viernes, 12 de mayo de 2017

El futuro de Europa

Madrid, 11 de mayo de 2017
Intervención en el debate organizado con el mismo título por la Fundacion Alternativas





El populismo se está frenando en Europa, pero en rigor no puede decirse que haya sido derrotado:

·         10,6 millones de franceses votaron por Marine Le Pen el pasado 7 de mayo.
·         Geert Wilders ampliaba en Holanda su resultado electoral en las elecciones generales.
·         Casi el 52% de los británicos dijeron que preferían abandonar la UE.
·         Los gobiernos de Hungria y Polonia se instalan en eso que llaman democracia iliberal y se niegan a asumir el compromiso del Consejo en lo relativo a las cuotas de refugiados.
·         Entre nosotros, Podemos, obtuvo más de 5 millones de votos en las últimas elecciones generales.

Un populismo que ha sido el resultado de una crisis,  asociada a la globalización, que ha dejado a muchos millones de europeos literalmente en la cuneta. Como decía Macron este domingo en la explanada del Louvre, es nuestro deber escucharlos para intentar resolver sus problemas.

Un populismo nacionalista, basado en la idea del "nosotros" que habría que definir más bien como el "no-a-otros", que es también el miedo al que no es como nosotros.

Y frente al populismo, Europa debe recuperar el relato de un proyecto de éxito, si no lo hace no seguirá siendo Europa.

Ahora que nos referimos a posibles escenarios de una doble nacionalidad (británicos residentes en los países europeos, residentes en Gibraltar que quieren seguir siendo europeos...), quizás podamos referirnos a la idea de la ciudadanía europea, que es en realidad una ciudadanía de 2º orden para los nacionales de los diferentes Estados miembros. (Somos ciudadanos europeos en la medida en que lo somos españoles, italianos y franceses). Sólo cuando Europa proporciona estabilidad y crecimiento económico, redistribución de la riqueza crece la afección o el afecto por Europa. Y cuando esta situación no se produce, las gentes dejan de sentirse cómodas en Europa, se refugian en los viejos Estados-nación y crecen los populismos.

En definitiva, que hay una especie de pacto de los ciudadanos europeos con esta ciudadanía, un pacto condicionado a que las cosas funcionen. No es como el lema del escudo de Chile, que dice: "Con la patria, con la razón o sin ella". A Europa le exigimos
que tenga éxito. Es más, la culpamos de los problemas que nuestros gobiernos son incapaces de resolver en muchas ocasiones, la insolidaridad de unos o el despilfarro de otros, por ejemplo.

La solidaridad, la cohesión, la reducción de la desigualdad y la adhesión a los valores comunes constituyen elementos básicos en la construcción europea.

Y este relato de éxito debe producirse sobre la doble base del crecimiento y la redistribución, siempre sobre la idea de que cuadremos las cuentas (nadie puede instalarse de modo permanente en la idea de gastar más de lo que ingresa. Cualquiera de estas dos situaciones (crecimiento y redistribución) que no venga acompañada por la otra, abocaría al fracaso al proyecto europeo. Una Europa que no será ya ni una Europa de dos o de tres o de las velocidades que sean, sino de un proyecto fracasado.

Sabemos que no es fácil, que las presiones demográficas no ayudan y el envejecimiento poblacional empuja hacia la dirección contraria; que la globalización nos impone modificar muchas de nuestras convicciones, reforzar la idea de la formación continua y la adaptación a éstos nuevos paradigmas; que padecemos una cierta fatiga del consumo en una sociedad básicamente opulenta, que ya tiene de todo..

