lunes, 8 de febrero de 2021

Retrato y paisaje de la España de Antonio Maura

Reseña de Carlos Aganzo, publicada originalmente en El Norte de Castilla, el 5 de febrero de 2021

'Una acuarela en Solórzano' es el empeño de Fernando Maura de mostrar quién fue su bisabuelo más allá del maurismo

Novela histórica o historia novelada. El empeño de mostrar quién fue su bisabuelo, Antonio Maura, más allá del maurismo. De su condición de icono de la derecha conservadora en la España de Alfonso XIII. Y también la expresión de su propia inquietud política y literaria: la desazón ante un tiempo, los inicios del siglo XX, en el que la pesada herencia de la centuria anterior fue empujando a España hasta la dictadura de Primo de Rivera: la cúspide desde la que más tarde se despeñaría hacia la guerra incivil. Eso y alguna cosa más es 'Una acuarela en Solórzano', del político, columnista y escritor Fernando Maura (Bilbao, 1955). 

Una prosa fina y cuidada, que ya había desplegado antes en novelas como 'Últimos días de agosto' (1995), y el acierto de no alejarse nunca demasiado de lo personal, permiten al escritor crear un vibrante retrato, con su contra retrato, de las dos Españas que, en aquellos tiempos convulsos, soñaron con variar, una de arriba abajo y la otra de abajo arriba, el rumbo del país. Así, la acuarela en la que se emplea Maura -como Churchill- en su retiro cántabro de Solórzano, se convierte en una especie de magdalena de Proust. Mientras la mano se entretiene, la cabeza fluye. Y construye la narración a través de las evocaciones. Y al final lo que el pintor plasma en su lienzo no es ya el paisaje que están viendo los ojos, sino más bien el paisaje de su alma. 

Un alma indisolublemente unida a los acontecimientos de la España de su tiempo, de los que tan protagonista fue él como el personaje que dibuja su contrapunto en la novela: el anarquista Andrés Cuevas, inspirado en el miembro de la Escuela Moderna y de la CNT Abel Paz, que busca resolver de otra manera los sucesos que llevaron a la ejecución de su maestro, el librepensador Ferrer Guardia, tras la Semana Trágica de Barcelona. Dos vidas cruzadas cuya amplitud, además, desde Mallorca y Almería hasta Cantabria, pasando por Madrid y Barcelona, le permiten al autor finalmente ampliar la acuarela hasta convertirla en un fresco histórico completo de aquel tiempo. 

Poco más de cien años nos separan hoy del inicio de la acción en la novela de Fernando Maura. Aquel verano de 1914 tan importante para la historia de España, de Europa y del mundo. Un lapso que, de manera subconsciente, nos invita también a trazar un inevitable paralelismo con nuestro tiempo. Un tiempo que no somos capaces de interpretar todavía en su verdadera dimensión, precisamente porque, un siglo después, aún están abiertas algunas de aquellas heridas, que parecen imposibles de cicatrizar. De una u otra manera, la historia siempre irrumpe en el presente. Nos inquiere y nos pide que volvamos a ella para entendernos a nosotros mismos. Y Fernando Maura, que no ha sido ajeno a esa interpelación, lo ha dejado escrito en esta novela singular.

(Para comprar el libro: UNA ACUARELA EN SOLÓRZANO, Fernando Maura, Ed.: Almuzara, 381 páginas)


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