La semana del 7 al 11 de julio ha tenido dos elementos fundamentales: la constitución de las comisiones y la comparecencia del candidato a presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Junto con ello, la normalidad vuelve a la cámara. Ha cesado nuestra acción de okupas respecto del despacho de Paco Sosa y cada uno de nosotros dispone ya de acomodo propio. Todos ellos situados en la planta octava y junto a los restantes compañeros del grupo ALDE.
Las comisiones se formarían de acuerdo con el esquema previsto en las negociaciones de los grupos y los puestos en las respectivas mesas se elegirían por aclamación. En un principio me correspondía la titularidad de las comisiones en DROi —Derechos Humanos, con vicepresidencia incluida— y de DEVE —Desarrollo— y la suplencia en AFET —Asuntos Exteriores. Pero, a petición de Maite Pagazaurtundua, con efecto de la próxima semana he cedido DROi y DEVE, dado que ella consideraba encontrarse más cómoda en esas comisiones y con ese mismo efecto asumiré la titularidad de Cultura, que fue la segunda prioridad de Maite.
Antes de oír a Juncker recibo en mi despacho a dos representantes de la Mesa por la Unidad venezolana. Recaban apoyos para su causa. Y saben que el de UPyD y el mío personal lo tienen.
La comparecencia de Jean-Claude Juncker vendría precedida de una reunión del grupoALDE en la que Guy Verhofstadt nos explicaría el procedimiento a seguir: una selección de miembros del grupo formularía cuestiones al candidato respecto de diferentes asuntos —lo cual impediría que las preguntas coincidieran. Después habría la posibilidad de que el resto que lo quisiera hiciera las suyas por el procedimiento parlamentario del catch the eye —o «caza el ojo», según singular traducción de un diputado español—, por la cual el interviniente pide la palabra levantando un folio en blanco para que le den la palabra.
Juncker es un hombre de tez morena —¿bronceado?— al que soy presentado por Verhofstaadt con un «¡tenemos españoles en el grupo!».
Se quita la chaqueta —lo mismo que el presidente de ALDE— y comienza su presentación. Dice que se encuentra con caras conocidas. Es la Europa del pasado que va hacia el futuro. El procedimiento se ha respetado. El de los Spitzencandidat. Los que no respetan los tratados están equivocados. No ha ido todo como la seda, pero al final se ha conseguido. No se presenta —asegura— como candidato para que las cosas no cambien. Quiere que Europa camine por el buen camino. Conoce muy bien Europa. Le impresiona su diversidad. No sabe muy bien cuál es el elemento común. El paisaje confirma la naturaleza de sus gentes, es un paisaje diferente. El objetivo pasa por el empleo y el crecimiento. Se culpa a Europa. Pero Europa no es la culpable. Parece que los Estados miembros no existen. Pero hay que solucionar el problema del déficit. No se puede gastar lo que no tenemos. Los que dicen que se ha acabado el rigor presupuestario están equivocados. Está en contra de la austeridad excesiva. Defiende la manera de cómo Europa y la Comisión Europea han hecho las cosas. Luego se refiere al Pacto de estabilidad y crecimiento. El Consejo ha dicho que no se debe reformar, pero sí que hay que flexibilizarlo. Así se hará. Organizar un sistema de empleo que funcione y que no sea inflacionista. Mercado único digital, en el sector de los servicios, con empleo. En ámbitos que miran hacia el futuro. Sistema energética propio. Energías alternativas. Eficacia energética. Mejorar las relaciones con los Estados miembros. Relanzar la inversión pública. Ya se ha puesto en contacto con el BEI. Valores fundamentales que han conformado nuestro continente. Debemos velar también por la Carta de Derechos Fundamentales para su interior (en lo que sería una referencia al incumplimiento en el capitulo de las libertades en determinados países miembros del este de Europa). Europa debería unirse también a la Carta europea. Una UE más social. Una gran parte da la espalda a la UE porque no se les tiene en cuenta. Luchar contra el dumping social y fiscal. Ha recibido críticas como exprimer ministro luxemburgués respecto de este último extremo. Pero siempre ha sido Luxemburgo quien lo ha planteado. No acepta lecciones de nadie. Dice conocer muy bien los sistemas fiscales. Dice sí a la competencia fiscal, no a la competencia fiscal desleal. La importancia de los flujos migratorios. Afrontar el impacto de una inmigración mal controlada. También de la legal. Nos faltará mano de obra. Debemos ponernos de acuerdo en ejes comunes. Hay países con criterios de inmigración muy diferentes. Reintroducir el método comunitario. ¡Claro! La crisis financiera se ha convertido en una prioridad.
Después pasamos al previsto turno de preguntas. Reproduzco alguna respuesta significativa de Juncker:
Proceder intolerable, algunos gobiernos aceptan en Bruselas determinadas políticas y las critican después en sus países de origen,
La política de empleo, la UE puede facilitar los instrumentos y los gobiernos nacionales son los que las deben poner en práctica,
80m para Frontex —políticas de inmigración— es una miseria. Cooperación.
