viernes, 24 de abril de 2015

El cinismo europeo y la inmigración (Expansión, 23 de abril)

Artículo publicado originalmente en Expansión, el 23 de abril de 2015
El fenómeno de la inmigración clandestina no sólo está llenando el Mediterráneo de cadáveres, es que también demuestra que el proyecto de la Unión Europea se encuentra en un punto de no retorno que conviene analizar.
Ya sea por errores propios de la propia UE como de la mala gestión y la corrupción endémica que asola a los países de que parten estos seres humanos con destino a las costas europeas, esta inmigración demuestra la insuficiencia, cuando no el fracaso, del llamadométodo comunitario. O sea, que cuando hay acuerdo entre los países hay políticas que lo ejecutan y cuando no, sólo hay bellas y floridas palabras que se agotan tan pronto han sido pronunciadas.
La emigración clandestina trae su causa de los conflictos y los desequilibrios económicos en sus países de origen. Algunos de esos conflictos, no lo olvidemos, parten de una mala gestión occidental -y por lo tanto europea- de los mismos. Tampoco dejamos de ser algo culpables en nuestro continente por la forma en que se comportan determinados gobiernos africanos, apoyados de manera permanente por sus metrópolis que mantienen en el poder a reyezuelos de clanes tribales a quienes sirven de cobertura permanente.
Es cierto que no siempre los europeos somos responsables, pero lo que está claro es que nos afecta.¿Nos afecta? No toda Europa parece pensar lo mismo. Hay queden considera que no hay problema, porque el flujo de emigrantes no alcanza a sus países o porque, cuando llegan, les ponen un inmediato billete de vuelta. No tienen un problema porque las pateras no se hunden en sus costas, simplemente. Actúan esos países de la civilizada Unión Europea de manera local, alicorta e insolidaria. ¿Se imagina usted que un americano de Austin -Texas- considerara que el brutal atentado contra las Torres Gemelas fuera sólo un problema de lospobres neoyorquinos, sólo porque ese asunto se ha producido a miles de kilómetros de distancia? Nadie en los Estados Unidos de América en su sano juicio podría siquiera imaginar un pensamiento como este. Pues bien, en Europa sí: franceses, españoles, italianos o griegos advertimos la gravedad del problema; otra cosa es lo que eso les preocupe a los ciudadanos de otros países.
Pero es que Europa no puede ser por más tiempo el escenario de la indecisión respecto de los problemas internacionales que nos afectan. Y que nos afectan de este modo, además. La indecisión de no disponer de una política Internacional que nos obliga a actuar a rebufo de los otros o a no actuar simplemente, de modo que los problemas se agravan de manera cada vez más superlativa,
Urge la política exterior, por lo tanto. Con fijación de prioridades y urgencias, como lo es esta; contemplando los escenarios de nuestros intereses; establecida en los valores que nos hacen diferentes respecto de otros países o asociaciones de naciones, el respeto a los derechos humanos, a la dignidad de la persona, a su vida… sepultada bajo las aguas de ese Mar Nuestro que se ha convertido en la tumba de tantos deseos incumplidos.
Y una política de defensa coherente con la exterior y una acción coordinada de cooperación en los países que producen la inmigración o la decidida búsqueda de acuerdos políticos que solucione los conflictos en presencia,
Y no olvidemos tampoco que Europa es un continente viejo, que carece de mano de obra para acometer sus necesidades. Alemania, por ejemplo, necesita todos los años de 200.000 trabajadores nuevos para mantener su actividad económica. Y los pensionistas europeos del futuro requeriremos de nuevos europeos que nos paguen nuestro retiro. Es preciso por lo tanto que no hagamos el juego a los populistas que emergen por toda Europa con un mensaje racista y xenófobo. Su propuesta es una locura y su ejecución nos condena, no ya al Parque Temático al que cada vez nos parecemos más, sino a una especie de Parque Jurásico reinventado y escalofriante.
Y, por encima de todo, nos referimos a seres humanos. ¿Cuánto vale la vida de una persona? Óscar Wilde decía que un cínico es el que sabe el precio de todo y el valor de nada.
Pues combatamos este nuevo -¿viejo?- cinismo que se está instalando entre nosotros.

