplomático Saeb Erikat, Secretario General de la OLP desde 2015. Negociador de los acuerdos de Oslo, hizo un paréntesis en su puesto dirigente como protesta ante las autoridades palestinas. Entre sus mayores éxitos está la admisión de Palestina como Estado observador no miembro en la ONU y su ingreso en el Tribunal Penal Internacional y en la UNESCO.

Erikat se refiere al momento de crisis que atraviesa el conflicto como consecuencia de la decisión de Trump. El incumplimiento del Derecho Internacional y la obtención de lo que se pretende por la fuerza. También nos habla de la situación de los refugiados y de su emigración a Europa.

Para él resulta imprescindible la estabilidad. Nos repite la propuesta palestina: reconocimiento del Estado de Israel, establecimiento de un Estado palestino en un 22% del territorio que fuera suyo... Repite también la necesidad de que los Estados europeos reconozcan al Estado palestino. También nos habla de la implicación de empresas españolas en la situación que vive Palestina.

Nos explica también que es necesario que se celebren elecciones en Palestina. Y nos cuenta de la presencia real de las mujeres en las instituciones de su país, que llega a un 30%.

No tienen grandes expectativas acerca de la reunión que mantendrá Abbas con los ministros de Exteriores de la UE la siguiente semana. Y añade que si no hay solución de dos Estados caben dos posibilidades: el mantenimiento del sistema actual (un Estado, dos sistemas), que no es aceptado por los palestinos, o un solo Estado con igualdad de derechos (que no es aceptada por los israelíes).

A pregunta de Carmen Quintanilla, se refiere a los errores cometidos por ellos mismos: la corrupción, la división del territorio, la fragmentación entre los partidos... en el fondo, ellos son como cualquiera, gente normal, asegura.

El Valle del Jordán

Nuestra última parada es el Valle del Jordán, que se extiende desde el mar de Galilea hasta el Mar Muerto, donde desemboca el río del mismo nombre. Es área C.

A través de unos teleféricos ascendemos a la iglesia ortodoxa de San Juan Evangelista, lugar en el que según la tradición Cristo venció a las tentaciones del diablo. Las vistas son impresionantes.

Almorzamos al aire libre (la temperatura es excelente en invierno, en verano insufrible).

Con alguna precipitación tomamos el autobús con destino final al aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv. El check-point cercano a nuestro punto de salida constituye nuestro primer trastorno: la policía israelí para a nuestro autobús, pero la situación la salva el diputado Antonio Gutiérrez-Limones con su conocida eficacia.

Problemas en el aeropuerto

Conjurada la primera dificultad nos encaramos con la segunda: el control de seguridad del aeropuerto. Las bolsas con las que nuestro buen amigo Ibrahim nos ha obsequiado amenazan en convertirse algo así como un regalo-trampa. Los diplomáticos españoles procuran sin éxito conjurar el exceso de celo de la policía. Y es que ésta se muestra en extremo rigurosa. Después de una entrevista personal a cada uno de los diputados en la que se nos inquiere acerca del contenido y motivo de los presentes, pasamos a la facturación de los equipajes. Pero no con eso han concluido los problemas, el interior de las bolsas debe pasar un nuevo control exhaustivo por si pudieran integrar materiales contaminantes o peligrosos. Pero lo hacemos con tranquilidad, relativa: una vez facturadas las maletas el avión deberá esperar... salvo opinión en contrario de los agentes israelíes. Pero no la hay, parece que sólo pretendían que nos sintiéramos incómodos. Y lo cierto es que lo consiguieron,

El avión de Iberia aterriza puntual en Barajas. Recogemos las maletas -No todos- y nos despedimos hasta que la Presidenta del Congreso nos requiera para nuestras tareas parlamentarias. Una intensa semana de 8 días ha concluido.

El regreso a España me hace pensar que, con todos sus problemas siempre resulta grato volver a tu país, donde la normalidad democrática triunfa siempre sobre su contrario.

[PRÓXIMA ENTRADA: VALORACIÓN FINAL]


sábado, 24 de febrero de 2018

Una parte del cielo... (Relato de un viaje, Palestina. Enero de 2018) 7/8

Jueves, 18 de enero

Un artículo que lleva por título “La gauche caviar”, referido a nuestro viaje y escrito por el presidente de la Asociación de Amigos de Israel en España, Juan De la Torre, en La Razón, molesta a los componentes situados más a la izquierda de nuestra delegación. Dicen no mostrarse disgustados, pero su expresión pone de manifiesto lo contrario.

La comitiva nos conduce esta mañana a Hebrón. La ciudad mas antigua del mundo ¿lo será más Sebastian?). Se remonta nada menos que a 3500 años antes de Cristo. Su población es árabe, de origen cananeo.

Allí falleció el profeta Abraham (Ibrahim en árabe), padre de todos los profetas y ejemplo de fe para el judaísmo, el islamismo y el cristianismo.

En 1948 Israel tomó gran parte de la ciudad. Desde 1967 su ocupación es total y en las décadas de los ‘80 y ‘90 se incrementa la construcción de colonias dentro de la ciudad. Junto a Jerusalén es la única ciudad de Palestina con colonos viviendo dentro de ella.

Hebrón formaría parte de los acuerdos de Oslo. Está dividida en zonas: H-1 para los palestinos (un 80 % de la ciudad), H-2 para los israelíes. En la ciudad hay 50 000 colonos y 5000 soldados que los protegen. Los israelíes piden votar en las elecciones a la Knesset, lo que no pueden hacer los palestinos.

Pero en muchos casos los palestinos deben evitar las calles centrales y entran en sus casas por la puerta de atrás. Y los diputados del Congreso hacemos el recorrido que los ciudadanos palestinos realizan habitualmente, por entre tierras embarrados, arriscadas piedras y promontorios que ascender y descender.

La Tumba de los Patriarcas, la mezquita Me-arat -que no visitaremos-, la de Abraham. Nos cuentan que en el año 1994, un médico colono entró en ella y mató a 29 personas. Como consecuencia se impuso un toque de queda a los palestinos. Y se dividió la mezquita: 2/3 para los judíos, 1/3 para los palestinos.

Breaking the Silence en Hebrón

Nuestra entrevista se añade también el testimonio de un soldado israelí perteneciente a la organización Breaking The Silence, que yo había conocido ya en dos ocasiones como diputado en el Parlamento Europeo.

La ONG se basa en experiencias individuales de soldados israelíes constreñidos a reprimir a la población palestina, basada en órdenes relativas a seguridad del Estado, cuando es precisamente esa seguridad la que no está en cuestión -nos dice nuestro interlocutor .

Sus relatos son siempre espeluznantes y les han llevado a ser denostados por el conjunto de la clase política israelí que no está dispuesta a atender su opinión, incluidos los partidos centristas.

Nuestro interlocutor nos dice que más de un millón de israelíes proceden de Rusia y son de extrema derecha.

La comitiva se dirige ahora a las calles de Hebrón, con sus casas de piedra de techo aplanado y sus viejos bazares, acompañada por un palestino local que nos ofrece una especie de mitin político. Él vive en Hebrón y no puede transitar por ese espacio cerrado por el ejército israelí. Los soldados que luego nos pedirán nuestros pasaportes, escuchan su proclama un tanto desconcertados.

Un grupo de ultra-ortodoxos judíos de origen estadounidenses se despliega por la ciudad. Xavier Abu Eid nos dice que esos ortodoxos no están de acuerdo con el apartheid israelí y nos advierte que el hebroniano que desaparece, tragado por los vericuetos por los que pueden transitar los locales, es más que probable que sufrirá pena de prisión: tiene varios procesos judiciales por delante.

Recorremos las calles, entramos en un zoco de la ciudad en el que podremos observar la producción artesanal de objetos de cristal, que algunos se llevan como recuerdo de la visita.

Junto al Muro, en Belén
Próximo objetivo: Belén

Nos dirigimos hacia Belén, aunque en el recorrido paramos en un promontorio que nos permite divisar la ciudad en perspectiva. Allí vemos las carreteras sólo aptas para israelíes y nos explican las difíciles condiciones de su población.
(En la Basílica de la Natividad).

Belén está en efecto rodeada por murallas y check-points que impiden el libre tránsito de sus habitantes y limitan sus intercambios comerciales, todo lo cual ha perjudicado al turismo.

Nuestro interlocutor es el palestino-español Fayed Saqa, nacido en esa ciudad. Está casado con una española -bilbaina por más señas- y medió en el año 1990 en la liberación de 15 ciudadanos españoles retenidos en Irak por Saddam Hussein. Saqa es ahora diputado de Al Fatah.

Se une al encuentro el diputado palestino en la Knesset, Ahmad Tibi, líder del Movimiento Arabe por el Cambio y diputado desde el año 1999. Es ginecólogo formado en la universidad de Jerusalén.

