martes, 22 de septiembre de 2015

El papel del diálogo intercultural, la diversidad cultural y la educación en la promoción de los valores fundamentales de la UE





Intervención durante el debate sobre el informe:
"El papel del diálogo intercultural, la diversidad cultural y la educación en la promoción de los valores fundamentales de la UE".
(15 de septiembre de 2015)

Estimada Presidenta,
Estimados Colegas,

Hoy se discute en la comisión este importante informe por iniciativa de mi colega Julie Ward. Creo que no hay momento histórico, político y social más apropiado que el actual para llevar la voz del Parlamento Europeo y hablar de diálogo y de respeto a la diversidad entre los pueblos.

No nos hacemos ilusiones, el diálogo entre civilizaciones es la única herramienta cultural para crear soluciones inteligentes y sostenibles a la crisis migratoria que estamos viviendo.

Detrás de la tragedia que sucede cada día en el mar Mediterráneo, detrás de las últimas imágenes de los trece inmigrantes que murieron ayer en la costa de Turquía, detrás de los pasos difíciles en la diplomacia internacional que se están dando —como la reapertura de la frontera entre Serbia y Hungría que ha sido anunciada ayer—, más allá de estos hechos, hay una cuestión que no podemos ignorar: Europa debe enfrentarse con una mente abierta al reto de la integración entre culturas, civilizaciones y religiones distintas. 

Es una oportunidad, no una amenaza.

Como ponente alternativo para el Grupo ALDE quisiera contribuir a este informe con algunas líneas de acción:

1) Destacar la importancia de la acción cultural exterior de la Unión Europea hacia la construcción de una nueva diplomacia cultural: la cultura puede convertirse en una fuerza de influencia, de paz y de desarrollo entre los países.
Esta fue la línea compartida con ustedes, como ya he expresado en mi opinión sobre el papel entre la Unión Europea y las Naciones Unidas que hemos votado la semana pasada.

2) Promover la aplicación de un partenariado estratégico entre la UNESCO y la UE y cooperar para que la Convención de la UNESCO de 2005 sobre la diversidad de expresiones culturales incluya un nuevo capítulo sobre los mecanismos de protección de la diversidad de las civilizaciones en caso de crisis humanitaria.

3) Trabajar por la renovación de una ciudadanía europea y universal: una implementación del Programa de la Comisión «Europa con los Ciudadanos» —del cual soy standing rapporteur— es una oportunidad para promover, a través de proyectos didácticos y una educación multicultural, la comprensión y el respeto mutuo entre las diversas culturas que conforman hoy el variado paisaje europeo y que, a través del fenómeno de la inmigración, se está cada día enriqueciendo mas.

viernes, 18 de septiembre de 2015

La integración europea de los Balcanes y el relevo generacional




(Conferencia de liberales en los Balcanes. Sofía, Bulgaria, del 17 al 19 de septiembre de 2015)


La creación de la Unión Europea, un proceso que sigue abierto, se basa en los valores comunes que compartimos las naciones y sociedades europeas. Nunca podríamos haber llegado hasta donde estamos si no hubiésemos hecho un gran ejercicio de solidaridad, respeto y tolerancia hacia otras costumbres, culturas, sociedades, o creencias.

Es cierto que la crisis de los inmigrantes nos está poniendo a prueba, pero la respuesta del Parlamento Europeo —y no del Consejo—, de la Comisión, pero sobre todo del Parlamento, que es el verdadero representante de los ciudadanos europeos, ha demostrado que dichos valores siguen estando vigentes, y que siguen siendo el verdadero pegamento que nos mantiene unidos.

También es cierto que hoy en día la Unión es más frágil que nunca, y el resultado de la crisis actual no será un resultado intermedio, sino que definirá hacia dónde se dirige el proyecto europeo: hacia una alianza de países, o hacia la creación de una verdadera Unión Europea, definida como una Europa Federal, que es el calificativo político institucional de lo que los liberales llamamos integración europea.

Este mundo tan cambiante que nos está trocando vivir necesita una Unión Europea fuerte, convencida de sus valores, con objetivos claros de transformarse internamente, y expandir sus ideas más allá de sus fronteras.

