Todas las semanas de un parlamentario europeo se pueden sin duda asociar a la idea del vértigo permanente, pero la más concreta fijación de esta idea se produce en las semanas de plenos en Estrasburgo.
Nada más llegar a la ciudad alsaciana, y casi sin tiempo para deshacer la maleta, volvía al Parlamento para presidir una reunión del Grupo de Trabajo C de ALDE. En apenas hora y cuarto, debíamos resolver asuntos tan espinosos como la situación en Ucrania, la epidemia del Ebola, la ofensiva del ISIS, Libia, Palestina, en cuanto a resoluciones del grupo y Azerbaiján, Burundi y violaciones de DDHH en Bangladesh, en cuanto a las proposiciones de urgencia; y, para concluir, un debate sobre materiales de doble uso —militar y civil. Así que empiezo la reunión pidiendo concisión, pero como dice Paco Sosa, el parlamento se ha hecho para hablar y, en consecuencia fiel con el principio, los parlamentarios hablan y no se cansan, de modo que tengo poco éxito. Caen de la discusión los asuntos de Gaza y de los materiales de doble uso y aún con ese descuaje en el orden del día, robamos 15 minutos para la reunión plenaria del grupo.
Una reunión, la de ALDE, que sólo tendrá entonces una duración de media hora. Verhofstadtnos refiere la situación de Hungría, causa de preocupación para el conjunto del grupo. La vicepresidenta In’t Veld defenderá a continuación en el pleno la necesidad de un debate sobre el estado de las libertades en ese país. Después se refiere a las audiencias a los candidatos a comisarios y expresa su preocupación por el caso del propuesto por el gobierno magiar.
Y nos vamos corriendo al pleno a escuchar a Sophie. El PPE aborta el debate propuesto sobre Hungría, lo que nos produce una gran insatisfacción. De hecho, como ya he dicho antes, en la lista de las prioridades parlamentarias para las próximas semanas, se ha puesto sobre la mesa la preocupación sobre la nominación del candidato húngaro a la cartera de Cultura, que lleva asociada la de ciudadanía; cuestión que eriza los escasos pelos que a algunos nos quedan en la cabeza. ¿Logrará este candidato superar las audiencias parlamentarias? La solución, en las próximas semanas. Además que me corresponderá casi con seguridad formularle alguna cuestión, no en vano soy titular en Cultura.
Volvemos a nuestros despachos para una reunión de la delegación de UPyD, en la que analizamos asuntos de interés común a los 4 diputados.
Continuamos la mañana siguiente con el debate plenario antes de la votación correspondiente.
A continuación participo en una reunión de ALDE con portavoces de las ONG y los medios de comunicación húngaros que abonan nuestra preocupación sobre el asunto. Una ONG húngara, financiada por Noruega, está considerada como afecta a un país extranjero… No oíamos algunos esas referencias autoritarias y sectarias desde los tiempos de Franco… ¿O es que me equivoco y eso es más habitual de lo que supongo?
Después se celebra la reunión de grupo. Verhofstaadt nos habla de la situación que ha pulsado en la conferencia de presidentes respecto del premio Sajarov, que —me da la sensación— se conectará con los acontecimientos del este de Europa, dada la preocupación general que se está viviendo en los últimos tiempos respecto de este asunto. Plantea también la cuestión de la confirmación de la candidatura de Mary O’Reilly.como defensora europea del pueblo.
El miércoles, se hace antes de la sesión de voto, la fotografía panorámica del actual Parlamento Europeo. Después apenas tengo tiempo para comer si quiero asistir —y efectivamente quiero— a la reunión constitutiva del grupo por la libertad en Irán. Me entero en los pasillos que el diputado de C’s, Javier Nart, ha sufrido un desmayo y que le han llevado al hospital. En la reunión, presidida por mi compañero de ALDE, Gèrard Deprez, intervengo para manifestar mi compromiso con la libertad en ese país.
Compromiso que hago efectivo después en mi segunda intervención en el pleno del parlamento:
«No podemos —digo— olvidar que en todo conflicto, y este no es una excepción, hay situaciones que se olvidan, donde grupos minoritarios sufren ataques de extrema crueldad al encontrarse indefensos ante el caos generado por la situación en la que se han visto involucrados. Estos grupos marginados no son, desde luego, menos importantes por ello y merecen, necesitan, de nuestra atención.