A pesar de sus controvertidas opiniones en el parlamento israelí para sus adversarios, Tibi pronunció un valorado discurso en la Knesset en conmemoración del Día del Holocausto en 2010. Yair Lapid diría que podría haber sido el mejor discurso pronunciado en esa cámara.

Almorzamos en un encuentro largo y comunicativo que se prolonga casi hasta el anochecer, que siempre resulta temprano en Palestina. Pero aún disponemos de tiempo para alguna fotografía junto al Muro, en el que el Papa Francisco rezó el 25 de mayo de 2014, en una parada no programada, pidiendo la paz a ambos lados del cemento que separa las dos partes.



Ya ha anochecido cuando la comitiva llega a la Basílica de la Natividad, construida sobre el portal de Belén, cuya primera edificación data del siglo IV después de Cristo, por orden del emperador Constantino. Está compartida por los ortodoxos griegos, los apostólicos armenios y los católicos.

Realizada la visita aún nos queda un tiempo para adquirir algún recuerdo.

viernes, 23 de febrero de 2018

Una parte del cielo... (Relato de un viaje, Palestina. Enero de 2018) 6/8

Miércoles, 17 de enero

El autobús nos conduce a la universidad Birzeit, donde nos recibe el asistente del Rector.

Se trata de la primera universidad palestina. Existe desde 1972. Antes era un colegio universitario de tamaño mediano, pero una vez que se producía la ocupación vieron la necesidad de convertirlo en universidad.


En la universidad, con los profesores
Es una universidad nueva que podría ser reconocida por las universidades árabes ya que además es la numero uno en Palestina. Cuentan con muchos programas de intercambio (Barcelona, Deusto...). Tienen muchos problemas y retos debido a la ocupación, nos dicen. Echaron del país a su Rector, encarcelaron a estudiantes, hubo muertos y heridos, la universidad fue cerrada 14 veces (una de ellas varios años). Tuvieron que llevar a los alumnos a las mezquitas. Cerraron los accesos que llevaban a la universidad. Debían caminar por 2 kilómetros para llegar. En ocasiones, las fuerzas de seguridad israelíes entraban por la noche.

Tienen problemas con los alumnos extranjeros a causa de los visados. Israel les da tres meses, lo que les obliga a salir y regresar.

Hay 15 profesores de origen palestino a quienes las autoridades israelíes no les conceden visado. También los alumnos gazatíes se ven impedidos de estudiar en ella (de los 13.000 alumnos que tienen sólo 2 ó 3 proceden de la Franja).

Las relaciones que mantienen con las universidades españolas son buenas. A nivel UE también participan en el programa Erasmus y con programas académicos con alumnos y profesores. Nos citan más casos de universidades partners: Granada, Málaga, Cantabria, Huesca. Sevilla, Madrid...

Dos profesores españoles (financiados por Argentine y Madrid) les ayudan a la enseñanza en español. Quieren abrir más clases y para ello necesitan más profesores. Están intentando crear un marco de colaboración con el Instituto Cervantes.

Aparece un punto de autocrítica respecto del sistema, la universidad no podría representar otra cosa, los dirigentes palestinos (nos dicen) son muy viejos; tienen una media de edad de 75 años y las propuestas que han presentado han fracasado. Los jóvenes exigen respuestas y hay que dejarles la responsabilidad.

Alguno de nuestros interlocutores dicen no tener ninguna confianza en la solución de los dos Estados con arreglo a las fronteras del ‘67. Más bien -dicen- se trata de recuperar la dignidad. Ellos pagan el doble de los impuestos y no reciben servicios. Un Estado palestino dados los asentamientos que circundan Jerusalén es imposible.

“Una parte del cielo”

La siguiente reunión universitaria se celebra con la representación estudiantil de la universidad. Están presentes un representante de Al Fatah, del Partido Comunista de Palestina y del Frente Popular. Otros líderes estudiantiles se van incorporando a la reunión,

El discurso del primero reconozco que me impacta. El título de este relato recoge su expresión: “Cuando imagino a un país en el que no exista la ocupación creo que eso se parece a vivir en una parte del cielo...”, afirma. Ellos nunca han vivido una situación normal, de modo que no pueden compararse con ninguna otra. ¿Cómo podrá ser una vida sin ocupación? Y se pregunta a continuación, ¿cómo vivir la vida con miedo?, ¿desde el odio, agregaría yo?

El discurso israelí -añade- es muy claro: los mayores van a morir, los jóvenes van a olvidar. Pero ellos no van a olvidar, no van a olvidar el derecho al retorno, el derecho a la lucha.

No piensan en el futuro como una situación lejana que conseguir, sólo en el presente, en la pregunta: ¿llegaré hoy vivo a casa?

Hay veces en las que la crónica no puede continuar. Levanto el bolígrafo del papel, ya no queda mucho más que anotar.
Con los estudiantes
Mohamed Shteyed

Pero la visita continúa y con ella el relato. El microbús nos conduce a una reunión con Mohamed Shteyed, que fuera ministro de Vivienda y Reconstrucción de la ANP.

Este responsable político nos refiere una anécdota. En 1999 estuvo en Madrid, en la Conferencia de Paz. Tomó un taxi y al conocer el conductor que era palestino no le cobró. Madrid huele como las rosas (dice en exaltado tono poético, quizás no haya tenido la oportunidad de respirar el aire cargado de alquitrán y contaminantes que ahoga la ciudad).

Nos refiere luego la reunión que tuvieron en Madrid. El peligro y la oportunidad. Y de cómo obtener una oportunidad de la crisis. Nos dice que quieren la paz porque están en la ocupación. Quieren el acuerdo. Si tienen una buena oferta la aceptarán. Pero no hay oferta ni tampoco mesa de negociación.

La Autoridad Nacional Palestina tiene una “I” que habla de interinidad -dice-. Una interinidad que será sustituida por la independencia.

Mahmoud Abbas le dijo a Netanyahu, “hablemos de las fronteras”. Si resolvían ese problema resolverían también el de los asentamientos. Pero Netanyahu sólo quería hablar de seguridad.

Si Jerusalén se convierte en capital sólo para judíos... ¿Qué pasa con los cristianos? ¿Con los musulmanes?

Se refiere después a la congelación de la ayuda estadounidense a la UNRWA, una organización que cuenta la historia de Palestina.

Los israelíes no aceptan la solución del retorno a las fronteras de 1967. Les dicen que Jerusalén es un asunto complicado y que por lo tanto no hay que hablar de Jerusalén. Y está la población israelí en los asentamientos, 711.000 personas (516.000 según estadísticas israelíes de finales de 2011). Y también está el problema que se vive en el Valle del Jordan, que visitaremos el viernes.

Nos describe el proceso de construcción de asentamientos. Por encima de los 15.000 habitantes se establecen en municipalidades. Palestina se ha convertido en una especie de queso de gruyère, en el que los enclaves palestinos son los agujeros. Y es una política de Netanyahu, pero también de otros políticos supuestamente más moderados, como es el caso de la ex-ministra Tzipi Livni, que se supone que es de centro.

¿Hacia dónde ir? -se pregunta nuestro interlocutor para describir las alternativas que se presentan por delante:

Es importante -señala- acabar con la división entre los palestinos. También la convocatoria de elecciones (esperan que Israel les permita hacerlas).

Carecen de socio, de mediador. Necesitan términos claros de referencia y lo cierto es que cada una de las partes lee un libreto diferente. También ocurre así con los diversos presidentes de los EEUU, cada uno dispone de referencias diferentes. Es preciso construir la confianza y adoptar medidas en este sentido. No se puede construir un asentamiento en la mitad de unas negociaciones-pone como ejemplo-. Buenas intenciones y un mediador honesto, lo que no es el caso de los Estados Unidos.

Es preciso que exista una Conferencia Internacional en la que estén presentes Europa, China, Rusia. No EEUU, insiste, que es un aliado estratégico de Israel. Nos pide que España reconozca a Palestina y se exprese con voz clara a los americanos. Y que los palestinos vivan en Palestina, que no mueran en el camino hacia otra tierra.

Israel quiere normalizar sus relaciones con otros países árabes, pero sin resolver el contencioso de Palestina. Y los refugiados, que no pueden volver.

Señala el ejemplo de la sanidad: el médico, la medicina y el paciente. El médico, los Estados Unidos; la medicina, el proceso de paz; el paciente, Palestina. Es posible cambiar de médico y modificar la medicación, pero no al paciente, que se está deteriorando día a día.

Shaawan Jabareen

La ronda de entrevistas nos lleva luego a un encuentro durante el almuerzo con Shaawan Jabareen, de Al-Haq, que es la institución de DDHH más antigua y conocida de Cisjordania y reconocida y respetada por ONG tales como Amnistía Internacional y Human Right Watch. Jabareen, activista para unos, terrorista según otros, ha recibido varios premios Internacionales.

Al Haq podría traducirse por “lo que es justo” y es una organización que se ocupa de las violaciones de los DDHH en Palestina, pero también en todo el Oriente Medio.

