Hablar con Isadora Zubillaga —una de las caras de la represión provocada con carácter permanente por los dirigentes de la República Bolivariana— es descubrir una vez más el valor de los relatos contados en primera persona. Se lo decía en el almuerzo que manteníamos hace unos días en Madrid: – Antes de hablar contigo, Leopoldo López era un dirigente político encarcelado por Maduro. Hoy ya sé que hay mucha más historia por detrás. Porque Isadora Zubillaga representa ante España y la Unión Europea la reivindicación por la libertad de Leopoldo que le permita retornar a su actividad política y representativa. En ese sentido, el encarcelamiento del líder venezolano es un doble secuestro. Y lo es porque su prisión nada tiene que ver con los supuestos delitos que se le imputan y porque, cada vez que un político que representa a los ciudadanos es acosado, es el conjunto de los ciudadanos quien ve menguada su libertad; y cuando además se ve confinado en una prisión es la propia libertad de la ciudadanía la que se ve encarcelada.
Leopoldo López se encuentra detenido arbitrariamente desde el 18 de febrero de 2014 en la cárcel militar de Ramo Verde; cárcel «militar», insisto. La detención de López fue arbitraria, porque fue privado de libertad por la única causa de ejercer sus derechos de libertad de expresión, reunión pacífica y el derecho a participar en los asuntos públicos y a ser elegido sin restricciones indebidas. Su detención también es arbitraria porque en la persecución contra López, el gobierno venezolano ha desconocido las normas internacionales relativas a un juicio justo.
Han sido múltiples los informes de todo tipo de organismos internacionales y de ONGs que han manifestado su preocupación por la prolongada detención de Leopoldo López; sin embargo, es preciso señalar que un solo día de arresto ya supondría una flagrante violación de sus derechos democráticos. La última denuncia, procedente del Comité contra la Tortura de la ONU, de 13 de noviembre de 2014, que señala:
El opositor Leopoldo López durante su detención
Las ideas y discursos de Leopoldo Lópezfueron la razón que esgrimió el Ministerio Público para acusarlo en fecha 4 de abril de 2014 por la supuesta comisión de los delitos de instigación pública, asociación para delinquir, daños a la propiedad privada e incendio. Posteriormente, el 5 de junio de 2014 y después de suspender la audiencia preliminar en tres ocasiones, la jueza admitió la acusación del Ministerio Público, ordenó su enjuiciamiento, aceptó prácticamente todas las pruebas promovidas por la parte acusadora y negó casi todas las pruebas promovidas por la defensa.
Han sido múltiples los informes de todo tipo de organismos internacionales y de ONGs que han manifestado su preocupación por la prolongada detención de Leopoldo López; sin embargo, es preciso señalar que un solo día de arresto ya supondría una flagrante violación de sus derechos democráticos. La última denuncia, procedente del Comité contra la Tortura de la ONU, de 13 de noviembre de 2014, que señala:
«El Comité nota asimismo que el Grupo de Trabajo sobre la detención indicó que las detenciones de los opositores políticos Leopoldo López y Daniel Ceballos fueron arbitrarias y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos mostró su preocupación acerca de la prolongada y arbitraria detención de opositores políticos y manifestantes. Preocupan al Comité, además, las informaciones según las cuales una gran parte de los detenidos no fueron informados sobre las razones de la detención, no tuvieron acceso confidencial a un abogado hasta minutos antes de la audiencia judicial, y fueron transferidos a varios centros de detención sin comunicar el paradero a sus familiares. Asimismo, los detenidos no habrían recibido en ciertos casos atención médica hasta la audiencia judicial, pese a presentar claros indicios de violencia (arts. 2 y 16)».
Pero la relación de las vejaciones sufridas por Leopoldo López no podría acabar en el citado informe de la ONU. El dirigente opositor ha estado sometido a aislamiento desde que inició su detención en la cárcel de Ramo Verde. Los primeros noventas días en prisión, López estuvo en total aislamiento durante 24 horas, y aunque se le permitió recibir algunas visitas de familiares o abogados, éstas se llevaron a cabo en su celda. A López se le permite una hora de ejercicio solitario por día, pero permanece en su celda en aislamiento solitario durante veintitrés horas al día. Estas condiciones de encarcelamiento se han mantenido desde febrero de 2014. Y todo eso sólo por atreverse a manifestar opiniones diferentes a las del sistema.
María Corina Machado
No es un caso único, desde luego. También otros dirigentes de la oposición a Maduro están sufriendo persecución por causa de sus discrepancias políticas con el régimen. Resulta paradigmático en este sentido lo acaecido con María Corina Machado, que ha comparecido el 3 de diciembre ante el Ministerio Público, en otro proceso político, del que ha resultado imputada de una conspiración para el magnicidio del presidente de su país.
Y la misma Isadora Zubillaga, que me habla desde su experiencia opositora, ha sido acusada por el presidente de la Asamblea venezolana, Diosdado Cabello, por conspirar contra su país. Una vez más asistimos al sectarismo político de quienes consideran que el intento democrático de cambiar los gobiernos y las leyes equivale a deslealtad contra su propia nación.
Urge reclamar la libertad de Leopoldo López, que se ha convertido en un símbolo de la libertad. De los venezolanos, desde luego; pero también de cualquier ciudadano de cualquier otro país. La prisión de Leopoldo López constituye una afrenta contra cualquier demócrata.
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