Vlado Mirosevic, liberal chileno (El_Periodista.es)

Artículo publicado en Elperiodista.es, el 24 de abril
Chile es un país que sorprende. Situado en la costa este de Sudamérica, siquiera parte del continente, se encuentracomunicado -mejor decir aislado- de sus países limítrofes por la extensísima cordillera de los Andes, por el desierto en el norte o sus hielos en el sur. Quizás por eso, se trate de uno de los países más singulares de Latinoamérica. Y si ni siquiera la epidemia de filoxera arruinaba las cosechas de su excelente vino, tampoco importaría Chile los malos modos del caudillismo que configurara políticamente el devenir de otras naciones de su entorno. Quizás alguno de mis lectores pueda oponer a esta tesis la experiencia de la durisima dictadura del general Pinochet, pero no es el caso; este dictador fue consecuencia del temor de las clases altas ante el avance de un socialismo radical y el apoyo de los americanos del norte a la interrupción golpista de este proceso, porque sus intereses también se verían afectados.
En todo caso, Chile vive una experiencia política que casi podría denominar como universal, si no fuera por la especificidad de este larguísimo país. Me refiero a la del cambio de políticas y de políticos, experiencia que vivimos en esta Europa tantas veces avejentada y sin pulso y que en España cobró derecho de ciudadanía desde las elecciones del 25 de mayo. Se trata de la irrupción en la escena política de una nueva generación, antaño desinteresada en las cuestiones públicas, hoy dispuesta a recoger el testigo que -lo quiera o no- le está entregando la antigua.
Es el caso de Vlado Mirosevic, que a pesar de nombre tan poco latino es el líder del Partido Liberal chileno, a quien he recibido esta semana en mi despacho bruselense. Me cuenta las dificultades que tienen en un sistema legal que encorseta su labor: los distritos electorales para sólo dos electos, de modo principal, que condiciona la articulación del país en el eje derecha – centro-izquierda. Los liberales chilenos pretenden salir de ese abrazo del oso y cuentan con la nueva ley electoral que ampliará las circunscripciones y les permitirá mejorar su representación.
Tampoco le resulta ajeno el fenómeno de la corrupción y las demandas de esa nueva generación de chilenos que exigen un país más confiable, más transparente, más democrático. Ya no miran al pasado. Y Pinochet y la herencia que dejara en su país apenas si merece un comentario episódico respecto de la política económica de los Chicago boysenviados por Friedman a Chile para ajustar las deficiencias intervencionistas provocadas por la enía chilena al socialismo del malogrado presidente Allende.
No mira al pasado porque le preocupa más el futuro. Construir un partido desde sus experiencias locales o regionales, por ejemplo; saber sí quiere un partido abierto o intervenido, participativo o autoritario… Yo le digo -aunque no me pide consejo- que un partido liberal es, antes que otra cosa, un partido que cuenta con sus militantes y les explico algún argumento contrario a esa manera de pensar que hemos conocido recientemente en España.
Vayan ustedes a España, les sugiero. Porque ese mismo proceso que quieren protagonizar lo estamos viviendo entre nosotros. Observen de cerca los buenos y los malos ejemplos. Analicen el esfuerzo de construcción de un proyecto político desde la ilusión y la consciencia de que cometerán errores y que están dispuestos a asumirlos, que es el caso de Ciudadanos; y conozcan también cómo un proyecto que pudo ser no fue por la estulticia de sus dirigentes, que es lo que está ocurriendo con UPyD.
Seguirán su camino, intentando abrir el terreno a un centro renovador, abierto, liberal. Tienen sus dificultades legales, porque no es fácil crear ni mantener un partido político en Chile. Para ello es preciso acreditar un número de votos y de representación; sin ellos, el camino comienza a recorrerse desde cero. Pero advierto en Vlado Mirosevic la fuerza de la juventud y la ambición política por un futuro mejor.
Mirosevic podría ser el Rivera de Chile, me dice mi asistente, Adrián Vázquez, cuando el diputado liberal sale de mi despacho. Y quizás no le falte razón,

miércoles, 22 de abril de 2015

La Unión Europea, Putin y el pueblo de Rusia (Política Exterior)