Le inquieta el problema del agua. Dice que en Ramallah sólo llega el agua dos veces a la semana. Y eso que allí llueve más que en Londres.
En el almuerzo, con Shaawan Jabareen
Barghoti

Pasamos después a reunirnos con Mustafá Barghoti, médico, político y activista palestino, nacido en Jerusalén y que estudió en la entonces Unión Soviética.

Nos explica que el problema de Palestina da comienzo con la Declaración Balfour, a raíz de la cual las Naciones Unidas crearon la solución de los dos Estados. Palestina tenía entonces el 45% del territorio, en 1967 esa superficie se había reducido al 22%. En el año 2000 a un 18%. Camp David, en 2005, la había dejado estrechada a un 11%, cuando Sharon llegó al poder.

Netanyahu se está refiriendo a esta última solución, que de facto equivale a un solo Estado con apartheid.
Con Barghoti
Ahora más del 60% del territorio palestino está bajo el control de Israel. Y la segregación afecta a aceras, autobuses, carreteras restaurantes... El ministro de Justicia sudafricano, cuando se le comparó la segregación palestina con la de su país dijo que aquélla era peor, que a ellos no les confiscaban las tierras.

Barghoti vuelve a otro de los asuntos recurrentes de nuestro viaje, el agua. En Gaza, el 90% del agua tiene sal o está polucionada. Los palestinos pagan el doble por el agua y la electricidad que los israelíes

Y se refiere a la construcción del Muro, que dio comienzo en el año 2000. Y a la resistencia pacífica que como respuesta ofrecieron los palestinos. Nos habla de la utilización de gas lacrimógeno y al grado de concentración que tiene éste; al uso de perros para disolver manifestaciones (prohibido por la legislación internacional)... La vida -asegura- es un acto de resistencia.

¿Por qué no se sanciona a Israel?, se pregunta finalmente.

Con la cooperación española

De regreso a Jerusalén, y toda vez que nuestro previsto encuentro con el Presidente Abbas se ha cancelado por su viaje a Egipto y la imposibilidad de casar una reunión con el Primer Ministro, nos vemos con los cooperantes españoles,

Nos refieren sus agendas más significativas: la infraestructura del agua, la promoción social, el desarrollo rural. Médicos del Mundo trabaja en Jerusalén, Jericó o Gaza. La salud y la protección de las comunidades beduinas. La seguridad alimentaria. Asistencia legal para defensores de DDHH. Trabajo respecto de la identidad palestina en Jerusalén. Género (señalan lo patriarcal que es la sociedad palestina), niños. La Cruz Roja apoya a la Media Luna Roja.

Nos dicen que para la resistencia palestina había que mantener la tradición y, con ella, el patriarcado. Pero están aceptando que deben cambiar en esa concepción,

Nos refieren también el ámbito legal de su actividad, derivado de los procesos judiciales que sólo se celebran en hebreo. También nos hablan de los procesos que llevan a cabo respecto de las demoliciones de edificios, que apenas sirven para ganar tiempo ya que muchos jueces viven en asentamientos. La lucha legal es importante, aseguran otros interlocutores: han conseguido parar algunas demoliciones, aunque reconocen que el ritmo de destrucción de edificios es muy superior a su eficacia en detenerlo. Otro de sus ámbitos de actuación se extiende a la agricultura sostenible y al desarrollo rural.

Nos cuentan que el presupuesto para ayuda humanitaria se ha visto reducido de los 3,3 millones de que disponían a 2,7 millones. Y que en este ámbito han desaparecido las subvenciones del Estado.

Describen la situación de Palestina como un conflicto político que tiene consecuencias humanitarias, caracterizan al gobierno de Netanyahu como el más radical de la historia. Se refieren a su política de asentamientos y a las propuestas legales para anexionarlos a Israel (Ley de Regularización de Tierras, que legaliza asentamientos y out-post, que son anteriores a los asentamientos). También al trato legal que reciben por parte de ese gobierno (la Ley para la Transparencia de las ONG).

El status quo no es tal, no es una foto-fija, los israelíes avanzan. A través de los diversos corredores, los israelíes van dividiendo el territorio de Palestina, reduciendo así el tamaño del Estado restante.

Nos dicen que la Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE, Federica Mogherini, está replanteando la estrategia a seguir en el area C, que es una división administrativa de Cisjordania aprobada por los segundos acuerdos de Oslo y que constituye aproximadamente el 61% del territorio de Cisjordania. Se trata de un ámbito de administración compartida entre israelíes y palestinos. La autoridad israelí (que otorga los permisos de construcción) lo hace de forma aleatoria y discriminatoria, hasta el punto de que sólo concede un 1% de lo solicitado. La UE sólo presta ayuda humanitaria en este área.

Se refieren también al aeropuerto de Gaza, construido con financiación española y que fue destruido. Al deterioro de la situación en la Franja desde 2006, cuando Hamás ganó las elecciones. Y a la restricción de movimientos que se produce en ese territorio (se da el caso de que conceden permiso a un menor para recibir tratamiento médico, pero se prohíbe que le acompañe nadie). En el año 2000 salieron 26.000 personas de Gaza, este último año sólo lo han hecho 400.

Y sus ciudadanos están hartos. Hamás es una teocracia, la ANP ha desconectado de ellos. El 80% vive de la ayuda. Su problema viene también de los egipcios, que mantienen cerrado el paso de Rafah. En la Franja -nos cuentas- hay una estructura funcionaríal paralela (36.000 funcionarios son de Hamas y 40.000 lo son de la ANP). Y a los primeros se les ha anunciado que les bajarán el sueldo un 30%.

Se evocan los bombardeos israelíes producidos sobre objetivos civiles palestinos o humanitarios, como establecimientos de la UNRWA o ambulancias de la Media Luna Roja...

El sistema judicial civil -u ordinario- se aplica a los israelíes, en tanto que el militar corresponde a los palestinos. Las ONG le están haciendo el trabajo a Israel; en realidad están financiando la ocupación, porque Israel no paga por los destrozos que produce su acción.

El planteamiento de la solución israelí al conflicto pasaría por un Estado Palestino-Jordano en lo que ahora son las áreas A y B, el area C para Egipto y Jerusalén para Israel (incluyendo los asentamientos). Eso lo firmarían ya. Entretanto su política está clara: anexión de los territorios y expulsión de las personas.

En Jerusalén -nos dicen- se convive -o malvive- con el ocupante.

Afirman que también ellos tienen problemas con los visados.

En las áreas cercanas a los asentamientos, la poligamia crece del 4% al 40%. Las mujeres trabajan en el servicio doméstico de los asentamientos y eso supone a las familias multiplicar sus ingresos.

jueves, 22 de febrero de 2018

Una parte del cielo... (Relato de un viaje. Palestina. Enero de 2018) 5/8

Martes, 16 de enero

Nuestro amabilísimo acompañante Ibrahim nos despide de nuevo una vez que hemos terminado nuestra estancia en el hotel de Ramallahy nos dirigimos hacia Jerusalén: a pesar de haber nacido en esa ciudad histórica, los israelíes no le permiten acceder a ella.

Según el panfleto que nos entregan, Jerusalén ha sido siempre el corazón político, administrativo y espiritual de Palestina debido a su historia, centralidad geográfica, vitalidad comercial y la riqueza de su herencia religiosa y cultural.

Una calle del Jerusalén antiguo
Durante siglos se crearon diversas instituciones en esa ciudad. En el. periodo otomano se constituyó su municipalidad en 1863. Después de 1948 algunas de sus instituciones tuvieron que desplazarse de sus oficinas desde la parte Oeste de la ciudad a la Este. Una vez ocupada el resto de Jerusalén en 1967 algunas instituciones se vieron forzadas a cerrar.

Sólo unas semanas después, Israel incrementaba de manera unilateral las limites de Jerusalén, que pasarían de 6’5 km2 a 72. En toda la zona este país aplicaría sus propias leyes y su administración, así como políticas de judeización. Políticas que son contrarias a la solución de los dos Estados.que prevén que Jerusalén sea capital del Estado de Palestina.

Pasamos el check-point que separa la ciudad de la zona palestina sin inconvenientes y el microbús nos deposita junto a la Puerta de Damasco de la ciudad vieja, construida en 1542 bajo el imperio otomano en época del gobierno de Suleiman el Magnífico. Por ella se accede al mercado árabe.

Interior de la Iglesia del Santo Sepulcro
Descendemos las escalinatas hacia la puerta y nos dejamos envolver por la magia de la que me parece sin lugar a dudas la ciudad más maravillosa que conozco. La iglesia del Santo Sepulcro, la Explanada de las tres Mezquitas (custodiada por soldados israelíes) o el Hospicio Austriaco, donde pudimos observar una bella visión de la ciudad antigua... Los edificios y su inconfundible color terroso, sus escalones que subir y que bajar en un incesante tumulto de turistas, tiendas,, judíos jaredíes (ultraortodoxos) que dirigen sus pasos hacia el Muro de las Lamentaciones...

