Han tardado algún tiempo las autoridades electorales venezolanas en publicar los
Convendría
hacer alguna re flexión sobre el asunto.
La
primera tiene que ver co n la participación,
que no ha alcanzado el 60% por algo más de un punto. Lo que significa que la
oposición no ha co nseguido movilizar
a su electorado, hecho de no poca importancia cuando las pre sentaron co mo
elecciones plebiscitarias.
La
segunda, co n la naturaleza de
estas elecciones. Las locales son co nvocatorias
en las que la política desempeña un papel solo re lativo,
en especial la gran política, la nacional. Claro que habrá quien me re cuerde que las municipales españolas de 1931
trajeron la re pública, pero no me
negarán que, por lo co mún, este tipo
de elecciones son las más despolitizadas de las que existen en los procesos
democrático s. Hay un dicho español
que afirma: en generales se vota a los partidos nacionales, en autonómicas a
los re gionales y en municipales a
los candidatos a alcalde. Algo pare cido
ha ocurrido en estas.
Únase
a la explicación anterior el hecho de que en las municipalidades más pequeñas,
en especial las rurales, el chavismo ha
dispuesto de mayor capacidad de co ntrol
y de intimidación que en las grandes ciudades, en las que se ha producido un avance
significativo de la MUD.
La
cuarta idea es que la estrategia de Maduro, co nsistente
en un saqueo co ntrolado de los co mercios,
ha funcionado. Las medidas populistas pueden tener la desventaja de que no se
asocian a planteamientos de ninguna ortodoxia en su dimensión eco nómica o política, pero re sultan
inteligibles para los ciudadanos.
La
última, que la oferta de medios de co municación
no es más libre en Venezuela co n el paso del tiempo y del azote del bolivarismo, sino al co ntrario. Globovisión vendida al poder eco nómico chavista, lo mismo que otros medios
otrora libre s. La co ntienda electoral no ha sido —no lo ha sido nunca
en los tiempos actuales re volucionarios—
igualitaria. Es muy difícil el ejercicio de la política en estas co ndiciones.
Sirva
esto para explicar la apre tada
victoria o la co rta derrota —según
se vea— de Maduro y de la MUD. Lo cierto es que la tendencia del
gobierno venezolano de olvidarse de las re glas
de la eco nom ía
de mercado deberá co nducirle, más
pronto que tarde, a la decisión definitiva: abolir la Constitución —que
es, por cierto, el camino empre ndido
por Maduro co n su famosa Ley Habilitante—, implantando un régimen
de dictadura social-populista o re ndirse
ante la evidencia de que sus políticas eco nómicas
sólo llevan al empobre cimiento de un
país desabastecido y desorientado en tanto hace largas co las
fre nte a los supermercados. Una
evidencia que le llevaría a la pérdida del poder y al re stablecimiento
de la democracia en ese país.
Con
seguridad, la oposición sabrá obtener una lección de esta co nvocatoria; y pronto, pues la natural tendencia
del régimen le lleva más a pre scindir
de elecciones que a co nvocarlas. Lo
que sí está claro es que la deriva dictatorial del chavismo está también inficionada de co rrupción.
Las co nexiones denunciadas por la
periodista Emili
Blasco entre el socialismo
de Maduro y las FARC, co nvirtiendo a
Venezuela en un inmenso almacén en el que entra y del que sale la droga co n destino a Europa, nos muestra el verdadero
rostro se un régimen que, amparándose en el populismo, sólo sabe enriquecerse y
arruinar a sus co nciudadanos. El
capitalismo bolivariano está hecho de
co ntrabando ilegal y de perversas co mpañías.
Una mafia más, una
Cuando la corrupción avanza la democracia retrocede, es el caso de Venezuela.
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