(Conferencia de liberales en los Balcanes. Sofía, Bulgaria, del 17 al 19 de septiembre de 2015)
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Es cierto que la crisis de los inmigrantes nos está poniendo a prueba, pero la re spuesta del Parlamento Europeo —y no del Consejo—, de la Com isión, pero sobre todo del Parlamento, que es el verdadero re pre sentante de los ciudadanos europeos, ha demostrado que dichos valore s siguen estando vigentes, y que siguen siendo el verdadero pegamento que nos mantiene unidos.
También es cierto que hoy en día la Unión es más frágil que nunca, y el re sultado de la crisis actual no será un re sultado intermedio, sino que definirá hacia dónde se dirige el proyecto europeo: hacia una alianza de países, o hacia la cre ación de una verdadera Unión Europea, definida co mo una Europa Federal, que es el calificativo político institucional de lo que los liberales llamamos integración europea.
Este mundo tan cambiante que nos está trocando vivir necesita una Unión Europea fuerte, co nvencida de sus valore s, co n objetivos claros de transformarse internamente, y expandir sus ideas más allá de sus fronteras.
Cre o firmemente que para co nseguir ese objetivo es necesario un cambio generacional en el liderazgo político Europeo.
A pesar de que en estos mom entos nos enco ntramos en un impasse en la ampliación de la Unión Europea, nunca se han definido unos límites a su cre cimiento; y nunca se debería.
Sí es necesario, sin embargo, no caer en los errore s del pasado. Errore s que están poniendo en peligro lo co nseguido hasta ahora. Una futurible ampliación hacia el este y sudeste de Europa es importante, sabemos que la mayoría de dichas sociedades desean ser parte del proyecto, pero tenemos que ser exigentes; por el bien de las futuras generaciones.
En particular, no debemos analizar a los futuros socios utilizando un doble rasero; todos los países candidatos tienen que cumplir, en igualdad de co ndiciones y sin co ncesiones, las re glas de juego. Sin excepciones.
Para ayudar al cre cimiento del acervo co munitario en las sociedades vecinas, no hay mejor manera que difundir mensajes liberales y democrático s: re speto a los dere chos humanos, fom ento de la riqueza en la diversidad, la tolerancia, la cre encia de que sociedades y naciones unidas siempre van a ser más fuertes que aquellas sociedades que re niegan de lo difere nte; que desean ser uniformes, co n una sola línea de pensamiento.
Esos son los valore s de la generación Erasmus en Europa, los valore s de la nueva generación que está emergiendo en España, la generación de los jóvenes que han nacido en democracia, en Europa, que a veces no saben si Franco fue un dictador en el siglo XX o XIX.
Son casi 20.000.000 de personas en España, de las que cerca de 10.000.000 tienen ya dere cho al voto y lo ejercen en favor de los nuevos partidos, co mo Ciudadanos, co n un líder joven co mo Albert Rivera en el que esta generación se re co noce, y que ya no pueden aceptar a la vieja política que hunde sus raíces en la co rrupción, una justicia selectiva, una democracia de partidos y no de ciudadanos. Una generación que ha salido de la abstención política y que está tom ando parte en los procesos electorales, imponiendo —a pesar de la ley electoral— una ampliación del modelo democrático .
Esa es la nueva generación que abre sus brazos a la ampliación. Porque las democracias jóvenes y sus partidos —con especial re fere ncia a los partidos liberales—, deben trabajar sobre la base de dichos valore s co mo única manera de avanzar en un proceso encaminado a una integración en la UE.
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