El almuerzo lo hacemos en un establecimiento palestino de la Ciudad Vieja y la comitiva se dispersa en grupos hasta que llega la hora de regresar al hotel donde han quedado nuestros equipajes y en el que deberemos registrarnos antes de atender a los medios de comunicación españoles con quienes haremos una valoración de nuestras respectivas experiencias.

En la Explanada de las Tres Mezquitas. De izquierda a derecha, los diputados del PP, Diego Movellán, Raquel Alonso y Carmen Quintanilla
Se trata de una voz coral en la que apenas existen similitudes entre los diferentes componentes del grupo. Junto a quienes exigen el reconocimiento unilateral por parte de España del Estado de Palestina, los hay quienes consideran que nuestro gobierno está haciendo lo que debe y quien dice que la UE debería tomarse en serio el problema, como es mi caso.

Digo que Estados Unidos está actuando de una manera que perjudica a su función de potencia mediadora en el conflicto porque una de las partes (Palestina) considera que su posición se encuentra claramente sesgada en favor de la otra. Añado que la Unión Europea está liderada por dos países (Alemania y Francia) y que del primero no cabe esperar que encabece una solución al problema, teniendo en cuenta su complejo colectivo de culpabilidad por el Holocausto. Solo de Francia cabría esperar algo. ¿España? Siempre a rastras de los demás, sin perfil propio y a la expectativa. Nuestro país carece de la ambición y de proyecto propio. internacional que tuvo en su tiempo.

Paisaje desde la Explanada
Una vez concluida nuestra heterogénea rueda de prensa acudimos al Consulado de España en Jerusalén que se encuentra a una reducida distancia de nuestro hotel.

Allí saludo al embajador de España en Israel y al Cónsul, Rafael Matos, con el que mantengo una charla sobre Bilbao y algunos amigos comunes. Surge el nombre de su pariente, Adolfo Careaga, con quien compartí militancia ideológica y política en el Partido Liberal. Hombre valiente y nexo de unión entre el liberalismo clásico bilbaino de Gregorio Balparda y otros y el que debería articularse ahora a través de Ciudadanos.

El vicecónsul de Jerusalén es hombre bregado en las relaciones con los actores políticos de la región. Dada nuestra reciente reunión con UNRWA le pregunto acerca de si no cree que, en una situación carente de esperanza y de perspectivas de futuro, la población joven palestina tenderá a emigrar. No será así, en su opinión. Se trata de una gente muy apegada a su tierra.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Una parte del cielo... (Relato de un viaje. Palestina. Enero de 2018) 4/8

Lunes, 15 de enero

No estaba confirmado, pero finalmente nos recibe el Ministro de Asuntos Exteriores (quizás en compensación por la imposible reunión con el Presidente y el Primer Ministro).

Ya conocía a Reyad Al-Maliki. Nuestro encuentro se produjo cuando Mahmoud Abbas mantuvo una reunión con Albert Rivera en su última visita a Madrid.

Al-Maliki reproduce (y de manera brillante) el discurso que venimos escuchando de los dirigentes palestinos con los que nos hemos entrevistado hasta ahora y con los que tendremos la oportunidad de seguir en el resto de nuestra visita. Pone de manifiesto que viven bajo la ocupación desde hace 50 años. Nos informa —aunque nos lo habían dicho ayer— que han reunido el Consejo Central de la OLP a raíz de la decisión de Trump; el mismo que había avalado la solución de los dos Estados y que se había mostrado contrario a los asentamientos en una reunión que mantuvo en Belén con el Presidente palestino.

En noviembre el Gobierno de Estados Unidos cerró su representación en Washington y congeló su ayuda a Palestina, que era de 400 millones de dólares. Luego llegaría la decisión de la capitalidad de Israel en Jerusalén y el traslado de su embajada a esta ciudad.

La cuestión palestina es un problema internacional, y como tal debe ser resuelto en la ONU. La responsabilidad ha sido cedida al cuarteto, pero Estados Unidos dejó la solución del problema en el congelador.

Son tres personas —asegura quienes tienen que tomar la decisión—, pero los tres son colonos. Estados Unidos ya no es un mediador leal, es parte del conflicto. Estados Unidos ya no puede ser mediador exclusivo. Podrían serlo los quince países del Consejo de Seguridad o los cinco permanentes u otros. También la UE puede tomar la iniciativa

El 18 de enero se celebrará una reunión árabe que analizará el asunto de Jerusalén.

Luego pasa a referirse al caso de Kosovo, tomándolo como precedente. Este país cambió el juego político, como lo ha hecho Trump. Y si la UE no reconoce a Palestina, ellos —los palestinos— perderán el interés de volver a las negociaciones.

La táctica está clara. Primero se saca a Jerusalén de las negociaciones; después harán lo mismo con el problema de los refugiados y, por último, lo harán con los asentamientos. Así ya no habrá conflicto, porque habrán desaparecido sus síntomas, porque no habrá ya problema alguno que resolver.

Es previsible —asegura— que la ANP rompa relaciones con los Estados Unidos. Ya se decidió en 1980, en Amman que se romperían relaciones con cualquier país que reconociera a Jerusalén como capital exclusiva de Israel.

Los países árabes están muy divididos y no son capaces de hacer presión. Israel lo sabe. El tiempo corre a su favor. Aceleran los asentamientos y toman otro tipo de medidas.

Cabría pensar —añade— en el concepto de un solo Estado, pero solo a condición de que cada ciudadano tenga un voto. Eso no lo quiere Israel porque pretende que sea un Estado judío. Y lo que quedará entonces es la solución de un Estado y dos sistemas.

Dos sistemas, como las carreteras para israelíes y las carreteras para palestinos,, como ocurre también con los autobuses.


Con Al-Maliki
El 60 % de la población palestina tiene menos de 30 años y necesita de un empleo (y de futuro, pienso para mis adentros).

Y les es imposible adoptar una posición de lucha abierta contra la ocupación, porque carecen de medios.

Y es que -según un panfleto que nos entregan los palestinos- éstos continúan con su lucha por la independencia a través del compromiso cívico y la resistencia no violenta. Como consecuencia de la expansión del concepto israelí de “seguridad” los palestinos pueden ser arrestados y puestos en prisión por virtualmente cualquier forma de actividad pública, constituya o no una “amenaza a la seguridad. En la práctica cualquier aspecto de la vida palestina se ve criminalizada, lo que incluye desde luego la libertad de reunión.

En lo que se refiere al uso de la tecnología (siempre de acuerdo con el panfleto) el uso de 3G o 4G en las redes palestinas está prohibido por “razones de seguridad”. Aunque la tecnología 3G se introdujo en Israel en el año 2006, los palestinos aún no pueden utilizar la tecnología 2G que dará de principios de los ‘90. Y ello a pesar de los acuerdos de Oslo que permiten a los palestinos “construir y operar sistemas de comunicación e infraestructuras separados e independientes”.

El campo de refugiados

El intergrupo toma el microbús para dirigirse hacia uno de los campos de refugiados que la UNRWA tiene a las afueras de Ramallah. “Ha llovido mucho —nos advierte el vicecónsul español en Jerusalén—. Puede haber mucho barro”.

Nos recibe su delegado en Cisjordania. Ellos son la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados en Palestina. Una población de 800.000 y de 5,000.000 en la región.

Sus servicios comprenden la educación, sanidad, servicios sociales, emergencias, alimentación... tanto en el campo de refugiados como fuera de él.

En total hay 7 campos en Cisjordania. En el que visitamos hay 15 000 personas y tiene una extensión de 1,3 kilómetros. Prácticamente contiguo al campo hay un asentamiento israelí que luego veremos. Está junto a la escuela del campo y se producen frecuentes enfrentamientos entre los colonos y los niños, por lo que nos dicen.

El desempleo en el campo alcanza el 60 %.

La UNRWA cuenta con 96 escuelas en Palestina (30 en el ámbito de Jerusalén), con tres áreas educativas. Ofrecen educación básica, pero también técnica y -mas limitada- educación superior. Algunos alumnos reciben adicionalmente cestas de comida. Ante la carencia de perspectivas de futuro, la educación les permite alguna esperanza.


Un asentamiento israelí visto desde
el colegio del campo de refugiados
En Gaza cuentan con 10.000 empleados. El bloqueo y la necesidad de autorización israelí para salir de allí supone que una enfermedad grave les conduce en muchas ocasiones a la muerte, Consideran que la situación de vulnerabilidad es mayor allí que en Siria, donde cuentan con 438.000 refugiados, 100.000 menos que antes de la guerra y donde han establecido un modelo de emergencia.