La Unión Europea se encuentra desconcertada en lo que se refiere a sus relaciones con la vecina Rusia. Quizás porque pensaba que, con la caída del muro de Berlín a finales del siglo pasado, debido el espectacular hundimiento de la Unión Soviética, Rusia carecía de posibilidad de recuperación alguna de su perdido protagonismo. Como en un castillo de naipes, las viejas repúblicas adheridas al imperio de los zares comunistas iban pasando a constituirse en socios de las dos instituciones occidentales más caracterizadas en Europa: la UE y la OTAN.
Hizo falta que asumiera el poder esa figura enigmática, y hasta cierto punto temible, que esVladimir Putin para advertirnos que las cosas no habían cambiado tanto –o no habían cambiado en absoluto–. Un hombre de trayectoria fascinante, hecho en el servicio a la inteligencia del KGB, seleccionado después porBoris Yeltsin y que ascendería al poder tras haber forjado una relación de hierro con la nueva oligarquía rusa, cuyo poder proviene de la corrupción que trajo consigo el desmantelamiento del viejo Estado soviético.
Putin ha conectado bien con una población que no ha conocido otra cosa que no fuera el engaño. Como en la caverna de Platón, los rusos solo han observado las sombras de sus propias figuras proyectadas en su imaginario colectivo. En la época de la URSS creían que vivían en el mejor de los mundos posibles, como si los recursos que les eran negados por una organización económica ineficaz fueran los únicos posibles. Y de ese engaño pasarían a la segunda de las mentiras, la que les decía que eso que en Occidente se denominaba democracia era exactamente lo que ellos habían obtenido. Eso sí, la Constitución de ese país cumple con todas las condiciones de las democracias formales. Pero no se cumple.
En realidad pasaban los rusos del reino de la oligarquía de la burocracia comunista al imperio de la oligarquía de los grandes negocios y de los más importantes políticos, en feliz maridaje conjunto y sin que siquiera cambiaran los nombres entre una y otra situación histórica. Por lo mismo que los bolcheviques y el Partido Comunista habían acabado por parecerse peligrosamente al régimen de los zares.
En el plano exterior, la Unión Europea no sabe muy bien cómo contener el regreso del viejo expansionismo ruso. Se encuentra ante el dilema hamletiano de quien sabe que no tiene más remedio que proteger a sus ciudadanos del Este, que ayer o antes de ayer eran miembros más o menos directos de la URSS, y la imposibilidad de la guerra. Sin embargo, sus decisiones la van llevando de la mano hacia ese cada vez menos evitable conflicto.
“Rusia seguirá siendo Rusia después de Putin. Y los rusos, no todos están de acuerdo con él”, advierte con ademan profético ese augur de los hechos que vendrán que es Ivo Vajgl, antiguo ministro de Exteriores esloveno y hoy diputado europeo en el grupo ALDE. Y si hay otra Rusia más allá de la de Putin, también deberá existir otra política europea que no consista en contestar a su supremo líder.
Una política basada en la oferta a esa población de lo que constituyen las dos grandes adquisiciones del proyecto europeo: las libertades civiles y el Estado del bienestar. Ambas compatibles con la lucha por la paz, que es causa fundamental de nuestra construcción política y económica.
No es fácil, sin embargo. Menos aún cuando a la anexión de Crimea y al apoyo del Kremlin a los combatientes prorrusos en el este de Ucrania, se unen en la perspectiva expansionista de Putin las de otras naciones en que existen minorías que hablan el ruso, en una política que podría no tener fin y que continuaría desafiando además los principios del Derecho Internacional. Y cuando el opositor Boris Nemtsov ha sido asesinado como consecuencia de una política interior basada en el aislamiento de los disidentes.
No es fácil. Quizá también porque el desconocimiento de esa realidad hace difícil su reclamación. El ciudadano ruso sigue advirtiendo el mundo desde su caverna y a veces se encuentra desorientado ante un Occidente que considera el no va más de la perversión, la inmoralidad y el libertinaje. Dos son las capitales europeas que más detestan los rusos –me decía recientemente un politólogo de aquel país–: Varsovia, donde empezaba el hundimiento del sistema, y Amsterdam, para ellos el centro del vicio por excelencia.
No será fácil, desde luego. Pero es peor apostar por un camino imposible que además solo puede conducirnos a la desgracia.