Creo firmemente que para conseguir ese objetivo es necesario un cambio generacional en el liderazgo político Europeo.

A pesar de que en estos momentos nos encontramos en un impasse en la ampliación de la Unión Europea, nunca se han definido unos límites a su crecimiento; y nunca se debería.

es necesario, sin embargo, no caer en los errores del pasado. Errores que están poniendo en peligro lo conseguido hasta ahora. Una futurible ampliación hacia el este y sudeste de Europa es importante, sabemos que la mayoría de dichas sociedades desean ser parte del proyecto, pero tenemos que ser exigentes; por el bien de las futuras generaciones.

En particular, no debemos analizar a los futuros socios utilizando un doble rasero; todos los países candidatos tienen que cumplir, en igualdad de condiciones y sin concesiones, las reglas de juego. Sin excepciones.

Para ayudar al crecimiento del acervo comunitario en las sociedades vecinas, no hay mejor manera que difundir mensajes liberales y democráticos: respeto a los derechos humanos, fomento de la riqueza en la diversidad, la tolerancia, la creencia de que sociedades y naciones unidas siempre van a ser más fuertes que aquellas sociedades que reniegan de lo diferente; que desean ser uniformes, con una sola línea de pensamiento.

Esos son los valores de la generación Erasmus en Europa, los valores de la nueva generación que está emergiendo en España, la generación de los jóvenes que han nacido en democracia, en Europa, que a veces no saben si Franco fue un dictador en el siglo XX o XIX. 

Son casi 20.000.000 de personas en España, de las que cerca de 10.000.000 tienen ya derecho al voto y lo ejercen en favor de los nuevos partidos, como Ciudadanos, con un líder joven como Albert Rivera en el que esta generación se reconoce, y que ya no pueden aceptar a la vieja política que hunde sus raíces en la corrupción, una justicia selectiva, una democracia de partidos y no de ciudadanos. Una generación que ha salido de la abstención política y que está tomando parte en los procesos electorales, imponiendo —a pesar de la ley electoral— una ampliación del modelo democrático.

Esa es la nueva generación que abre sus brazos a la ampliación. Porque las democracias jóvenes y sus partidos —con especial referencia a los partidos liberales—, deben trabajar sobre la base de dichos valores como única manera de avanzar en un proceso encaminado a una integración en la UE.

Los refugiados sirios deben tener algún día la oportunidad de volver a casa




Publicado originalmente en El Huffington Post, el día 17 de septiembre de 2015
Coautores: Guy Verhosftadt y Fernando Maura

Unas 200.000 personas han muerto en Siria desde que empezó esta guerra civil. Seis millones de sirios, de una población con un total de 22 millones, son ahora refugiados, una cifra que, desgraciadamente, sigue en aumento. Estas estadísticas son impresionantes, pero lo cierto es que esta brutal guerra civil está lejos de ver un final. Los rebeldes (entre quienes hay gente de Al-Qaeda) siguen cosechando éxitos en Siria, tomando recientemente el control de una base aérea clave en el noroeste de Idlib, después de un asedio que se ha extendido a lo largo de dos años. Mientras tanto, a pesar de las acciones militares de Estados Unidos y sus aliados, Daesh y otros grupos islamistas continúan arrasando todo lo que encuentran a su paso. Un genocidio que se produce con total impunidad a las puertas de Europa.

La foto del pequeño Aylan Kurdi muerto en la playa de Bodrum es la mayor demostración del fracaso del mundo. Tenemos el deber de actuar inmediatamente para ayudar a que este conflicto termine y contribuir a crear estabilidad en la región. Si queremos lograr un acuerdo duradero, la UE, Estados Unidos, Rusia y China tienen que ser una parte central de este. La actividad militar de Rusia en Siria parece estar intensificándose, como apuntan el avistamiento de aviones rusos y la construcción de casas para allanar el terreno a una mayor presencia militar. Putin sabe lo mismo que nosotros. La diferencia es que no nos atrevemos a plantarle cara y que el conflicto en esta región es intolerable e insostenible para la comunidad internacional. Incrementando su participación ahora se está asegurando de que Rusia desempeñe un papel central en la negociación de cualquier acuerdo. Es imposible imaginar una solución al conflicto sirio sin la implicación directa de Rusia.
Aquellos que sigan creyendo que la guerra en Siria, los bombardeos de Al-Assad contra civiles y el genocidio del Estado Islámico no nos conciernen o que se resolverán solos tienen que despertarse ya.