En el Líbano, un país muy pequeño, hay 1 000 000 de refugiados. En Jordania son 2 900 000, aunque este país cerró sus puertas a nuevos refugiados los que están se encuentran razonablemente bien. Son de origen gazatí. En Cisjordania la UNRWA es casi un mini-Estado por los servicios que presta,

Creada como órgano subsidiario de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 8 de diciembre de 1949, la UNRWA fue operativa desde mayo de 1950 y es uno de los programas más importantes de la ONU. La agencia ha jugado un papel esencial durante más de 60 años en la provisión de servicios esenciales del desarrollo del bienestar humano, la protección de los refugiados palestinos y la mejora de su dramática situación, hasta el arreglo del conflicto.

La definición de los refugiados palestinos es la de gente cuyo lugar normal de residencia era Palestina entre junio de 1946 y mayo de 1948, que perdieron sus hogares y medios de subsistencia como consecuencia del conflicto arabe-israelí de 1948. Los descendientes de los refugiados palestinos pueden registrarse también como refugiados.

La misión de la UNRWA es ayudar a que los refugiados palestinos consigan obtener su pleno potencial humano de desarrollo bajo las difíciles circunstancias en las que viven, de acuerdo con los estándares internacionales . Los servicios prestados por la agencia se ofrecen en la Franja de Gaza,, Cisjordania, el Valle del Jordan, Líbano y Siria.

La UNRWA cuenta con 30.000 empleados, la mayoría de la plantilla la constituyen los mismos refugiados. La agencia trabaja constantemente en el fortalecimiento de sus alianzas con un amplio espectro de socios, que incluye a empresas, individuos, ONG y fundaciones. Entre sus socios se encuentran UNICEF, la UNESCO y WHO. Entre los socios permanentes de UNRWA están Médicos Sin Fronteras, Rotary International y Save The Children.

El total de refugiados registrados por la agencia supera la cifra de 5 300 000 en el año 2017.

El principal donante de la UNRWA son los Estados Unidos. La agencia debe financiar la reconstrucción de lo destruido por las acciones de Israel.

El campo que visitamos (llamado Jalazone) está situado al norte de Ramallah y hace frontera con un asentamiento israelí ilegal, de acuerdo con el Derecho Internacional, de Beit El, situado al este. El crecimiento de su población desde que fue creado en 1949 ha conducido a la superpoblación. Según el acuerdo de Oslo, la mayor parte de este campo se encuentra bajo control palestino-israelí (Área B). La expansión sobrevenida del asentamiento israelí de Beit El ha servido de catalizador para una intensificada confrontación entre los habitantes del campo y las fuerzas de seguridad israelíes, hasta el punto de la entrada de éstas en el campo.

Los residentes de Jalazone trabajaban generalmente fuera del campo, es decir, en Israel y en los asentamientos vecinos. Pero desde la segunda intifada estas oportunidades se han visto drásticamente restringidas debido a cierres de carreteras y a restricciones de movimientos, lo que ha agravado la tasa de desempleo.

La visita posterior al campo nos recuerda las barriadas obreras que pudimos comprobar en algunas zonas industriales existentes en España a finales del régimen franquista: calles de irregular diseño, baches en la calzada y viviendas humildes. No entramos en el interior de ninguna de ellas.

La segunda intifada

En septiembre de 2000, en pleno debate sobre el futuro de Jerusalén durante la cumbre de Camp David, el entonces líder de la oposición israelí, Ariel Sharón, visitó la zona exterior del recinto de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa, con el permiso del jefe de la seguridad israelí en Cisjordania. Esta visita, interpretada como una gravísima provocación por parte de la población palestina, provocó algunos incidentes y choques entre éstos y las fuerzas de seguridad, aunque ninguno de ellos de gravedad.

No obstante, al día siguiente, durante la plegaria del viernes y con la tensión entre ambas poblaciones en aumento, cientos de jóvenes musulmanes apedrearon desde la Explanada de las Mezquitas a los fieles judíos congregados ante el Muro. La policía israelí disparó usando fuego real, matando a siete palestinos, extendiéndose los incidentes por toda la parte árabe de Jerusalén. Se ha venido sosteniendo que la Segunda Intifada se inició a raíz de estos hechos, aunque una comisión internacional realizada al efecto, la llamada Comisión Mitchell, descartó esta posibilidad, asegurando que la violencia palestina hubiese estallado de cualquier forma como producto de la negativa de Yasir Arafat de aceptar las propuestas israelíes de Camp David. En concreto, Bill Clinton y Ehud Barak, entonces primer ministro de Israel, propusieron una serie de concesiones que no fueron aceptadas por el "rais" palestino, al no contemplarse el derecho de retorno de los refugiados palestinos, derecho reconocido por la ONU en 1948 y principal motivo del nacimiento de la OLP. La negativa de Arafat provocó la reacción de la población palestina de los territorios ocupados en respuesta a la propuesta de ambos presidentes.

Con la UNRWA en Jerusalén

La jornada del día se refiere en su totalidad a la agencia, de modo que nuestro siempre amable Ibrahim nos ofrece un bocadillo con sabor a hamburguesa para el viaje.

Mantenemos la reunión y regresamos a Ramallah, pero hay a quien se le ocurre la idea de pasar el check point a pie. Alguno quizás pensara que se trataría de un trámite engorroso, pero más allá del paseo nocturno y el aire fresco de la estación no encuentro particular noticia adicional.

martes, 20 de febrero de 2018

Una parte del cielo... (Relato de un viaje. Palestina. Enero de 2018) 3/8

Domingo, 14 de enero

El día comienza con una encuesta de intención de voto publicada por El País: Ciudadanos sería el primer partido si hoy se produjeran las elecciones. Muy pronto el sondeo se convertirá en motivo recurrente para las bromas. Obtenido el gobierno, (siempre según el chiste), el Ministerio de Exteriores sería para mí -según Soraya Rodriguez- y ella repetiría en la Secretaría de Estado de Cooperación que ya asumiera con Zapatero-Moratinos.

Bromas aparte, las reuniones del día dan comienzo con la visita a la Media Luna Roja, que será una reunión coral.

Su principal responsable nos asegura que existe una buena relación con la sociedad civil y con las instituciones españolas, a la vez que hace un elogio de la posición española respecto del conflicto de Palestina.

Uno de los esfuerzos de la Media Luna palestina ha sido su incorporación a la organización de la Media Luna Roja internacional, de la que es miembro desde el año 2006, habiendo llegado al Consejo de esta. Y lo han conseguido a pesar de que no es habitual dicha condición si la entidad correspondiente no lo es de un Estado independiente.

Con este motivo nos hace un relato de la historia de su organización que existe desde la Primera Guerra Mundial. Son 50 años de vida.

Su lugar de trabajo se sitúa allá donde exista población palestina. Incluye, por lo tanto a ésta, pero también a Egipto, Líbano...

A continuación nos explican la situación de los servicios médicos. El incremento en el número de ambulancias, por ejemplo, que ha pasado desde las 45 de que disponían en el año 2006 a las169 con que ahora cuentan.

Una de sus puntas máximas de trabajo se produce con ocasión de la intervención del ejército israelí, del que aseguran que utiliza estrategias diferentes entre los palestinos. Cita el caso de la decisión de Trump (que será motivo recurrente en nuestra visita) de trasladar la sede de la embajada de los Estados Unidos a Jerusalén. A partir de entonces (y debido a las movilizaciones producidas por la población palestina) el ejército ha exagerado el uso de las armas.

Se han contabilizado 6.700 heridos desde la primera semana de diciembre hasta la primera de enero. Una quinta parte de éstos lo han sido por armas de fuego, el 30% por balas de goma y la mitad por gas. Y existen muchos tipos de gas, nos dicen, el empleado por el ejército resulta particularmente tóxico.

Los ataques del ejército se dirigen también a los servicios comunitarios y a los trabajadores de los medios. El objetivo es el de que se alejen de los heridos y no les ayuden, en el primer caso, y el de que no informen de lo sucedido, en el segundo. También interceptan las comunicaciones de las ambulancias.

Tienen problemas con los repuestos de sus ambulancias, como consecuencia del bloqueo impuesto en la franja de Gaza.

El segundo relator de la Media Luna Roja Palestina concluye haciendo un elogio de los 1.500 voluntarios con los que cuentan.

Nuestro tercer relator insiste en que los colonos israelíes no respetan su trabajo. Dos miembros de la organización murieron en Gaza en 2014 y no fue por error, aseguran: estaban dentro de las ambulancias. En conjunto han perdido a 20 personas.

Les acusan de transportar a terroristas. También de no atender a soldados israelíes, lo que es falso —dicen— y fue documentado por ellos. Pero los israelíes ocultaron los partes de intervención de la Media Luna Roja palestina.

El relator que le sigue en el uso de la palabra se refiere a la financiación del organismo: 1/3 de la misma la paga la Autoridad Nacional Palestina y se va todo entera en el pago de los salarios, hasta algo más de la mitad de los mismos (son 400 voluntarios). Otro tercio procede del apoyo internacional: la comunidad internacional, Cruz Roja, ONG, ONU. El tercio restante se financia por servicios ofrecidos por la Media Luna palestina pagados por los ciudadanos.