viernes, 17 de abril de 2015

El Rey y su generación (el_periodista.es)

La España de estos últimos tiempos pertenece a la nueva generación que se define en su formulación histórica en que carece de vinculaciones personales con la transición que culminara en la Constitución de 1978. Es una generación que, sin embargo, no tiene por qué negar los méritos que tuvo la apertura del periodo más largo de la democracia en nuestro país. Incluso, tengo para mí que nunca hemos tenido un precedente verdaderamente democrático en España. Los partidarios de la República -cuestión respetable, como es evidente- ensalzan la segunda versión de este experimento, que se desarrollara con fugacidad entre los años 1931 y 1936, y cayera derrotada con el triunfo final de los franquistas en 1939, y lo tratan como un periodo de democracia; no lo fue, sin embargo, media España apostaba entonces por la victoria de las tesis nazi-fascistas que triunfaban en una parte de Europa, en tanto que la otra media lo hacía por el avance de las posiciones soviéticas que ocupaban el poder en la vieja Rusia de los zares; y, por si existía alguna duda, los nacionalistas, consideraban que una guerra civil… española, no les concernía: al fin y al cabo, ellos no eran españoles.
Esta nueva generación de españoles, que está tomando el relevo de la nuestra en la gobernanza de los asuntos públicos, se divide por lo tanto en dos grandes grupos; por decirlo de algún modo, los que no conceden ningún mérito a lo que hizo la generación de la transición y los que reconocen que ese es precisamente el punto de partida desde el cual construir la tercera España.
He hecho esta larga introducción para intentar enmarcar el sentido de este comentario. Porque esta fue mi intervención ante el Rey y esa misma fue su contestación.
Don Felipe visitaba el Parlamento Europeo este pasado miércoles y celebraba una reunión con los presidentes de los Grupos. El nuestro, Guy Verhofstaat, no estaba en Bruselas y me pidió que le representara en ese acto, lo cual hice con una especial satisfacción. Después de las palabras introductorias de Su Majestad -que debo decir, impresionó a los asistentes por su preparación y su mesura- nos correspondería intervenir a los grupos. Yo vinculé mis reflexiones a la idea de una Europa agotada y en crisis, como consecuencia de la situación económica y del alejamiento de las instituciones respecto de los ciudadanos -algo a lo que desde luego no son ajenas las que hemos construido en el nivel de la UE. Eso ha traído como consecuencia el auge del populismo en la izquierda y en la derecha, formulación anti-política que nuestro grupo ALDE -la Alianza de Liberales y Demócratas Europeos- pretende combatir, colaborando por ello en el proyecto de construcción europea junto con otros grupos cuya pretensión es la misma. Para nosotros -continué asegurando- eso se llama Europa Federal; una Europa basada, más allá de los intereses que presidieron sus primeras decisiones, en los valores; esos que han dado carta de naturaleza al modelo social y de libertades europeas en todo el mundo. Y concluí refiriéndome a que la llamada a rescatar esa ambición europea de los restos de esta crisis brutal es la nueva generación de europeos, la generación de los Erasmus, de los contactos, la que se comunica en otros idiomas diferentes de los nativos,.. La generación que el mismo Rey representa.
Su Majestad hizo después un comentario respecto de las diversas intervenciones. Y no dejaría de referirse a mis palabras. Con la misma moderación que le caracteriza, puso en valor el trabajo de las generaciones anteriores como material básico para la construcción del futuro que debamos edificar. Es lógico que eso lo afirme quien resulta depositario de una tradición histórica, conservada para su transmisión a quien deba algún día sucederle. Pero constituye también un modo sensato de encarar los problemas, abordándolos desde la herencia recibida y ayudando a resolverlos.
En este sentido, la generación del Rey -que ya ha puesto en práctica medidas de importancia para la transparencia de su Casa- es la misma que la de algún joven líder político regente en el panorama español. Y entiendo que cuenta con las mismas preocupaciones que las de esos dirigentes y una aproximación semejante a los retos que tiene planteados nuestro país.
No es el asalto sino las instituciones, para reformarlas; no son las barricadas, como método, sino las leyes; no es Venezuela, como paradigma, sino cualquier país nórdico en el que la clase política es respetada por sus ciudadanos, porque resulta una natural emanación de los mismos.
Y no es la España de charanga y pandereta sino Europa.

