El martes 22 de julio, me convocaban de nuevo a Bruselas. En esta ocasión se trataba de la Comisión de Cultura. Pero cuando me instalaba en mi despacho, los correos electrónicos del Parlamento me informaban de una reunión extraordinaria, que tendría que ver con los recientes acontecimientos vividos en Ucrania tras el derribo del avión de una compañía malasia. De acuerdo con la hora fijada y con mis otros compromisos, ese día la comida podía esperar.
La presidenta (toda la mesa está compuesta por señoras, «aquí no se cumple la paridad», observa Santi Fisas que se sienta a mi lado) se refiere a la próxima audiencia de los comisarios, prevista para septiembre; será durante la primera semana después de Estrasburgo. A continuación se refiere al Premio Lux, a la producción cinematográfica, otorgado por el PE, con una problemática relevante para Europa, que en noviembre votará el parlamento. Presupuesto para 2015: las enmiendas se producen al presupuesto de la CE, el Consejo lo suele reducir, pero no ha presentado el presupuesto; velaran porque se reconsideren los recortes; pide un mandato horizontal en este sentido y lo recibe. Programas, 9% de incremento en Europa activa; créditos suficientes —espera— para Erasmus; le preocupa el programa Marie Curie. El programa Europeana que se reduce cada vez más (es el relativo al patrimonio digital europeo) que corre el riesgo de ser recortado; Europa Creativa; la CE ha propuesto en 2011 una modificación en los créditos de compromiso; que financia otros programas (capitales culturales y otros), un 3’3% menos; presentará enmiendas; Europa para los ciudadanos, un recorte del 20% respecto del anterior, muy popular en las escuelas; entre estas iniciativas está Euronet.
Se produce a continuación un turno de oradores. Una diputada del UKIP se queja de que se gasten fondos públicos en programas de cultura cuando hay gente que pasa hambre o no tiene educación; pide que se recorte todo, en consecuencia. Pero se le contesta, la cultura une a los pueblos y a los ciudadanos y es una demanda de estos. Y una diputada laborista le dice que Manchester se ha recuperado gracias a la cultura (seguro que la ciudad británica tiene una administración laborista, pero no deja de tener razón la diputada en su vehemente alegato).
Concluida la comisión, recibo en mi despacho a Edoardo Ferrara, asesor del grupo ALDE para SEDE, Seguridad y Defensa. Pasamos revista al trabajo en esa subcomisión —de la que soy titular— y analizamos sus posibilidades.
A continuación me dirijo a la reunión extraordinaria de AFET —exteriores— donde se hará un análisis de la situación en Ucrania. Guardamos un minuto de silencio (en el PE, los tiempos están tan tasados que hasta estos momentos solemnes duran menos). El presidente da la palabra al Ministro de AAEE ucraniano. Este empieza diciendo que hace tres años estuvo en el PE y hablaron de las perspectivas del acuerdo de asociación; pero que esta es una reunión trágica. No va a hacer un discurso al uso, pero si desgranar unas reflexiones: Esta tragedia no es un mero incidente; viene de un contexto muy agresivo, que empezaba con la ocupación de Crimea y se ha agravado en el este; explica que hay armamento pesado que llega de Rusia (tanques, misiles tierra-aire y misiles antimisiles como el que derribó el avión). Transmite su pesar a los familiares. Hemos alcanzado —señala— un punto de no retorno. Hasta ahora había un compás de espera. Ya no es que un día llegará la crisis, es que la crisis ha llegado para quedarse. No basta con observadores de la OSCE o de la ONU… Hay quien dijo que el conflicto podía quedar congelado y discutirse después. También ha cambiado el estado de ánimo en Donestk: la gente odia a los terroristas apoyados por Rusia. En este sentido añade que se ha utilizado una diferente terminología en el caso para aludir a estas fuerzas (separatistas…) Son terroristas y tienen conocimiento de terrorismo. Pequeño margen de maniobra. ¿Cómo abordamos el problema? Rusia debe recuperar a esos terroristas, que son rusos y exagentes rusos (si son ex). Es preciso que esos terroristas sean devueltos a su país. Es necesario un apoyo claro de la UE. Presencia en el terreno de la UE, no sólo una misión de la OSCE. Cree que hay que lanzar un mensaje claro a los ucranianos de que la integración en Europa supone la recuperación del estado de derecho, porque lo que hacen es destruir las infraestructuras necesarias. No son separatistas, porque destruyen las infraestructuras básicas. Piensa que es necesario redefinir estrategia y táctica. Ellos —los ucranianos— son el interlocutor de la UE y tienen el compromiso de avanzar por esa línea. Por eso les atacan. Quieren realizar una investigación transparente y de forma humana. No sólo cambiar de sitio a los cadáveres, como están haciendo. Y que sean los holandeses quienes lo hagan.
