Notas para la intervención en el debate-coloquio sobre el futuro de la UE organizado por el grupo Spinelli. Madrid, 16 de junio de 2017
1. Relanzamiento de la UE tras el Brexit.
- Se atribuye a Jean Monnet la expresión según la cual «si tuviera que volver a construir Europa lo haría desde la cultura». No parece que ese sea el criterio. Habría que empezar a actuar en el espacio en el que existe un mayor consenso, y este se produce en el triple ámbito de la seguridad, la defensa y la acción exterior.
- La actitud de la nueva administración norteamericana nos exige replantear la estrategia defensiva (como ya ha empezado a hacerlo la Comisión y aprobará el Consejo la próxima semana), la amenaza cierta del terrorismo yihadista nos lleva también a priorizar un mayor entendimiento en seguridad y en inteligencia y en compartir información (recordemos que en España sólo empezamos a acabar con el terrorismo cuando hubo colaboración entre las fuerzas y cuerpos de seguridad de Francia y España)... y todo esto nos lleva a una política exterior común en la que las decisiones deberían adoptarse por mayoría cualificada y el Servicio Exterior debería integrar los servicios diplomáticos de los Estados miembros.
- Pero no deberíamos olvidarnos de otros elementos para avanzar en la integración: el económico con la unión bancaria, el debate abierto en el plano institucional respecto de los países que formamos parte del euro, la dimensión democrática de la construcción europea, reforzando al PE como cámara de primera lectura y situando al Consejo como cámara de segunda lectura... y especialmente reforzando el pilar social, no debemos olvidar que 15 millones de franceses fueron a los colegios electorales franceses en la segunda vuelta de las presidenciales a votar por una candidata populista o a votar en blanco o nulo: esas gentes no deberían ser olvidadas en el proyecto de construcción Europeo. Acometer la globalización exige al mismo tiempo prestar una especial atención a quienes más dificultades tienen para incorporarse a ese proceso.
2. ¿Cómo conciliar las diferentes posturas?
- Me parece muy difícil. Entre los 27 hay de todo, los hay suspicaces con los procesos de integración económica (Suecia o Dinamarca), los hay que son reticentes en cuanto a valores y DDHH (Hungría y su "democracia iliberal", Polonia), los hay que se han negado, lisa y llanamente a cumplir el acuerdo sobre refugiados, que es un acuerdo del Consejo (los dos países mencionados y Chequia)...
- Creo que resultará más práctico unir las voluntades de los que previamente están —estamos—dispuestos a avanzar más (en lo que se refiere a los escenarios 3 y 5 del documento de la Comisión: 3. Los que quieren más que hagan más y 5. Hacer mucho más juntos).
- En todo caso, y al igual de lo que ocurre con la respuesta a la globalización, los países de Europa que están dispuestos a avanzar más deberían estar siempre dispuestos a incorporar a los países que ahora no quieren avanzar en el momento en que estén dispuestos a hacerlo. La Europa de las dos velocidades, construida a través del método de las cooperaciones reforzadas, no debería consolidar la existencia de una miscelánea de Estados europeos que tiendan a centrifugarse, por lo mismo que quienes no quieren avanzar más no deberían condicionar a los que quieren hacer más cosas.
- Una Europa de dos velocidades es lo contrario de una Europa a la carta (que se parecería bastante a lo que se está produciendo ahora), que es la Europa del caos organizativo en el que nos encontramos.
3. ¿Reforma de los Tratados?
- Cuando se acometen reformas de envergadura, de ámbito constitucional, como sin duda lo son los Tratados de la Unión, debemos proceder a través de un doble consenso: primero, que todos —Estados y fuerzas políticas europeas— quieran cambiar los Tratados y segundo consenso, que tengamos un criterio aproximado acerca de hacia dónde queremos ir: no hace falta que acordemos la letra pequeña desde ya. Pero convendría saber si queremos un servicio exterior común o no, una agenda social europea o una exclusiva de los Estados, y para los países de la moneda común, eurobonos para la deuda que se emita a partir de un momento determinado o no los queremos en absoluto, política fiscal común...
- Tengo mis dudas de que exista el primero de los consensos, pero estoy convencido de que no existe el segundo, por lo cual supongo que la solución más pragmática es utilizar la vía que ofrece el actual Tratado, la de la Cooperación reforzada, por ejemplo, la del artículo 42 en materia de defensa.
- Dicho sea sin perjuicio de que piense que el mejor método para construir una Europa federal sea la reforma del Tratado. Una Europa federal que nos permita constituirnos en actores globales en un mundo global en el que alguna superpotencia anuncia su retirada de ese escenario.
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