En este sentido subraya la importancia del apoyo internacional. En concreto explica que España apoya el programa de lenguaje de signos para sordomudos, porque también cuentan con trabajos para discapacitados. Y la Cruz Roja española apoya a los refugiados palestinos en el Líbano.

Nos habla ahora de los refugiados palestinos. Dice que no pueden trabajar en los campos, que son como cárceles. Muchos de ellos salen de allí para dirigirse hacia otros destinos. Sólo en el Líbano puede haber hasta 600.000 refugiados procedentes de Palestina.

Los refugiados que se encontraban en Siria fueron objeto de ataque. Había unos 200.000 antes de la guerra, ahora se han reducido a 7.000 (uno de los miembros de la Media Luna Roja palestina murió en este país). Consideran que en torno a 50.000 de éstos se encuentran ahora en Europa.

Debido también a los conflictos, la población palestina en Iraq ha pasado de unos 70.000 refugiados a 6.000. También se ha producido un importante éxodo en Libia.

Toma la palabra otro dirigente de la organización que se ha convertido en una instancia coral en la mañana de este domingo. Nos dice que los problemas que existen en la franja de Gaza no se producen como consecuencia del bloqueo sino de la ocupación. Porque también está el Muro, los check-points...

La enfermedad —dice— es la ocupación, los síntomas todo lo demás.

Y para terminar nos piden el apoyo de la comunidad internacional, y se refieren a Europa y a Asia, con el fin de contrarrestar la influencia de los Estados Unidos. Nos cuenta que éste país ha decidido suspender su apoyo a la organización de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA). Aunque sólo se trate por el momento de un aviso.

Se podría llegar a cortar el apoyo a la Autoridad Nacional, pero no a la ayuda humanitaria-concluye.

A continuación recorremos las instalaciones de la organización. Muy bien provistas de recursos.

Reunión con el Consejo Nacional Palestino

Con el Consejo Nacional Palestino
El autobús nos conducirá a continuación a la sede del Consejo Nacional Palestino, que es el nombre que recibe su parlamento, y donde nos recibe una delegación del mismo.

Lleva la voz cantante el diputado Azzam Al-Ahmed, de 70 años y de larga trayectoria política. Nos dice que la representación de Palestina en España se remonta a 40 años, para a continuación añadir que prefieren que seamos nosotros quienes formulemos las preguntas.

Refiere que en ese mismo día van a celebrar una reunión para valorar la situación creada después de la decisión de Trump. A ella asistirán 95 de los 114 miembros del Consejo, participando representantes de todos los partidos. No de Hamás, que no es miembro de la OLP. Sin embargo, en calidad de observadores asistirán tres miembros de la organización que gobierna en Gaza. En esa reunión se procederá a un análisis de la revisión del proceso de paz

Nos explican que en noviembre de 2002 Palestina entraría en la ONU como miembro observador. Subraya las constantes declaraciones de Naciones Unidas sobre la ilegalidad de los asentamientos israelíes en Palestina y dice que esta organización tiene el deber de forzar la creación del Estado palestino. Un Estado que se establecería en un 22 % del territorio histórico de Palestina, que es el que definía las fronteras de 1967.

Afirma que no aceptarán la mediación de los Estados Unidos después de la declaración de Trump. Y hace referencia a la promesa del presidente Macron de estudiar el reconocimiento de Palestina en el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la UE de finales de este mes de enero y a la que asistirá el presidente de la ANP, Abú Macén.

Su propósito es acabar con la ocupación a través de la ONU, de la misma manera que ocurrió con Kosovo y Kuwait.

Y pide el apoyo de Rusia, China y de Africa (además del de Europa) y, en especial, de la Liga Árabe.

Afirma también que estudiarán la posibilidad de suspender el reconocí de Israel.

Están en la resistencia pacífica a la declaración de Trump, a la que Israel responde con armas.

Se refiere a la posible reconciliación entre Hamás y Al Fatah, que va muy lenta. Una situación que dura ya 22 años.

Para el almuerzo cambiamos de interlocutor, aunque también en éste caso se trata de un miembro del Consejo Nacional. Le formulo dos preguntas: la primera sobre las elecciones a celebrar en Palestina, dado que las últimas se produjeron en el año 2006; la segunda sobre la actitud de Arabia Saudí y su privilegiada relación con la Administración Trump.

Su primera contestación es que las elecciones se han suspendido muchas veces. Y que es preciso realizar un intento muy serio de unir a todo el pueblo palestino. Considera que podrían celebrarse en marzo o en este verano. También subraya la importancia que para ellos tienen las elecciones,

En cuanto a mi segunda pregunta afirma que lamentablemente tienen problemas con Arabia Saudí. Se refiere también al príncipe Salman, que lo dirige todo y que tiene en cuenta al pueblo, a las mujeres. Por ese lado va bien. Permite que las mujeres conduzcan y vayan al fútbol. Pero los derechos de la mujeres -afirma- son muchos más. Y ellas no pueden trabajar donde hay hombres y carecen de derechos políticos. Arabia Saudí se ha aliado con Trump en su lucha contra Irán. Pero Palestina no quiere entrar en una batalla en contra de este último país, que está en contra de la ocupación israelí. Arabia Saudí ha dado 1.000 millones de dólares a Trump, y el Presidente norteamericano debería sentirse presionado, no recibir dinero.

Trump está tratando al pueblo palestino como enemigo, lo que les lleva a cuestionar el proceso de paz —concluye—. Pero hay otros países que no son EEUU.

En respuesta a otras preguntas, nuestro interlocutor se refiere a la Primavera Árabe. Un momento de esperanza con el que terminaron los ejércitos. El ISIS, Irán y los Estados Unidos también han hecho mucho daño.

Espera mucho de Europa y cree que sería muy conveniente que España, Francia e Italia reconozcan al Estado palestino. Dice que si cualquiera de los tres expresados países latinos reconocieran a Palestina la mayoría del resto de la UE les seguiría.

El museo de Arafat

Después de almuerzo el grupo se divide. Una parte del mismo acude a entrevistarse con la familia de una joven palestina.

“La semana pasada, un video de mi hija de 16 años de edad, Ahed, resistiendo a un soldado israelí que estaba invadiendo nuestra tierra en la aldea de Nabi Saleh en Cisjordania, y se volvió viral. El contraste no podría haber sido más claro y estaba en exhibición para que todo el mundo lo viera: un soldado fuertemente armado del ejército de ocupación de Israel y una joven palestina armada con nada más que su valor y un justo deseo de justicia y libertad. Y por esa razón, ella tenía que ser castigada por Israel”, según una carta hecha pública por su padre.

La otra parte del grupo -en la que me incluyo- prosigue con el programa establecido, que consiste en una ofrenda floral en la tumba de Arafat a la que sigue una visita al museo erigido en memoria del dirigente palestino que fue inaugurado en noviembre de 2016. Se trata de un recorrido de la vida del presidente de la OLP y que cuenta con abundante filmografía que recuerda escenas de su actividad política. Me resulta especialmente dramática contemplar el reducido espacio en el que se vio confinado en arresto domiciliario por las fuerzas israelíes durante dos años.

La tumba de Arafat

Con el ministro responsable para asuntos de los prisioneros

La parte del grupo que continúa con el programa establecido tiene una reunión con Issa Qaraque, ministro palestino responsable del Comité para asuntos de los prisioneros.

El cuadro estadístico correspondiente al pasado año 2017, es de 6742 arrestos, de los cuales 156 son mujeres, 1467 niños, 14 diputados del Consejo Legislativo, 25 periodistas. Con lo cual el número de palestinos detenidos en cárceles israelíes llegaría a 6.500, de los cuales 350 tendrían menos de 18 años, 58 mujeres (de las cuales 9 serían menores), 700 padecerían enfermedad y precisarían de tratamiento médico), 10 son diputados, 29 de los arrestados lo serían con carácter previo a los acuerdos de Oslo, 10 han pasado más de 30 años en la cárcel, 450 serían detenciones administrativas y 22 serían periodistas. Todo según el informe que nos entregan.

La política de detención de niños palestinos por las fuerzas de ocupación israelíes es conocida, ya que (según otro informe) ha sido practicada desde el principio de la ocupación. De acuerdo con estadísticas y estudios, Israel ha arrestado a miles de niños menores de 18 años, sometidos a torturas y otro tipo de prácticas que atentarían a la Convención Internacional de Derechos del Niño.

Desde la segunda intifada del año 2000, las autoridades israelíes habrían detenido al menos a 10 000 niños, situados entre los 12 y los 18 años. En la actualidad mantienen a cerca de 380 menores cautivos.

La Knesset seguiría aprobando leyes respecto del tratamiento a los niños detenidos. En una, de 2/11/2015, que permite a los tribunales israelíes encarcelar a niños a partir de los 12 años, cuando hasta entonces la edad a partir de la cual se podía producir el apresamiento era de 14 años. Al mismo tiempo se agravarían las condenas contra quienes arrojaran piedras con penas de prisión podrían llegar hasta los 20 años.