Asimismo, habrá que hacer ver a China que el statu quo ya no le beneficia económicamente. Es la hora de que la UE se base en el éxito del reciente acuerdo de Irán y de liderar de manera conjunta un acuerdo en la región. Hace tan solo dos meses, la comunidad internacional consiguió un acuerdo sin precedentes con Irán tras una reunión del P5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, Alemania), en el marco del consejo de seguridad de la ONU y bajo el liderazgo de la UE. La alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, debería ahora usar esta experiencia y el impulso que este acuerdo ha creado para proponer una iniciativa que desarrolle, dentro de un marco internacional, una visión para la estabilización de Siria y de toda la región.

Naciones Unidas ha de trabajar ahora en un plan para encontrar una solución política que ponga fin a cuatro años de conflicto en Siria. Además, la coalición anti-Daesh tendrá que redoblar sus esfuerzos para detener la extensión de las fuerzas islamistas. Parece claro que la coalición internacional liderada por los Estados Unidos en contra del Estado Islámico no solo está fracasando a la hora de erradicar sus fuerzas, sino que es además incapaz de parar la expansión yijadista en Iraq y Siria. Estos fracasos se producen por la falta de compromiso militar, pero, sobre todo, porque la coalición carece de visión y soluciones compartidas para la región. Hay que aumentar el apoyo a la oposición democrática y moderada en Siria.
Naciones Unidas ha de trabajar ahora en un plan para encontrar una solución política que ponga fin a cuatro años de conflicto en Siria.

El desarrollo de esa visión compartida no será fácil ni carecerá de controversia. Precisará diálogo con Putin, lo que significa comprometerse con Irán para que cambie su comportamiento en la región y asegurarse de que se convierta en parte de una solución constructiva. Tenemos que aumentar nuestro apoyo no solo a la oposición democrática y moderada en Siria, sino también al Ejercito Libre Sirio. Sabemos que incluso los miembros de la coalición anti-Daesh liderada por Estados Unidos tiene diferentes prioridades, pues Siria se ha convertido en un campo de batalla en el que lidiar con guerras regionales. Pero tenemos que intentarlo. Para Occidente, no hay opciones buenas, tan solo opciones menos malas. Sin un amplio esfuerzo diplomático para encontrar una visión común para la región, parece bastante probable que las opciones existentes se reduzcan aún más, mientras el desastre humanitario a las puertas de Europa continúa. El marco de las conversaciones de Iraq, presidido por la UE, podría ser el ideal para trabajar con los actores regionales y desarrollar esta visión.

Cualquier acuerdo tiene que tener en cuenta nuestros fallos históricos en esta región y garantizar los derechos de suníes, chiíes, alauíes, kurdos y otras religiones y grupos étnicos. Es hora de que la UE tome la iniciativa. El mundo tiene que darles algún día a los refugiados sirios que han conseguido escapar la esperanza y la posibilidad de volver a casa. Es un reto mucho más grande que el vacilante proceso de paz en Oriente Medio o el acuerdo de Irán, pero las consecuencias de nuestros fracasos continuados serán devastadoras para Europa, la región y el mundo. Aquellos que sigan creyendo que la guerra en Siria, los bombardeos de Al-Assad contra civiles y el genocidio del Estado Islámico no nos conciernen o que se resolverán solos tienen que despertarse ya.

