jueves, 9 de mayo de 2013

Populismo y tecnocracia, los dos peligros europeos


En una reciente conferencia que el profesor José Ignacio Torreblanca daba en la sede territorial de Madrid de UPyD, el politólogo experto en materias europeas alertaba acerca de la retroalimentación que se produce entre el populismo y la tecnocracia.

Se trata de dos conceptos que tienen poco que ver. La tecnocracia, instalada en los recovecos burocráticos de Bruselas, como consecuencia de un largo y tortuoso proceso de adopción de decisiones, ha sido la aparente vencedora sobre la política en los acuerdos que están configurando la reciente Unión Europea. Y no solo porque es capaz de dictar las normas de obligado cumplimiento a los gobiernos, sino porque consigue en ocasiones intervenir en la composición de algunos de esos gobiernos (recuérdese en este mismo  sentido el nombramiento de Mario Monti al frente del gobierno de Italia).

Una tecnocracia que se legitima a sí misma, que no es legítima o que solo cuenta con una legitimidad indirecta, dirige los destinos de cientos de millones de atribulados ciudadanos que no saben muy bien qué pueden hacer, a quién pueden votar o ante cuál sede de institución o partido protestar.

Esa tecnocracia ha creado seguramente el populismo y, por seguir con el ejemplo de Italia, fue el Monti impuesto poco menos que por la burocracia tecnocrática bruselense la que creó el M5s de Beppe Grillo. Confundidos los ciudadanos por unas políticas de ajustes que no llegan a comprender, endosando sus gobiernos la responsabilidad a «Europa», como una especie de evanescente ser extraterrestre, votan hasta a quien tiene puesta, a modo de icono, la máscara de Guy Fawkes (el célebre incendiario del parlamento británico) en su caravana de campaña, me refiero, por supuesto a Beppe Grillo.

Pero no queda aquí la cosa. Y es que la multiplicación de los populismos a lo largo de Europa, con fenómenos como el ya comentado en Italia, el lepenismo en Francia, el UKIP en el Reino Unido o los que pretenden sacar a Alemania del euro, por no hablar de los xenófobos ultras de todas las raleas y especies... ya están obteniendo magníficos resultados electorales y prometen tenerlos aun mejores en los próximos comicios al Parlamento Europeo.

¿Se imaginan ustedes la situación de un parlamento, el europeo, que ya se parecía bastante a una jaula de grillos, con estos nuevos representantes? ¿No ocurrirá que con la nueva composición que tenga este después de las elecciones, cualquier duda que se tenga en cuanto a la ampliación de sus facultades y competencias se resuelva en contra de la representación directa de los ciudadanos de todos los países de Europa y a favor de esa tecnocracia burocrática?

Con lo que ya estamos frente a un nuevo problema de difícil digestión y aun más compleja solución. Y si a la política le ocurre como dice la canción que le pasó a la estrella de la radio, que fue asesinada por el vídeo, quienes pensamos que ni la tecnocracia ni el populismo pueden gobernar nuestros destinos; porque, entre otras cosas, ya conocemos sobradamente a unos y otros y porque creemos en la democracia, la solución no puede sino encontrarse en otra parte de la secuencia que motiva este post.

Y la solución no puede ser otra sino la reivindicación de la política. De la política con letras mayúsculas, la que nos hizo avanzar en los proyectos europeos compartidos por los ciudadanos, la única que dispone de legitimidad para resolver nuestros problemas.

6 comentarios:

  1. El problema es que tanto la tecnocracia como el populismo surgen como consecuencia de la ausencia de liderazgo y de proyecto a largo plazo en la Europa del siglo XXI.

    Cada día se hace más necesario luchar por un Proyecto Europeo ilusionante y realmente democrático, donde los ciudadanos se expresen y voten de acuerdo con sus ideas o sus intereses individuales, pero desde luego no por un impulso tribal.

    Lo decepcionante es escuchar a los partidos tradicionales hablando de "ir a Europa a defender a nuestro país" o cosas parecidas.

    Soy madrileño, español y europeo, pero por mis convicciones, mis intereses y mi visión del mundo estoy probablemente más cerca de un parisino del Distrito Sexto que de un madrileño de La Moraleja, y me unen más cosas a un berlinés de Kudamm que a un pastor de las Hurdes.

    Por lo mismo, tenemos que asumir que la Democracia representativa conlleva que los ciudadanos eligen a sus representantes y las mayorías se imponen sobre las minorías. Por tanto, como madrileño, español y europeo me debería resultar normal que diputados elegidos por ciudadanos parisinos, o berlineses gobiernen mi vida, porque son más numerosos, pero con las mismas me debería resultar intolerable que me gobierne una pandilla de grises tecnócratas de Bruselas nombrados a dedo por una alemana de Hamburgo a la que en las Elecciones de 2009 apoyaron escasamente el 34% de sus conciudadanos...

    Mientras los Europeos no entendamos cosas como estas, y no luchemos para cambiarlas, estaremos expuestos a tecnócratas y populistas de todo pelaje y condición...

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  2. Suele suceder que cuando falla la economía nacen y se reproducen mensajes sencillos que prenden pronto entre la masas de ciudadanos descontentos.
    Europa está en crisis y si miramos a los años treinta vemos qué sucedió, ahora nos encontramos con grillos y tememos que aquí en España canten también nuestros grillos.
    La seriedad y la política con mayúsculas no se implantan de dos días y la corrupción y la falta de eficacia son cánceres de dificil solución.
    De todos modos los ciudadanos saben ver si algo merece la pena y es serio ¡confiemos en éso!.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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    1. Perdona José M, la eliminación ha sido por un error mío. No soy muy ducho en esto. Estaba muy de acuerdo con lo que decías.

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    2. Yo tampoco soy muy ducho, de hecho me costó "enviar" la respuesta. Encantado de que te gustara, el debate sobre el populismo se va perfilando como una forma de desautorizar a quienes cada vez convencéis a más electores.

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