lunes, 13 de abril de 2015

«Ya da igual quién lidera la deriva; desde el 22-M el proyecto lo asume Ciudadanos» (Deia, 12 de abril de 2015)

  • Crítico desde hace meses con la dirección de UPyD, Maura (Bilbao, 1955) ha sido suspendido de militancia junto a su compañero de eurogrupo Enrique Calvet
Irene Lozano se postula para liderar una alternativa en el congreso extraordinario. ¿El último asidero de UPyD?
-Está en su perfecto derecho pero fue la primera en lanzar la piedra contra la suma con Ciudadanos. Ya da igual quién pueda liderar la deriva tan acusada hacia el fracaso porque UPyD no tiene solución.
¿Es Rosa Díez la única responsable de la debacle ‘magenta’?
-Es una de las principales culpables porque podía haberla evitado tratando de alcanzar un acuerdo con Ciudadanos viendo por dónde iba la cosa. Pero no ha estado sola en esa postura ya que hubo un Consejo de Dirección que la apoyó.
Define su comportamiento como “estalinista”
noImportaquienlidereLaderiva-Hablo de una conducta sectaria porque esa dirección reproduce los tics de una secta: cada vez son menos y no les importa, se definen como proyecto autónomo e independiente, se cierran al victimismo, no admiten críticas internas… Y aceptaron el hundimiento por completo aunque esta sea la única salida.
¿Cómo ha sido su trato con ella?
-He tenido momentos dulces pero se quiebran el 15 de julio cuando yo voté por Juncker como presidente de la Comisión Europea. Me envió un e-mail que prácticamente cerraba la relación y nunca más he vuelto a tener una conversación cara a cara, a excepción de dos correos de carácter formal.
¿No apreció Díez este horizonte?
-Optó por la desaparición a cámara lenta cuando los sondeos previos a las elecciones andaluzas anunciaban lo que pasó, que no llegamos ni al 2% de voto. Desde el 22 de marzo este proyecto lo ha asumido Ciudadanos. Ya no hay quien levante UPyD ni se puede converger con el partido de Rivera, que tiene la sartén por el mango mientras UPyD se desvanece entre el desbarajuste. El error estuvo en no saber leer los resultados de las europeas, cuando aparecen en escena Podemos y Ciudadanos. Fue un aviso claro de los electores que querían cambiar de política pero también de políticos. El PSOE se dio cuenta y se fue Rubalcaba, en IU se ha ido apartando Cayo Lara… ¡Y hasta el rey abdicó!
Hasta entonces la negativa de no querer ir con Ciudadanos tenía la excusa de que era un partido localista, ligado a Cataluña, sin implantación en el Estado, al revés que nosotros. Pero eso cambió el 25 de mayo. Y eso de la competencia, o lo arreglas tú, o lo hace la gente votando. Y ha sido esto lo que ha sucedido. Hasta agosto valía el discurso, pero después no. Fue cuando Sosa Wagner escribe el artículo que censuraba las actitudes desde arriba cuando se precipitaron los acontecimientos. Y, luego, tras las conversaciones de septiembre y octubre, nos quedamos con un documento de 42 folios donde se trataba de explicar la negativa al pacto.
¿Qué sensación personal le deja lo acontecido?
-Agridulce. Agria, porque las siglas que ayudaste a construir se diluyen en el peor de los escenarios, hundidas entre gestoras que las aguantan hasta las próximas elecciones municipales y entre políticas autoritarias sin ninguna justificación. Y algo dulce porque, al final, el proyecto en el que creías se ha constatado que tenía sentido, aunque no sea empujado por esas siglas. Se ha abierto de cara a los electores la opción de Ciudadanos, que me parece muy válida, con un buen candidato, ambiciosa y con un enorme futuro. ¿Por qué? Porque ha antepuesto el proyecto. Porque no fue primero UPyD y luego el proyecto, sino al revés.

sábado, 11 de abril de 2015

La mujer de la calle Goya (El Periodista.es)