El pasado 11 de septiembre, Guy Verhofstadt envió una carta a la Alta representante de la Unión, Federica Mogherini, solicitándole la puesta en marcha de una iniciativa diplomática en el marco de Naciones Unidas para fomentar la cooperación regional y contribuir a la estabilización de Siria.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

El drama de la inmigración: una respuesta común europea


Publicado originalmente en El Mundo Financiero

PRÓXIMA PARADA: SUSPENSIÓN DEL ESPACIO SCHENGEN

Quienes hemos insistido desde hace tiempo en la necesidad de una Europa Federal —que no es sino la definición política por la que los problemas más graves que atraviesa el continente se resuelven con una sola voz— no deberíamos extrañarnos ante las imágenes que nos han acosado a lo largo de este verano, alguna de ellas singularmente dramática, respecto de la oleada de inmigrantes que están llegando a la vieja Europa, huyendo de los conflictos bélicos, del cambio climático o de la mala gestión económica por parte de sus gobiernos. Y, sin embargo, nos han impresionado. Hasta el punto de que casi todos los ciudadanos europeos parecen haber redescubierto su condición de tales para reclamar de sus gobiernos y de los poderes públicos una respuesta adecuada ante este gravísimo problema. Un drama humano que ahora todos reconocemos que solo tiene solución a través de una respuesta unida e integral por parte de la UE.

No nos hagamos ilusiones. Esta llegada masiva de inmigrantes procedentes de muchos orígenes y de variadas situaciones tiene visos de prolongarse en el tiempo. Los conflictos que arrojan a esas gentes de sus países están lejos de tener una solución en el corto o en el medio plazo: Siria, Iraq, el DAESH, Libia, el África Subsahariana... constituyen dramas enquistados y de remedio más que complicado a la luz de la actual perspectiva geopolítica. Esas 5.500 personas diarias que llegan solamente a Grecia, arrostrando un viaje más que complicado, atravesando desiertos, países en guerra, travesías por mar, hacinados en barcos y camiones; familias enteras, divididas por las muertes en el camino, las alambradas o los ferrocarriles que no todos sus componentes pueden superar o entrar en ellos... 5.500 seres humanos cada 24 horas, una cifra abultada, sí, pero que seguirá creciendo si Europa no es capaz de tomar medidas unitarias.



El respeto a esos seres humanos que se están jugando la vida para llegar a nuestros países, a su dignidad, no debería velar la visión en cuanto a la verdadera dimensión del problema; a los orígenes diversos que este tiene y, por lo tanto, a las diferentes soluciones que pueden adoptarse. Una llamada a la urgente solidaridad europea no basta como remedio a esta crisis, debemos poner en funcionamiento el sentido común y encontrar en él respuestas adecuadas para el futuro. La reacción alemana de suspender la aplicación del espacio Schengen, como consecuencia del aluvión de refugiados y de la opuesta actitud a la suya por parte de otros países del este, constituye prueba suficiente de esta afirmación.

No solo ocurre que Europa carece de un marco común de política migratoria y de asilo y que Frontex no es sino una agrupación voluntaria de países, es que tampoco Europa ha conseguido aun definir una política exterior unitaria —incluso la Estrategia Europea de Seguridad, de Javier Solana, es de 2003—, le falta también una política integrada de defensa. De modo que nos encontramos con 28 respuestas diferentes para un solo problema.

La diplomacia —la política exterior— y la defensa —la continuidad de la política por otros medios, que diría Von Clausewitz— son instrumentos clave para la prevención y la solución de las guerras.

También las políticas de Cooperación al desarrollo, que forman un puzzle anárquico carente de cualquier coordinación, desconectada por lo tanto de una estrategia común europea que permita a los países -los serios- afectados por la hambruna, alcanzar su desarrollo económico.

Y si las causas de la inmigración son diferentes, las respuestas a ella también deberían serlo. Cuando la raíz del problema es económica, la estrategia a seguir con los gobiernos —serios, insisto— convendría que se estructurase a través de una ambiciosa estrategia de cooperación reforzada que devuelva la esperanza de un futuro en prosperidad para sus habitantes.

Esto en relación con los orígenes territoriales y causales. En todo caso, en el supuesto de que estas medidas preventivas funcionaran, la emigración, si bien más contenida, seguiría produciéndose. Por lo que habría que proceder a una estrategia de acogida que debería resultar de carácter selectivo.