Desde 1967, más de 800 000 palestinos fueron recluidos en las cárceles israelíes. Y si incluimos el éxodo acaecido tras la Nakba (término que evoca el «desastre» y éxodo que se produjo después de la guerra israelo-árabe de 1948) la cifra de prisioneros alcanzaría el número de 1 000 000, es decir uno de cada cinco palestinos.

La Nakba

Todos los 15 de mayo, los palestinos conmemoran la Nakba, que marca la pérdida, la desposesión y la injusticia históricas (según el panfleto que nos entregan) sufrido por el pueblo palestino, a través de su expulsión de su tierra natal por las fuerzas israelíes y la milicia sionista. Afectaría al 67% de su población. Se estima que en la actualidad hay entre 7 y 11 millones de refugiados palestinos en el mundo.

Todo ello a pesar de la Resolución 194 de las Naciones Unidas, que incluye el reconocimiento de su pérdida, Pena y sufrimiento, una paz viable e integral en la región, sigue sin producirse.

Para los palestinos, la Nakba es una pérdida masiva, la conversión de una cultura vibrante en otra en la que se entremezclan recuerdos dulces y amargos que se expresan en la causa nacional del retorno y de la justicia. Fueron destruidos pueblos enteros, después reconstruidos, se les adjudicaron nuevos nombres; libros; colecciones musicales y obras de arte quedaron atrás en tanto que las gentes huían para conservar sus vidas, confiando en regresar sólo unas semanas más tarde; clubes de deporte, y organizaciones sociales desaparecieron con las comunidades de las que formaban parte. Se trató de una campaña sistemática de destrucción de una nación.

Después de 70 años de desplazamiento y 50 de ocupación el asunto de los presos constituye uno de los aspectos esenciales de la solución del conflicto.

Los palestinos de Cisjordania se ven sometidos a la ley militar israelí. Los gazatíes no merecen siquiera del privilegio de ser juzgados, sus 2 000 000 de habitantes son considerados combatientes sin derechos legales y pueden ser detenidos indefinidamente. Los palestinos que viven en Jerusalén Este son considerados como residentes, no como ciudadanos, comparecen en los tribunales ordinarias pero pueden ser arrestados también de manera indefinida sin cargos.

Según la Convención de La Haya de 1907, «se considera ocupado un territorio cuando se encuentra situado bajo la autoridad de un ejército hostil. La ocupación se extiende solamente al territorio en el que dicha autoridad ha sido establecida y puede ser ejercida».

De acuerdo con el Tribunal de Justicia Internacional, Israel es la potencia ocupante del territorio palestino, lo que supone que de acuerdo con el Derecho Internacional, está obligada a cumplir requerimientos específicos en el tratamiento de las personas sometidas a ocupación. Eso incluye (según la Cuarta Convención de Ginebra, de la que Israel es cosignataria) el mantenimiento de una cierta normalidad en la vida de la población cuyo territorio ha sido ocupado, por ser considerada población protegida. También la prohibición de castigos colectivos, establecer sentencias proporcionadas con los actos juzgados, disponiendo de defensa adecuada con un trato humano durante su condena en establecimiento penitenciario situado en el territorio ocupado, con atención médica suficiente. Acceso a niveles de esparcimiento, deporte y educación, con permiso a recibir visitas regulares, no adoptar medidas disciplinarias inhumanas contra los detenidos y el traslado humanitario de éstos.

Y existen otras fuentes del Derecho Internacional que serían aplicables al caso, como la Convención de Derechos del Niño o la Convención contra la Tortura.

Finalizada esta reunión, la parte del grupo que sigue el programa se une a la que retorna de la visita a la familia de la joven palestina que se encuentra a la espera de juicio.

Un repaso a la negociación

Nos recibe ahora Xavier Abu Eid, de madre chilena y perfecto español, que nos explica el estado de las negociaciones entre Israel y Palestina.

Israel —nos dice— estableció su territorio sobre el 78% del territorio palestino, no en el 51 % cedido por la ONU. La solución de los dos Estados se basa en la resolución 67/19 de Naciones Unidas, (que admitió a Palestina como Estado observador no miembro de la organización). Y se reconoce a sí misma como Estado de los judíos.

La Palestina histórica se refiere a un área geográfica situada entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, que antes de 1948 se llamaba Palestina. La Resolución 18 de la Asamblea General de la ONU resolvió la partición de este territorio en dos: Palestina e Israel.

Antes de 1948, palestinos, judíos, cristianos musulmanes vivían juntos en la Palestina Histórica bajo el mandato británico. Como consecuencia de la Nakba de 1948, las milicias israelíes destruyeron o despoblaron 432 pueblos de Palestina y desplazaron a más de 800 000 habitantes (711 000, según la UNRWA) de sus tierras, dando inicio al exilio palestino. Un 80 % de su población, que unido a los 200 000 palestinos desplazados en 1967, supone la cifra total de 12 000 000 de palestinos, incluyendo los 2 900 000 de Cisjordania, 1 900 000 de Gaza y 1 500 000 en Israel.

Según la ANP, el número de refugiados palestinos y sus descendientes alcanzarían la cifra de 7,700.000, que no pueden volver a Palestina a pesar de que poseen tierras y tienen títulos de propiedad sobre las mismas y las edificaciones que en su caso se hayan construido en ellas. No ocurre lo mismo con con la Ley del Retorno israelí, que permite a cualquier judío su residencia, sea en Israel o en los asentamientos ilegales.

La Resolución 194 de la ONU señala, sin embargo, que los palestinos tienen derecho al retorno.

Más de 500 pueblos palestinos fueron destruidos o colonizados. Muchos de ellos reconstruidos como ciudades israelíes a las que se adjudicaron nombres hebreos.

Israel controla directamente las vidas de 6,500.000 palestinos. A todos se les asigna una cédula de identificación emitida por el ministerio de Interior israelí, que les otorga derechos en función del lugar en el que residan.

Fueron los laboristas israelíes quienes propusieron en la Knesset —el Parlamento de Israel— la idea de la ocupación: conseguir más tierra que población. Ese fue el principio de la colonización. La situación actual es que existen 200 asentamientos y 650.000 colonos. Y no se trata de una ocupación meramente administrativa, porque están los asentamientos y esta también el muro.

La frontera tiene una extensión de 325 km. y el Muro más del doble. Este último está construido en territorio ocupado en un 88% (o un 80%, según otras fuentes). Hay carreteras de uso exclusivo para israelíes y otras que sólo son para palestinos. Algo que ni siquiera hizo el apartheid sudafricano. Hay más de 500 restricciones de movimientos para palestinos -asegura- y entre palestinos.

Y ellos —los palestinos— carecen de control sobre su propia población. No pueden emitir siquiera su propia cédula de identidad (lo hace Israel).

Hay cinco grupos de palestinos —prosigue—: los cisjordanos; los gazatíes, que necesitan un permiso adicional que rara vez se les concede; los que residen en Jerusalén, que tienen una visa como turistas, que pueden perder en cualquier momento; los ciudadanos israelíes que son palestinos y, por último, los ciudadanos extranjeros casados generalmente con mujeres palestinas.

En El Valle del Jordan hay unos 10.000 colonos (con respecto a 60.000 palestinos, pero aquéllos disponen de un tercio del agua. El agua, principal recurso de la zona, que debe ser comprada por los palestinos a Israel. Si el consumo normal por habitante es de 100 litros por día, los palestinos consumen 70 y los residentes palestinos en El Valle del Jordán 30. Los israelíes recibirían unos 180. Y hay países en los que se consume más, por ejemplo en Canadá, que utiliza 300 litros por persona.

Israel explota el 90% de los recursos disponibles de agua para sus ciudadanos y vende a los palestinos el 10% restante.

Israel quiere un Estado palestino que ocupe sólo un 22% del territorio que tenía originariamente.

Nos habla de los asentamientos. Las colonias rodean a Jerusalén, una ciudad que debería ser ciudad abierta. Pero Israel está haciendo imposible este propósito.

Ineco

También se refiere Xavier a la doble vara de medir de los países europeos. Por un lado están con el Derecho Internacional, Y con Palestina, por el otro trabajan por cuenta de Israel en territorios ocupados por ellos. Y cita el caso de la empresa española Ineco, una compañía del Estado español.

Ineco había conseguido un contrato de ingeniería para la línea azul del tranvía de Jerusalén, en Israel. La empresa, dependiente del Ministerio de Fomento, lograba así su primer proyecto relevante en el país, con un valor del contrato de alrededor de 20 millones de euros, según informaron fuentes conocedoras de la adjudicación.

No se van a sentar a negociar con los americanos como mediadores —asegura. Europa podría jugar un papel.

En Israel hay hasta 57 leyes que discriminan a la población palestina.