Pero debemos insistir y, para que eso no fracase, propondría un decálogo de actuaciones:


  1. Fortalecer el principio de la igualdad de oportunidades.
  2. El rechazo a crear sociedades de ciudadanos desmotivados que no sean capaces de asumir su propio futuro. 
  3. Redoblar los esfuerzos en orden a facilitar la adaptación de los ciudadanos a las nuevas formas de empleo y de vida y de promover su capacidad de iniciativa en este nuevo contexto. 
  4. Rechazo al proteccionismo, y defensa del libre movimiento de los ciudadanos. 
  5. Libertad de competencia y de acción de los agentes sociales en un marco legal que asegure la libertad de oportunidades y la protección de los más débiles (Trabajadores, PYME, auto-empleados...). 
  6. Diálogo social. 
  7. Combatir las dinámicas de desigualdad. 
  8. Es intolerable que en Europa subsistan casos de pobreza extrema y aún prolongada. 
  9. Apoyo de la convergencia social sobre la base de unas bases generalmente aceptadas. 
  10. Somos conscientes de que la Europa social tiene sus dificultades financieras, pero habrá que establecer prioridades que la hagan posible.

En suma, combinar la Europa de las oportunidades con la Europa de la protección.

En todo este sentido, la creación de empleo, el tipo de empleo, el funcionamiento eficaz de los mercados de trabajo, los costes del trabajo y los salarios...

Ya a partir del Tratado de Lisboa, con la introducción de su cláusula social, los objetivos sociales son ya de obligado cumplimiento en el interior de la UE.

En cualquier caso, las posiciones proteccionistas son un error, consisten en mirar hacia atrás para no enfrentarse con el futuro, que siempre estará allí y por lo tanto tendrá su retorno.

Europa es el espacio natural de respuesta a las insuficiencias de los estados-nación, para la seguridad común, la defensa, una política exterior, una economía más integrada y más justa, la unión fiscal, la energía, la agenda digital... también la solución al difícil problema de refugiados e inmigrantes.

Un relato de éxito recuperado.

Pero es que Europa no sólo es el espacio natural para nuestra convivencia. Es que, según las previsiones que nos hacía ayer el Comisario Barnier, para 2050 ninguno de los países europeos estaría por separado en el G-8. Una economía europea Unida lo estará siempre. Pero Barnier venía a decir que la suma de los 27 sumandos no equivale a que se trate de una categoría distinta. Seguiremos siendo 27 economías a la búsqueda de una integración, como en la obra teatral de Pirandello.

La victoria de Macron en Francia constituye, a mi modo de ver, dos cosas: el freno del populismo y la oportunidad de que se empiece a recorrer un camino de refundación Europea. Un camino difícil, pero imprescindible. Los populismos no han desaparecido todavía, serán las buenas políticas de los demás las que acaben definitivamente con ellos.

Un camino, el de Macron, que —todo lo augura— deberá ser recorrido con urgencia, toda vez que el impulso que le conduce al nuevo Presidente de la Republica le permita consolidar su victoria en las próximas legislativas de junio. Serán tres, a lo sumo seis meses decisivos para el futuro de Francia y el de Europa, que es el nuestro al cabo.

Francia y Alemania, junto con España e Italia, que también tiene su populismo propio -no lo olvidemos- deberán ser los puntos esenciales de apoyo de esta nueva Europa relanzada o refundada.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Intervención en la comparecencia de Michel Barnier

Congreso de los Diputados - Comisión mixta para la Unión Europea
Comparecencia de Michel Barnier, negociador de la UE para el Brexil. 10 de mayo de 2017



En algún medio de comunicación he leído que usted, como amante del senderismo y los paseos, es partidario de la fórmula que consiste en poner un pie delante del otro y evitar los obstáculos. A mí, que también me gusta pasear, le diré que además de las dos características que usted cita conviene también mirar hacia arriba y saber hasta dónde se quiere llegar. Después de escucharle estoy convencido de que también lo sabe.

Empezaré por interesarme por los ciudadanos, que son el elemento prioritario en la negociación. Los europeos que viven en el RU y los británicos que viven en los 27 países europeos. Esos 4 200 000 personas que necesitan de certezas, como usted ha afirmado.