Las cuotas no deberían plantearse como la solución al problema, sino como la consecuencia de una reglamentación general y de la adopción de un conjunto de medidas legales, entre las cuales una legislación común europea respecto del derecho de asilo. En este sentido, la UE podría crear, con presupuestos comunitarios y gestión de Acnur, campos de refugiados situados fuera de territorio europeo, en los que se atendería a las personas peticionarias de visado, desde los que se gestionaría su entrada ordenada en nuestros países, de acuerdo con las cuotas decididas previamente en los acuerdos fijados entre ellos. Estos campos, estarían dotados de todo tipo de servicios que garanticen una vida digna para sus habitantes, de manera que quienes no puedan acceder a territorio europeo puedan desarrollar su vida en condiciones aceptables. Como ha recordado el prestigioso semanario The Economist, el caso de los boat people vietnamitas de los pasados años '70 constituiría un ejemplo de buena practica en este sentido.

La acción europea no puede consistir solo -aunque también- en definir una política de asilo y de inmigración comunes. La política exterior y de defensa y la de cooperación deberán convertirse en el elemento de intervención inicial que permita resolver -o atenuar- el problema en su origen.

El reto que estos meses nos están sirviendo los noticiarios es sin duda el más grave al que se confronta Europa después de la crisis del euro, y aún más que esta, por la avalancha de gentes que empuja a nuestro territorio. Pero, como ya dijera Jean Monnet, el proyecto europeo avanza a golpe de crisis. Confiemos en que los responsables políticos de la UE se encuentren a la altura del problema que tenemos entre manos.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Magreb y Sáhara Occidental: un enfoque exigente



Fuente Política Exterior, día 9 de septiembre de 2015

En estos momentos, el crecimiento económico, las presiones migratorias, la seguridad energética y los cambios políticos condicionan de una manera creciente el área del Magreb, situada a unos pocos kilómetros de la frontera del sur de Europa, en una zona vital para nuestra seguridad y nuestros intereses. 

Esta inestabilidad crónica favorece la extensión de determinados asuntos que ponen en peligro la estabilidad de esta región. En primer lugar, el tráfico de armas y de drogas, por un lado, y el de seres humanos y la inmigración ilegal, por otro. En segundo, la constante violación de los derechos humanos en la región. Y por último, una población mayoritariamente joven que se encuentra frustrada por una situación inestable, la ausencia de libertad y de oportunidades, expuesta a las enseñanzas del fundamentalismo islámico que se extiende por los países norafricanos como Túnez, Mali, Libia y Níger.

Por tanto, el área del Magreb debería convertirse en una de las prioridades de la acción exterior de la Unión Europea. Una mayor implicación de la UE en el Magreb debería reconciliar los intereses económicos, políticos y de seguridad con la defensa de nuestros valores.

La base legal para la actuación europea en los asuntos exteriores se establece en el artículo 21 del Tratado de Lisboa. Una actuación definida por los principios que inspiraron su creación y su desarrollo, basados en una más amplia democracia mundial, el imperio de la ley, la universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos y las libertades fundamentales, el respeto a la dignidad del hombre, los principios de igualdad y de solidaridad y el cumplimiento de los principios de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional.

Descolonización inconclusa

Asimismo, el Magreb es una de las pocas regiones en las que la descolonización que cambió la fisonomía de África en la segunda mitad del siglo XX no ha concluido. El Sáhara Occidental, situado en el corazón de este área, continúa siendo la ultima colonia africana a la que no le ha correspondido aún optar por su independencia.

El Sáhara Occidental, reconocido como territorio no autónomo a la espera de descolonización, está situado entre Marruecos, Argelia, Mauritania y el océano Atlántico. Sus 250.000 kilómetros cuadrados de población se encuentran habitados por una población autóctona de unos 200.000 habitantes. Dos tercios de su territorio se hayan bajo ocupación militar y colonizado efectivamente por Marruecos. Además, el país ocupante viola de manera sistemática los derechos humanos y las libertades fundamentales de su población y no acepta los principios de la ONU y la legislación internacional.