Publicación original, en el_periodista.es, el 11 de abril de 2015
Muy poco después de conocer al alma mater de este medio, y de comprometer mi colaboración en el mismo, me encontraba camino del Metro con una mujer que avanzaba por la calle Goya. El gesto vacilante, la mirada huidiza y el saludo negado por ella, componían todos la viva imagen de la desolación. Y, sin embargo, me consta que ella es la autora de lo que podría denominar el artefacto jurídico de mi apertura de expediente en UPyD.
Como los viejos censores, la mujer no se quiere hacer responsable del desaguisado, pero no deja de ser muy consciente de que su principal utilidad durante los tiempos crecientes -y menguantes- del partido magenta ha sido la elaboración de autos de fe y del retraimiento de la militancia en UPyD -a esto último, ellos lo llaman expansión, por si alguna duda quedara.
Porque el partido que fundamos en 2007 muy pronto desconfiaba de sus militantes. Pensaban algunos de sus dirigentes más conspicuos, que el modelo a seguir era más bien el de los partidos americanos; esos demócratas y republicanos que se activan cuando llegan las elecciones y se desactivan cuando concluyen, destinados todos sus efectivos desde entonces a las tareas institucionales. “¡Desengañaos!”, clamaba uno de estos estrategas del seguro éxito futuro de la organización, “¡lo mejor es un partido sin afiliados!”
Y a esa tarea se destinó de forma concienzuda mi evasiva mujer del encuentro fugaz de esta tarde. Y no contenta con elaborar expedientes que depositaba rauda sobre la mesa del responsable de organización del partido, que contemplaría asombrado la capacidad inquisitorial de la responsable de expansión territorial o-lo-que-fuera; montaría junto con la responsable de comunicación y de redes sociales -Dios las cría y ellas se juntan- una especie de gestapillo local en Facebook, tweeter y cuantos instrumentos de comunicación han generado, generan y generarán los tiempos actuales. Hasta entonces, en UPyD, uno podía creer que salía gratis poner un me gusta en la entrada de un candidato a primarias, de quien ya se sabía no resultaba grato al aparato -todo fuera por animar la participación, no se crean-; a partir de entonces, la nueva Stasi llevaría el control de tus actuaciones seguramente subvertidoras del correcto orden del partido.
Y los informes de esa pareja de hecho de la nueva corte penal local de UPyD aterrizaban, la tinta aún fresca, en la mesa de la portavoz, para su conocimiento y adopción de medidas adecuadas de control del orden organizativo. A un partido sin afiliados le debía corresponder, por fuerza, un partido de controlados, susceptibles de sanción política o penal, que tanto monta…
A lo mejor por eso no saludan a los viandantes, ya sea en la calle Goya o en los pasillos del Parlamento Europeo. No quieren dar la cara. Lo suyo es la solitaria y benigna complacencia de los despachos dispuestos de ordenadores para el control o con tratamiento de textos susceptibles de sancionar a quienes -¡ingenuos ellos!- pensaban que ese partido era un instrumento para cambiar la sociedad.
En absoluto, les podrían informar estas nuevas damas de la checa -sí la benevolencia explicativa fuera una cualidad adicional en ellas-, se trata más bien de un instrumento para realizarse ellos mismos, los que mandan en la organización; en tanto que los militantes objeto de control resultan apenas sólo nuevos peones del tablero del ajedrez en el que son siempre otros los que mueven las piezas. Y, los peones que sirven para montar mesas en la calle, distribuir propaganda, asistir silentes y aplaudientes a los mítines y defender los decrecientes votos en las mesas electorales.
Lo malo de todo es que, ni siquiera la evanescente mujer que renuncia al saludo en la calle Goya es de las que mandan. Sólo un peón más en ese tablero en el que otros han decidido representar el despropósito de las decisiones erróneas y de los erráticos comportamientos políticos, en el que únicamente ellos ordenan la deriva al hundimiento.
No manda, no. Pero tampoco obtendrá la exigua recompensa de renovar su escaño. Y es que al final de este sin embargo corto recorrido, la vida es justa, al menos para algunas.