¿Considera usted que el derecho a la residencia, por sí solo, resuelve su problema? ¿O habría que extender al de residencia algunos otros Derechos que hasta ahora eran indivisibles, tanto para los ciudadanos europeos como para los británicos?
En el caso de que no exista acuerdo respecto del cheque a pagar por RU por sus compromisos contraídos o un acuerdo genérico respecto de la relación futura entre RU y la UE, ¿el acuerdo con respecto a los ciudadanos tendría alguna complicación? O dicho en otras palabras, ¿está la CE dispuesta a convertir a los ciudadanos afectados en rehenes de la negociación? Siempre en el mismo sentido, ¿considera que el caso de Groenlandia en 1985 podría ser un precedente a ser tomado en cuenta en la negociación? Me gustaría que nos ofreciera una explicación a este asunto, que ya digo, es nuestra principal prioridad.

Hay una segunda preocupación para nuestro grupo parlamentario, que es la de las PYMEs, elemento esencial para la creación de empleo y componente fundamental de la clase media y trabajadora Europea. Consideramos desde Ciudadanos que este sector social -a diferencia de las grandes empresas- es el que menos preparado está para defender sus intereses en el proceso de negociación. ¿Tiene la CE establecido un estudio respecto de la incidencia del Brexit en la PYME Europea? ¿Han propuesto alguna línea de actuación respecto de sus intereses específicos?

Existe también una inquietud en relación con el grado de unidad de los 27 en el proceso de negociación, que no debería permitir la existencia de aproximaciones de carácter bilateral entre el RU y algunos -o todos- de los 27 en beneficio de RU y en perjuicio de la UE. ¿Han establecido desde la CE algún procedimiento que impida o dificulte esta posibilidad? Más en general, ¿considera usted que la Union está lo suficientemente unida en el proceso que se iniciará después de las elecciones británicas?

La negociación real del Brexit dará comienzo a partir de la celebración de las elecciones de junio en el RU. ¿Qué escenario prevé la CE como conclusión de ese proceso electoral? Más en concreto, ¿consideran ustedes que la previsible mayoría Tory servirá para flexibilizar la negociación o que más bien la seguirá situando en el escenario del hard Brexit, que es la formula presentada en la carta en la que el gobierno del RU activaba el artículo 50 del Tratado para la salida de este país de la UE?

Y en lo que se refiere al cheque que RU debería devolver a la UE y que, por ejemplo, el Financial Times ha elevado a la cifra de 100.000 millones €, ¿considera usted que esta cifra —o la que corresponda— será objeto de una discusión complicada entre las partes negociadoras o piensa al contrario que resultará relativamente fácil el acuerdo en este sentido?

martes, 9 de mayo de 2017

Posición de Cs ante la PNL sobre la crisis institucional en Venezuela

Congreso de los Diputados. Toma de posición de Cs ante la PNL sobre la crisis institucional en Venezuela



No hay que añadir un excesivo dramatismo en el escenario que se desenvuelve a diario ante nuestros ojos en las redes sociales o en las pantallas de televisión. No es preciso, ya la situación es más que dramática. Es simplemente insostenible.

Y se trata de una situación que empeora día a día. Casi 40 muertos, pretensión de vaciamiento de las instituciones por el gobierno -de sustitución del Parlamento-, agresiones continuas al estado de derecho, 167 presos políticos, la apertura de un nuevo proceso constituyente que derrumbe todos los vestigios que aún quedaban de democracia en Venezuela...

Acabar con una Constitución que ni siquiera era la anterior al régimen chavista, que no era tampoco la de la oposición.

Para inaugurar un régimen basado en la dictadura pura y dura, la dictadura de los soviets, de una oligarquía política instalada en el saqueo de la única industria que le queda al país, la del petróleo.

Pero una nueva Constitución para evitar, sobre todo, la llamada a la voluntad popular, a las elecciones. Porque no se está dispuesto a reconocer su resultado, cuando éste les es adverso, como ha ocurrido después de las elecciones legislativas de 2015, .