En mi opinión, un enfoque exigente sobre este conflicto debería basarse en los siguientes aspectos. Primero, la Alta Representante de la UE, Federica Mogherini, debería incluir en la agenda política de la Unión la asunción de un papel más activo en los países del Magreb. Segundo, debería nombrarse un enviado especial para la región, con un mandato para la descolonización del Sáhara Occidental. Tres, la UE debería exigir un mandato para que la Minurso (Misión de la ONU para la organización de un referéndum de autodeterminación para el Sáhara Occidental) asuma el control sobre la situación de los derechos humanos en la zona. Cuatro, la UE debería mantener la ayuda humanitaria para el pueblo saharaui en orden a evitar una crisis en los próximos meses. Y cinco, el Parlamento Europeo y su delegación para las relaciones con los países del Magreb deberían incluir en su agenda la cuestión de la descolonización del Sáhara Occidental y permitir al Frente Polisario –único representante del pueblo saharaui reconocido por la ONU– que haga oír su voz en sus debates, toda vez que cumpla con las siguientes condiciones: la apertura de los campos de Tindouf a la UNHCR para la realización de un censo de refugiados que será usado como referencia para establecer la ayuda humanitaria para los próximos años; el combate contra la corrupción en los campos de Tindouf, comenzando con la exclusión de los individuos mencionados por el informe de la OLAF de la ayuda humanitaria; y la iniciación de un proceso de democratización de las autoridades saharauis.

Este nuevo enfoque podría servir de base para un acuerdo del Parlamento Europeo respecto de una región de importancia estratégica para Europa.

Premio Sájarov del Parlamento Europeo para la oposición democrática venezolana


Las graves violaciones contra los derechos humanos cometidas por el Gobierno de Venezuela, que han afectado a la oposición política y a los manifestantes, se siguen produciendo. Los líderes de la sociedad civil y los partidos políticos y opositores al Gobierno, incluyendo a los estudiantes, se han encontrado con un uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad, y han sido arbitrariamente detenidos. El pasado año, el Gobierno emprendió causas penales contra al menos cinco políticos de la oposición, tres de los cuales han sido encarcelados: Leopoldo LópezDaniel Ceballos y Antonio Ledezma (alcalde electo de Caracas). A esto hay que sumar otros procesos judiciales con serios atropellos de los derechos procesales.

Los presos políticos están sujetos a condiciones inhumanas en la prisión, con sus derechos básicos constantemente quebrantados. Los abusos sufridos durante su detención incluyen maltratos severos, electroshocks o quemaduras, la obligación de estar en cuclillas o arrodillados sin moverse durante horas. En algunos casos, el maltrato se ha constituido en tortura, de acuerdo con fuentes de información como Human Rights Watch y el Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura.

La oposición política democrática de Venezuela ha arriesgado su libertad y su vida en el ejercicio de sus derechos, reclamando unas elecciones limpias y el respeto de los derechos humanos fundamentales. Su valeroso compromiso por el cambio democrático pacífico merece ser reconocido y recompensado.

El Premio Sájarov del Parlamento Europeo ofrece un singular valor a sus galardonados, no solo en términos de un apoyo moral o de animarles a continuar su lucha democrática, sino también para que consigan los justos objetivos por los cuales se concede esta distinción. De manera adicional, puede servir al propósito de representar un escudo de protección contra la persecución que los premiados, por desgracia, sufren con frecuencia.

Todos esos requisitos y condiciones se encuentran unidos en la nominación de la MUD (Mesa por la Unidad Democrática), que integra a 28 partidos y organizaciones de la oposición democrática en respuesta al totalitarismo del actual presidente Maduro, incluyendo también a los presos políticos.
Se trata de una propuesta realizada al grupo parlamentario ALDE, en la que cuento con el apoyo de la delegación checa de ANO (Dita Charanzová y Pavel Telička) y los diputados españoles Juan Carlos Girauta y Enrique Calvet Chambon.
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