»En este caso, me gustaría llamar la atención sobre la gravísima situación de los casi 3.000 refugiados del Campo Libertad.
»Los refugiados del Campo Libertad tuvieron que huir de un régimen opresivo y tirano, como es el iraní, y a pesar de contar con el apoyo y el reconocimiento de la comunidad Internacional, han sufrido continuos ataques por parte de las fuerzas iraquíes de Al-Maliki, teledirigidos desde Teherán.
»Desde su llegada al Campo, en agosto de 2012, estos ciudadanos iraníes han estado soportando durísimas restricciones que se han intensificado a niveles intolerables desde el pasado mes de agosto, cuando las fuerzas iraquíes, aprovechando el caos generado por la ascensión del ISIS tensaron aún más la soga alrededor del cuello de los refugiados mediante el bloqueo de los suministros de combustible, alimentos y medicinas.
»El bloqueo médico es, probablemente, el más trágico y escandaloso: en el último mes a los pacientes con cáncer y otras enfermedades de gravedad, en varios casos terminales, se les ha negado de manera repetida el tratamiento y las atenciones médicas necesarias.
»Antes de que se agrave esta situación, o incluso, que se repita la masacre de 52 refugiados iraníes sucedida en septiembre del pasado año en el Campo Ashraf a manos de fuerzas de seguridad iraquíes y de comandos provenientes de Teherán, quiero hacer un llamamiento para que los derechos de estos refugiados no queden olvidados bajo el manto de una situación, por supuesto más grave, pero que no debe esconder situaciones igualmente preocupantes».
La presidenta golpea varias veces con su martillo para llamarme a la conclusión de mi intervención. Aún así, consigo hacerlo. La próxima deberé hacerla más concisa.
A continuación me dirijo hacia el plató compartido con las televisiones europeas para un debate sobre las relaciones entre la UE y Rusia, con Ucrania como telón de fondo, que ha motivado uno de los más importantes debates de la semana estrasburguesa y al que ya me he referido en un artículo publicado por el diario Expansión el 18 de septiembre. Se trata de una «silla caliente», me cuentan. Después de nosotros, un nuevo panel ocupara el escenario de sillas blancas y mesa marrón para discutir cualquier otra cosa. Intervienen además, Paco Millán, por el PP; Juan Fernando López Aguilar por los socialistas y Pablo Iglesias, por la izquierda unida europea. Como yo pertenezco a una fuerza política que —al menos en Europa— goza de mayor tamaño que la suya, intervengo antes que Pablo Iglesias. Sin embargo, como quiera que el líder de Podemos se me cuela en la segunda pregunta, me quedo de cuarto, con la posibilidad de cerrar el debate, que es siempre la mejor opción.
Insisto en mis preocupaciones habituales en este asunto: que Rusia ha vuelto a repetir, después de un tiempo de contención, su política exterior, heredada de la Unión Soviética y aún de los zares, consistente en crear un anillo de protección que le permita protegerse a sí misma de la heterogeneidad interna que existe en su país: que hay una enorme preocupación entre los ciudadanos del este de Europa —preocupación que he podido percibir en el grupo ALDE— respecto de su libertad y seguridad, amenazadas por la creciente agresividad rusa y, por último, que la UE debe proteger también a los ciudadanos ucranianos para que decidan sí quieren ser europeos o vivir vinculados a la soberanía rusa.
No me es posible acudir a la reunión de grupo, que se celebra a la misma hora que el debate televisivo.
El jueves atiendo una llamada radiofónica de Intereconomía que me pregunta por el referéndum en Escocia.
Acudo después al Parlamento donde mantengo una reunión con Hans Van Baalen, holandés de ALDE, en la que nos referimos a asuntos de interés conjunto relativos al Grupo de Trabajo C y a mis preferencias en materia de política exterior.
Vuelvo al pleno, donde prosigue el debate y se producen las votaciones a continuación.
Otra locura de semana. Y eso que —según dicen— no ha tenido mucho contenido.
Y aún tengo agenda política para el fin de semana.
Seguiré informando.
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