En tanto que la inflación crece de una forma superlativa (del 550% en 2016 y prevista del 741%, por ahora, para el año en curso), no hay medicamentos, el desabastecimiento es un hecho generalizado, la gente se aprovisiona de comida en los basureros.

Pero los ciudadanos venezolanos ya han dicho que no están dispuestos a admitir que este estado de cosas continúe. Y han invadido, pacíficamente, las calles y las plazas de las ciudades para reclamar un cambio. Y lo hacen con la valentía de los desesperados, de quienes ya no tienen nada que perder. Lo hacen frente a la represión policial y a las balas de los servicios parapoliciales de Maduro.

Es la hora de rendir un homenaje publico a ese pueblo valiente, insobornable, resistente... que es el pueblo venezolano. Nuestro reconocimiento, el de los españoles, a través de su máxima representación parlamentaria. Lo que estamos haciendo esta tarde.

Está tarde tenemos entre nosotros a una representación de ese pueblo, en la que se encuentra Mitzy Capriles, la mujer de Ledezma, a quien tuve la oportunidad de visitar en Caracas, en arresto domiciliario. Sea bienvenida, ésta es también su casa.

Un homenaje al que todos; todos, repito, los diputados de esta Cámara deberíamos sumarnos. Incluido el grupo o los grupos parlamentarios que nunca se suman a las causas que son justas porque en realidad ellos no están, ni creo que estarán nunca, con la justicia ni con la libertad, sino con la represión y la negación de los DDHH. Amigos de Maduro y de la revolución bolivariana, la misma que por lo visto pretenden instaurar en España.

En cualquier caso, reciban o no la solidaridad de todos los grupos parlamentarios, serán los venezolanos, sin embargo, quienes recuperen la libertad a que tienen derecho.

Pero tenemos que decirles algo más, decirles que no están solos, que España, la Unión Europea no está dispuesta a permanecer impasible ante el gravísimo y diario deterioro que están sufriendo,
Decirles, por ejemplo, que no estamos dispuestos a mirar hacia otro lado. Que nunca miraremos hacia otro lado ante la vergüenza, la conculcación de los DDHH, la conducción de todo un pueblo hacia la deriva de la miseria. Nunca miraremos hacia otro lado.

¿Está dispuesta España, la Unión Europea, a que continúen los episodios de masacre de la población civil como los que está viviendo Venezuela? ¿Está España dispuesta a asistir indiferente a lo que está ocurriendo en un país hermano, ligado por la historia y la cultura a nuestro país, como es Venezuela?
Y lo digo con un ejemplo, que ya es un paradigma: ¿estamos dispuestos a aceptar impasibles que el régimen de Maduro mantenga incomunicado durante 35 días a Leopoldo López, sumiendo en la zozobra y en la angustia a su familia, a sus seguidores, al pueblo venezolano a los demócratas españoles y de todo el mundo?

Ante esta catástrofe en que ya se ha convertido Venezuela, España puede hacer dos cosas diferentes, opuestas: mirar hacia otro lado, afirmar que es posible un diálogo, que será utilizado por el régimen de Maduro sólo para ganar tiempo y consolidar su dictadura... O liderar una respuesta internacional en favor de la democracia, del retorno a las libertades en Venezuela.

Y para liderar está respuesta europea, internacional, hay que empezar por marcar distancias con ese régimen opresor, llamar a consultas al embajador de España -como se lo ha pedido Ciudadanos-, apelar a la Alta Representante, Federico Mogherini, y articular la más firme respuesta ante este desastre político, humano y social que están viviendo los venezolanos.

Ciudadanos votará está PNL del Partido Popular, pero exige y exigirá en todo momento que nuestra diplomacia y nuestro gobierno se adentren en el buen camino de cumplir con su obligación ética y política.

Desde el respeto a las libertades, desde los valores que compartimos, desde la dignidad, entendemos que no cabe otra respuesta.
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