jueves, 9 de abril de 2015

Maura (UPyD) dice que Lozano fue la primera contra la suma con Ciudadanos

Maura (UPyD) dice que Lozano fue la primera contra la suma con Ciudadanos
El eurodiputado, crítico con la dirección desde hace meses, ve a su partido en una “descomposición anunciada”    MADRID, 8 Abr. (EUROPA PRESS) –    El eurodiputado de UPyD Fernando Maura ha asegurado que su compañera del Congreso Irene Lozano “está en su perfecto derecho” de lanzar una candidatura para dirigir el partido, pero le ha recordado que si la “jugada” es buscar ahora la convergencia con Ciudadanos, ella “lanzó la primera piedra” contra Sosa Wagner cuando planteó ya en veran …
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Respuesta en Facebook a una entrada de Rosa Díez

Rosa, en primer lugar te diré que no soy «el Maura», como me llamas. Soy Fernando Maura, a quien conoces desde hace mucho tiempo, casi el mismo en que fuimos amigos y colaboramos en la lucha contra el terrorismo y el nacionalismo obligatorio desde «¡Basta Ya!» y en la fundación de UPyD, algún tiempo después.
En segundo lugar, mensajes como el que me dedicas creo que se deberían producir de otra manera que no es la que has elegido para ese propósito, máxime teniendo en cuenta la relación que hemos mantenido durante tanto tiempo, una relación -por cierto- interrumpida por mi votación al Sr. Juncker el pasado 15 de julio y que provocara un desabrido correo electrónico por tu parte. Dicho lo cual, eres tú la que eliges la forma de relacionarte con las gentes que te hemos apoyado, si bien -con lealtad- hemos puesto en evidencia lo que estimamos han sido tus errores.
Dices que ya no estoy en UPyD. Sin embargo, por lo que puedo conocer, he sido suspendido -con carácter cautelar- de militancia, según decisión del órgano que tú presides y que conocí por la prensa en la noche del viernes santo. Supongo que si de la tramitación del expediente resultara no culpable de los hechos de que me acusáis quedarían restablecidos mis derechos como afiliado, ahora en suspenso. La expulsión no es lo mismo que la suspensión, Rosa; la expulsión es un hecho definitivo, la suspensión  -cautelar- es una situación provisional, que se consolidará en el momento procesal que corresponda. Creo, por cierto, que has nombrado a un nuevo número 2 del partido que cuenta con excelentes recursos de asesoramiento jurídico al que consultar antes de escribir tus mensajes en las redes sociales.
destacado Rosa FBPero vayamos al contenido de tu petición, si te parece. Quieres que deje el escaño en el Parlamento Europeo, lo que no deja de resultar un tanto paradójico. Después de las recientes elecciones autonómicas, nadie en el Consejo de Dirección, ha querido asumir el catastrófico resultado; tú misma, como portavoz del partido y máxima responsable del mismo, no has presentado tu dimisión por lo ocurrido en Andalucía y ahora nos pides que dejemos el escaño quienes nada hemos tenido que ver con todo eso. Antes al contrario, yo mismo he declarado públicamente -en privado desde el 15 de julio y antes no he tenido oportunidad-, a raíz del artículo de tu candidato a las primarias europeas de UPyD, Sosa Wagner, que había que impulsar el acuerdo con C’s, protesté por el injusto trato que le dabas a éste en el Consejo Político de septiembre, mostré también mi desacuerdo por su sustitución como jefe de delegación de UPyD en el Parlamento Europeo, por la ruptura de las conversaciones con C’s y con sucesivos errores -como, entre otros, la “concentración” en la Puerta del Sol el pasado mes de enero para pedir la dimisión del presidente del gobierno. Esa larga sucesión de errores nos condujo, sin solución de continuidad al resultado del 22 de marzo. Creo, en consecuencia, que deberías aplicarte el cuento y conjugar el verbo dimitir antes que pedir que lo hagamos otros: los platos rotos los debe pagar el que los rompe.
Por otra parte, sabes bien que no soy persona que me aferre al escaño. Ya abandoné el del Parlamento vasco en 2007 para fundar UPyD y volvería a hacer lo mismo con el del Parlamento europeo en el caso de que estimara que debiera hacerlo. Nadie, sin embargo, puede predecir que las siglas que, entre otros, tú y yo, fundamos en 2007, puedan sobrevivir a esta profunda catástrofe.
Rosa, cuando una organización usa los Estatutos como si fueran un Código Penal y trata a los críticos como delincuentes, no practica precisamente la regeneración democrática sino la vieja política de las purgas de los antiguos partidos comunistas.
He de manifestarte mi profundo pesar ante la deriva por la que has conducido al partido desde las fechas a que me vengo refiriendo en estas letras. Un proyecto al que tú misma y tu equipo han herido de muerte y que ya no tiene solución, al menos en las siglas de UPyD. Pero de eso, insisto, no me hago responsable.
Por lo demás, estoy cumpliendo con el compromiso que me une con nuestros votantes, no diré ciudadanos, porque es palabra que creo te gusta poco: voto en un 98%, porcentaje similar al de mis compañeros de UPyD, de acuerdo con el programa del partido; lo dice la organización VoteWatch, no yo. Y, según esa misma organización, me encuentro en el entorno de los 60 diputados más activos de entre los 751 diputados en el Parlamento, del orden de 40 puntos por delante del siguiente diputado de UPyD. De modo que trabajo como el que más. No me extrañaría que no fueras consciente de esa situación; no en vano, la página web del partido que diriges hace mucho tiempo que ni siquiera menciona mis actividades en la Eurocámara.
No obstante, la insólita decisión de que me hayáis abierto un expediente por el hecho de ser crítico contigo y con tu Consejo de Dirección, me parece que establece un antes y un después en mi relación con el partido que diriges y que me obliga a repensar mi relación con el mismo, lo mismo que habéis hecho vosotros conmigo.
Toda vez que haya resuelto esta cuestión, no dudes que tendrás noticia de lo que decida