Objetivos del milenio. Distamos de ser un ejemplo.
No quiere una relación especial con el RU. Quiere negociar con este. Si la UE quiere seguir con el RU deberá tener en cuenta sus pretensiones. No está sólo. Los holandeses también están de acuerdo con los británicos. Debemos ser realistas. No se tocan las 4 libertades esenciales. Si los Estados miembros quieren reforzar su cooperación en materia económica, que no nos molesten.
La ampliación es un tema importante. En 5 años no habrá. No sólo por la fatiga, sino porque no ve que país podría entrar. Reservar el status de país precandidato a los países que lo sean de verdad.
Concluye la comparecencia sin que los otros diputados hayamos podido formularle nuestras preguntas. Han transcurrido las dos horas previstas y no ha dado tiempo.
Acudo después a una cena organizada para la presidencia del grupo. En el aperitivo, uno de mis compañeros me pregunta: «¿qué te ha parecido Juncker?» «No me ha entusiasmado -le digo-. Pero al menos es un político, no un burócrata, como dicen es Barroso». «Bueno. Todos dicen lo mismo -me contesta-. Si analizas los discursos de Schulz y de Juncker, son lo mismo. Lo único que les diferencia es que uno de ellos va a la iglesia los domingos».
En la cena, Verhofstadt insiste en la importancia que tiene el voto de ALDE para la elección de Juncker. Habrá fugas —los socialistas españoles, por ejemplo. Por eso resulta clave el compromiso que asuma con nosotros.
La mañana del miércoles da comienzo con una valoración de nuestro presidente respecto de la comparecencia de ayer. Según Verhofstadt, Jean-Claude Juncker no ha dicho que sí a todo. No se han producido intervenciones repetidas. En lo positivo: Energía, se opuso a una idea que ahora defiende. No se afloja el pacto de estabilidad. Sucesor de Olli Rehn —liberal—, no ha quedado claro. Representación exterior del euro, que sí. Agresivo en el aspecto fiscal, pero es luxemburgués. No habrá ampliación, pero seguirán las negociaciones. Negativo. No hay visión global para la salida de la crisis y una nueva Europa. Debería presentar un concepto integrado global (2º paquete Delors). Reforma instituciones UE, no dijo nada.
En el turno de valoraciones intervengo yo mismo. No puedo reproducir mi pregunta (dedicada a una acción exterior de la UE basada en valores. Ya no tiene sentido. Juncker no está para contestarme). Digo que no hay una satisfacción especial. No me ha hecho muy feliz su intervención. Tampoco puedo decir que haya muchas cosas que no me gustan. Es un político, no un burócrata. Necesita de nosotros, de nuestro voto. Exigirle un mayor compromiso. No hay que olvidar que si le votamos, luego lo tenemos que explicar en nuestros respectivos países. Y la mejor explicación está formada por las políticas que vaya a desarrollar, Él no hace la CE, pero sí es responsable de su programa. Un papel con compromisos que él asuma. En materia de libertades; solidaridad, no sólo austeridad; un proyecto de Europa abierto a los ciudadanos, que no excluya la reforma de los Tratados, basada en la integridad territorial de los Estados; crecimiento, nuevos nichos de empleo.
Interviene Guy Verhofstaadt. Dice que estamos en la mayoría, que nos necesitan.y esa es la carta que tenemos que jugar. Lo votaremos sí se cumplen nuestras condiciones. Dice que no es simpático —Juncker—, pero que si quieres gustar a la gente, no te dediques a la política. Tres cosas: Reconocer el procedimiento. El Consejo ha elegido a uno de los candidatos. Nuestro apoyo dependerá de cómo sea nuestra importancia en la ejecución de las políticas. Reiterar y asumir las cosas positivas que dijo (red energética, sistema de compras, representación exterior del euro… Emigración. Cartera de asuntos económicos y monetarios, no necesariamente para un socialista. Pacto de estabilidad, hasta 2014). Lista de condiciones. Compromisos:
- Basándose en la legislación (todo tiene que estar supeditado a legislación). Combinación de ámbito digital, reindustrialización…
- Plan de gobernanza económica. Nuevo modelo.
- Desbloqueo del reglamento horizontal y aplicarlo (derechos humanos).
- Equilibrio de género en la CE.
- No trato especial para el RU. No abrir de nuevo la caja de Pandora, abierta con el cheque británico. Tendríamos 28 UE distintas en otro caso.
- Gobernanza zona euro.
A continuación, la presidencia del grupo nos dirigimos al despacho de Verhofstaadt a celebrar un almuerzo de trabajo. A su conclusión, Guy nos refería el e encontronazo habido entre el diputado de CDC, Tremosa, y el de C’s, Nart, por el que el primero acusó al segundo de terrorista. Este había hablado de presentar una querella contra el nacionalista. Solucionado a través de una carta pactada entre los dos diputados y el presidente que este enviaba a Nart. Yo subrayé que Tremosa había traspasado muchas líneas rojas, también con UPyD.
Y esto es lo que ha dado de sí la semana. La que viene, en Estrasburgo, la elección de Juncker.
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