Hay diferencias entre Al Fatah y Hamás en cuanto al reconocimiento de Israel, pero sí esta última organización entrara en el gobierno de Palestina, de facto estaría reconociendo a Israel.

Las iglesias cristianas

La comitiva se desplaza hacia una iglesia Cristiana, donde el sacerdote responsable nos explica el nivel de tolerancia religiosa que existe en Palestina. Se trata de una población muy reducida en términos porcentuales (0,9 % en Cisjordania y 1,7 % en Gaza, 9 % en total si se añaden los cristianos israelíes).

Se trata de un número corto pero activo. La religión es un factor identitario muy poderoso en estas tierras de profetas y de grandes acontecimientos místicos.

El cura es hombre amable y cercano. Sustituye en la interlocución con el mundo cristiano al patriarca Michel Sabbah (que era el que estaba previsto en el programa), nacido en Nazaret y que fuera arzobispo y patriarca de Jerusalén entre los años 1987 y 2008.

La cena (a la que nos acompañan Xavier y el clérigo) nos permite degustar la cerveza local y los vinos de Palestina, de gradación bastante apreciable.

Converso con el sacerdote, que nos insta al reconocimiento de Palestina como Estado. Yo le digo que el asunto debe situarse en la órbita de la Unión Europea. Ya sé -continúo- que no todos los países lo harán. En Europa hay dos lideres, Alemania y Francia; el primero no es previsible que haga nada por razones históricas, pero tal vez la Francia de Macron pueda atreverse. Del gobierno español, que siempre va detrás de los demás, no cabe esperar gran cosa.

lunes, 19 de febrero de 2018

Una parte del cielo... (Relato de un viaje. Palestina. Enero de 2018) 2/8

Sábado, 13 de enero

Nuestra cita matutina es a las 8,30. Tomaremos un autobús que nos conducirá a la ciudad rodeada de asentamientos que es Qalqueiya. Pero antes de eso, en el desayuno volveremos a ocuparnos de aún no resuelto asunto de las declaraciones a los medios de comunicación respecto de nuestra prohibida entrada en Gaza.

El intergrupo corre el riesgo de romperse con el regreso de algunos de sus componentes a Madrid. Yo no llego a creer de verdad en esa posibilidad. Cualquiera que sea la actitud pacata y temerosa de nuestro Gobierno respecto de los asuntos internacionales —y de buena parte de los nacionales—, es cierto que España está con el Derecho Internacional, las resoluciones de la ONU y, por lo tanto, más cerca de Palestina que del gobierno de Israel. Tengo serias dudas de que cumplan con su amenaza.

Pese a todo se lo digo a Soraya RodrÍguez, junto con mi opinión de que de las declaraciones serán responsables quienes las hagan. Carmen Quintanilla se acerca a nosotros y yo sigo manifestando que el intergrupo no es ninguna institución parlamentaria sino un conjunto de amigos de una causa, de un pueblo, de un país... Por lo tanto, nadie podrá intervenir en nombre del grupo, salvo que el contenido de lo que se vaya a decir haya sido previamente pactado...

— ... Lo que es imposible -asevera Soraya Rodriguez rematando mi frase-: estamos en las antípodas.

Con eso nos vamos al autobús y emprendemos un viaje de una hora y media en el que podemos observar numerosos asentamientos israelíes que rodean Jerusalén de modo generalizado. Su imagen y su extensión nos acompañarán durante el resto del viaje.

Qalquelya

Reunidos con las autoridades, estas nos hacen su relato. Dicen que la ciudad sufre la ocupación israelí. Está flanqueada por cuatro muros y carece de comunicación con el mundo. Sólo dispone de un acceso, controlado por un check-point israelí. Viven hacinados —afirma— 55 000 habitantes (wikipedia afirma que cerca de 42 000, según el censo de 2007), lo que produciría —siempre según wikipedia— una densidad poblacional de unos 1.600 habitantes por kilómetro cuadrados (Madrid tendría unos 5.300). Pero según sus autoridades debería vivir en Qalquelya solo una décima parte, El hacinamiento de esta ciudad se debería en su mayor parte al déficit constructivo. Llevan —según nos dicen— más de 10 años pidiendo a Israel que les permita elevar nuevos edificios, pero esta petición resulta invariablemente rechazada.

Existen dos asentamientos que —estos sí— construyen casas y anexionan terrenos. Pero sus colonos se han manifestado en contra de que se edifiquen casas en Qalquelya.

En un mapa pegado detrás de donde me siento se muestra la condición de ciudad sitiada de esa población. El alcalde nos explica que esta situación dificulta el aprovisionamiento básico (leche para los niños, medicamentos...) Nos dice también que la prioridad de Israel es la seguridad de los colonos.

Los qalquelyanos viven de la agricultura, pero sus productos no tienen suficiente calidad. Necesitan más agua. Y, en todo caso, solo pueden exportar a través de Israel. Y todo eso se complica más con su situación de aislamiento: solo se les permite entrar tres veces al día a su ciudad. No les es posible comprar fertilizantes ni productos químicos. Y, para colmo, los jabalíes se comen sus cosechas y no pueden utilizar armas para cazarlos.


(Con las autoridades de Calquelya).

En el ámbito de la cultura piden intercambio, apoyo en la concesión de becas, ayudas para mejorar la calidad de las universidades...

Concluida la reunión, que es inmortalizada a través de la correspondiente foto, nos dirigimos al exterior para ver más de cerca el muro construido por Israel.


El Muro

Nada más descender del autobús, podemos advertir un olor nauseabundo, que procede de aguas fecales cuya imposibilidad de eliminación los palestinos achacan a los israelíes. La contaminación de las cosechas en las huertas circundantes es su consecuencia.

Nos desplazamos hacia otra zona del Muro, en la que una de las autoridades municipales nos asegura que, más allá de la edificación separadora, dispone de un huerto y que dada la restricción de paso apenas si lo puede cuidar.

También nos enseñan los materiales empleados por los soldados israelíes para dispersar a los manifestantes palestinos. Entre los restos podemos observar balas de goma, de gas lacrimógeno y otros.

También nos dicen que, en ocasiones, los soldados rompen los certificados de paso por el muro y que, una vez destrozados, son muy difíciles de reponer cuando no resulta imposible.

Dejamos el Muro, pero su visión permanente no nos abandonará a lo largo de nuestro viaje,

Sebastia

A continuación el autobús nos conduce a la población de Sebastia, que tiene una antigüedad de 5000 años y cuenta con un gran valor arqueológico. Sebastia esta situada en el curso del viaje de Jesucristo desde Belén a Nazareth (que es de unos 150 kilómetros). Allí nos espera un suculento almuerzo.

En el foro de Sebastia
Se han emprendido un amplio conjunto de excavaciones en esa población desde principios del siglo XX, datando su nacimiento en 3.200 años antes de Cristo —Edad de Bronce. Sebastia fue capital política y administrativa cultural durante la Edad de Hierro, entre los años 900 y 538 A.C. Conquistada por asirios y persas fue el mayor centro urbano en la época griega (300 años A.C.). Durante el periodo romano constituiría parte de la provincia de Siria y fue concedida a Herodes 30 años antes del nacimiento de Cristo para que la gobernara en nombre de Roma, quien la rebautizó como Sebaste (Grande o Reverencial)

El foro (en el que nos sentamos para escuchar la explicación) es de la época romana.

En el periodo bizantino (300 a 600 años D.C.) se construyeron dos Iglesias dedicadas a San Juan Bautista (donde se dice que fue ejecutado), y en la época de las Cruzadas (1.100 a 1.300 años D.C. aproximadamente) se construyó una gran catedral que en parte se transformaría en mezquita.

El bien provisto almuerzo de Sebastia
Nablus

Desde Sebastia nos dirigimos a Nablus, una ciudad viva que a esa hora de la noche (como ha he tenido la oportunidad de advertir, en Palestina anochece muy pronto, sobre las 5 de la tarde) la gente frecuenta las calles y recorremos el zoco que durante unos minutos. En algún momento se encuentra cubierto por un techado que me recuerda vagamente al de Damasco. ¿Cómo se encontrará ahora? ¿Y el de Aleppo?

Nadie hace compras. Acaso algunos dátiles poco antes de concluir nuestro recorrido.

Pero algunos tienen tiempo para ingerir un dulce clásico de la zona, compuesto a lo que parece de queso y una buena dosis de azúcar, y de la que queda constancia documental.

Un dulce en Nablus

De regreso al hotel, acepto la invitación a una cerveza que me hace Pablo Bustinduy. Con él y sus compañeros de Podemos comparto alguna reflexión sobre el Parlamento Europeo y sus diferencias con el sistema de funcionamiento que existe en el Congreso de los Diputados. También sobre nuestras diferencias y concomitancias.«Al menos nos ocurre como con los relojes parados: dos veces al día damos la hora correcta», asegura Pablo.
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