En unas recientes declaraciones efectuadas por el responsable de Acción Institucional deUPyD y flamante candidato por este partido a la Asamblea de Madrid, Ramón Marcos, se producía una crítica a Francisco Sosa Wagner, que hace escasos días anunciaba su intención de abandonar su escaño en el Parlamento Europeo y de darse de baja de UPyD.
Yo ya he declarado públicamente que comprendo la decisión adoptada por el profesor Sosa. He sido testigo de excepción de sus difíciles relaciones con la cúpula de UPyD en estos últimos meses y del impacto emocional que estas le han producido. Sin embargo, he afirmado también que no compartía su postura: la propuesta que Paco Sosa puso en marcha en agosto de este año, exigía de continuidad. Su reflexión, que hunde sus raíces en el manifiesto fundacional de UPyD, nos llama a profundizar en la defensa de un espacio político basado en la regeneración democrática, a través de una profunda reforma desde las instituciones.
Dicho lo cual, y sin perjuicio de que será Sosa Wagner quien decida la política que desee seguir respecto de estas y otras declaraciones, el responsable institucional de UPyD arriba citado venía a indicar la falta de transparencia en la gestión del único representante de este partido en la última legislatura europea con relación a los gastos generales —una partida que la cámara de Estrasburgo entrega a los diputados para subvenir a este concepto.
Aparte del dudoso gusto de hacer —como dice el refrán— leña del árbol caído, la afirmación de Marcos debe quedar sometida a una más concreta consideración. Yo mismo he sido miembro del Consejo de Dirección de UPyD hasta mi cese en agosto de este año y componente también del comité de asesores al Grupo Parlamentario en el Congreso, además de tener despacho en la sede central. Pues bien, no he conocido nunca crítica alguna respecto de la gestión del eurodiputado en cuestión sobre el asunto de la gestión de los ingresos para gastos generales. Por otra parte, como miembro del Consejo Político deUPyD, tampoco escuché ninguna reflexión contraria a Sosa por sus ausencias reiteradas en las convocatorias de este órgano. Y diré más, a pesar de que ahora se critica su voto en el Pleno de Estrasburgo de abstención respecto del acuerdo de pesca UE-Marruecos en perjuicio del pueblo saharaui, su explicación de voto constituyó el editorial de la página web de ese partido en esos días. Añadiré que yo mismo, que había participado —en mi condición de responsable internacional— en una manifestación por las calles de Madrid, en representación de UPyD, portando una pancarta contraria a ese acuerdo de pesca, pedí por escrito su opinión al respecto a Rosa Díez. Su contestación: «¿Qué quieres que te diga?»
No hubo crítica alguna entonces. No sólo eso: la dirección de UPyD le apoyó con firme determinación en el proceso de primarias para las elecciones del pasado 25 de mayo.
En cualquier caso, y al objeto de contribuir a la transparencia de los representantes públicos respecto de la gestión de los recursos que se les asignan, desde el primer momento de mi gestión como diputado he encargado a una asesoría externa la contabilidad de esa partida, la cual daré a conocer en este mismo blog, una vez concluida la semana prevista para tareas de circunscripción (27 de octubre-2 de noviembre) y nunca más tarde del último día de noviembre. Con carácter trimestral daré cuenta de los gastos en que incurra por ese concepto.
Espero contribuir de esta manera a un elemental ejercicio de transparencia.
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