jueves, 13 de febrero de 2014

«No se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo»


La cita es muy conocida y se debe a uno de los presidentes de mayor prestigio que hubo en los EE UU de América, Abraham Lincoln.

La traigo a colación debido a la actitud que tiene el gobierno del PP con Cuba, la «Posición Común» de la Unión Europea y el llamado «Acuerdo de Cooperación» que la diplomacia española viene alentando recientemente en los foros comunitarios.

La Posición Común tiene su origen en un compromiso personal que el entonces candidato a la presidencia del Gobierno español, José María Aznar, hizo público en 1995 junto a personas de la oposición democrática al castrismo, como Carlos Alberto Montaner, y el escritor y Premio Nobel, Mario Vargas Llosa. Dicha idea se plasmaría en diciembre de 1996 por acuerdo de los gobiernos de la Unión y vincularía en adelante las ayudas comunitarias a Cuba al respeto por el régimen de la isla de los derechos humanos.

De todos son conocidos los esfuerzos de los gobiernos de Zapatero (especialmente de su responsable de Exteriores, Moratinos) por modificar la Posición Común, que sin embargo no tuvieron éxito, dada la resistencia de algunos países, especialmente los que habían sufrido apenas hacia unos años el castigo del comunismo.

El nuevo gobierno de Rajoy era, en consecuencia, esperado en la isla y en el exilio, por la disidencia cubana, como una esperanza de persistencia de la línea firme que el PP había mantenido en relación con la política castrista, la que procedía de España de modo singular y la europea en general.

No voy a especular sobre las causas de lo que está pasando ahora. Pero el relato no podría prescindir del accidente (?) que se llevaría por delante al disidente cubano Oswaldo Payá y provocaría la detención del joven militante del PP, Ángel Carromero, por la policía cubana y su posterior juicio-farsa y condena.

Un accidente (?) que, por cierto, no ha sido investigado de manera imparcial e independiente, por más que partidos políticos y organizaciones internacionales de todo tipo lo hayan exigido.

Ahora se presenta un Acuerdo de Cooperación, que suspenderá (podrían decir que cancelará) la Posición Común, una vez adoptado. 

Se trataría no ya de una actitud que vincularía a los Estados de la Unión respecto a la política a seguir en relación con Cuba (de ahí el término, Posición Común), sino de un acuerdo que la Unión firmaría con Cuba (de ahí el término Acuerdo de Cooperación).

«Un acuerdo que tiene como elemento capital el respeto a los Derechos Humanos», según palabras del ministro Margallo recogidas por Europa Press.

¿A qué viene firmar un acuerdo de cooperación, entonces? Si lo que dice la Posición Común es que se deben vincular las ayudas a Cuba al respeto por su régimen de los derechos humanos nada habría que acordar con ese país, simplemente verificar que su cumplimiento no se produce. 

En este sentido, cabe recordar que la Comisión de Derechos Humanos que opera en el interior de la isla bajo la batuta del disidente Elizardo Sánchez, viene denunciando el agravamiento de la actuación represiva a cargo del régimen castrista. Y, si no fuera suficiente con eso, deberíamos referiríamos a las recientes declaraciones del premio Sajarov 2010 del Parlamento Europeo, Guillermo Fariñas, en el sentido de que la a Unión no debería plegarse al «neoestalinismo cubano», modificando la Posición Común.

Si el gobierno de España quiere (como parece claro) modificar la Posición Común mediante un pacto con el régimen cubano, debería decirlo con claridad y transparencia. No vivimos ya en regímenes bajo tutela de antaño (¿o sí?), en los que la información se guardaba bajo llave para el desconocimiento de la ciudadanía. 

«Luz y taquígrafos», y debate. Con un análisis sobre lo que ha supuesto la Posición Común y las políticas a desarrollar en el futuro. En el Parlamento.

Lo que no vale es decir lo contrario de lo que se piensa, con intención de engañar... que es la definición de la mentira. O, dicho de otro modo, proclamar que no se va a cambiar la Posición
Común cuando lo que se pretende es simplemente modificarla por un pacto con los liberticidas: los Castro, naturalmente.

1 comentario:

  1. Parece mentira como por intereses oscuros partidos políticos se olvidan de las personas y sus derechos y pactan acuerdos en contra de la más elemental justicia.

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