El presidente da la palabra a continuación al embajador de Holanda ante la UE. Este da las gracias por los mensajes de apoyo y ofrece su pésame a las otras víctimas. Están pasando del desconsuelo a la ira. Han vivido imágenes muy dolorosas. El acto demuestra cómo el impacto del conflicto de Ucrania llega mucho más allá. Reclama una investigación independiente y un trato digno de la recuperación de las víctimas. Que los responsables rindan cuenta y paguen por sus actos. Espera que los primeros restos mortales lleguen mañana. No pueden excluir que se hayan perdido objetos, pruebas. Considera que la UE ha mostrado unidad. En cuanto a las sanciones, se están estudiando. Se habla de medidas adicionales.
El presidente se refiere a la falta de dignidad en el tratamiento de los cuerpos. El derribo procede del territorio ocupado por los rusos. Las armas vienen de Rusia. Pero este derribo no ha terminado con el tráfico de armas. La credibilidad de Putin está en entredicho. Si Rusia lo sigue haciendo es que no quiere alcanzar una solución.
Después interviene el representante del servicio exterior de la UE. Un estado de ánimo bastante triste, dice. Preocupación mundial. Es lamentable que haya ocurrido esto para que se entienda que no se han cumplido con las menores condiciones. Exige una digna repatriación. Investigación independiente. Protección de la zona y que no se permita el acceso a otros. Que los holandeses asuman el protagonismo. Diálogo para resolver la crisis. Que Rusia retire sus tropas y las armas. Sanciones: anuncia una lista reforzada. Visados. Restricción del comercio. Y aún se está debatiendo sobre más medidas. Quieren tener contactos con los grupos armados para obtener un alto el fuego.
En el turno de los MEP interviene una diputada holandesa del PP que dice que proporcionalmente Holanda ha perdido más personas que las que murieron en el 11S. Exige que se lleve a los responsables ante la justicia. Que la UE hable con un sola voz.
Ellos esperan 300 cadáveres, pero hay 400 rusos que se están formando en Francia (unos cálidos aplausos reciben a sus palabras).
Regreso a mi despacho y me encuentro con un correo de Sophid In’t Veld, vicepresidenta primera del grupo ALDE. Considera que el asunto concierne a la UE en su conjunto. Se trata de un acto de guerra que ha acabado con la vida de 300 ciudadanos europeos y que ha llegado el momento de que Europa tome su responsabilidad. Pero existe un silencio clamoroso por parte de las instituciones europeas. Ausencia de Ashton, silencio de Juncker, crítica la actitud d Barroso y Van Rompuy. Incluso en nuestra casa, en el Parlamento Europeo, no ha habido reacciones hasta hoy, ni siquiera en la web. Todo lo que se ha hecho es la reunión de AFET —a la que me acabo de referir. Le parece que Schulz debería haber convocado una Conferencia de Presidentes con la presencia de Herman van Rompuy, fórmula que se ha empezado en muchas ocasiones y en asuntos menos urgentes. Considera que se trata de una reacción «tecnocrática».
Son reflexiones exigentes para una acción que ha desbordado el punto de no retorno.
Tengo aún otra reunión en mi despacho. Me reúno después con Paco Sosa y bajo a la puerta del hemiciclo para firmar en el libro de condolencias que el presidente del Parlamento ha puesto a nuestra disposición respecto del derribo del avión.
No poca cosa para un sólo día.
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