miércoles, 8 de abril de 2015

‘UPyD es como una secta’ (La Gaceta, 8 de abril de 2015)

Artículo publicado en Gaceta.es el 8 de abril de 2015
Rosalina Moreno – Miércoles, 8. Abril 2015 – 16:20
El eurodiputado afirma en gaceta.es que Ciudadanos representa el proyecto fundacional de UPyD mejor que su propia formación.
Fernando Maura ve “un futuro de encefalograma plano” para su partido desde la ruptura de las conversaciones con Ciudadanos el pasado noviembre. Así lo admite en GACETA.ES este eurodiputado de UPyD, que recientemente ha sido expedientado por su formación y suspendido cautelarmente de militancia, a su juicio, “por opinar libremente sobre este aspecto”. Además, destaca que “si políticamente no te entiendes con tus votantes, tienes los días contados”.
Por su parte, la dirección, que ha actuado del mismo modo contra el también europarlamentario Enrique Calvet, ha defendido su actuación por las “reiteradas actuaciones de sendos cargos públicos en desprestigio de la formación”.
Para Maura era evidente que “en un mismo espacio político no puede haber dos partidos distintos” y que “si los hay, o arreglan sus diferencias y presentan una oferta común al electorado o los votantes apuestan por uno”. Destaca que eso precisamente es lo que hicieron los andaluces el 22-M y lo que “previsiblemente haga el conjunto de los españoles el próximo 24 de mayo”, en las municipales y autonómicas.
“Cuando una formación deja de ser autónoma, no le preocupa demasiado lo que pase desde el punto electoral, se encastilla en sus principios y planteamientos, y decide que no tiene nada que ver con Ciudadanos, al encerrarse sobre sí misma y no abrirse a la sociedad es como una secta”, espeta a los suyos.
Preguntado por su futuro político afirma que no tomará ningún tipo de decisión hasta que regrese a España –está en Bruselas- y lea el burofax en el que la Ejecutiva le comunica su expediente y argumenta sus razones para urdirlo. No obstante, admite que las siglas de UPyD “han dejado de representar el proyecto por el que se fundó” y que, por el momento, “ese proyecto se representa mejor y a un nivel de ambición política clarísima por parte deCiudadanos”.
“Me tomaré mi tiempo para reflexionar y tomaré la decisión que considere oportuna y que mejor me convenga, en el sentido de una coherencia personal con lo que he hecho en UPyD y respecto de un proyecto de regeneración democrática, qué es lo que me interesa”, señala.
Fernando Maura piensa, como otros colegas de su partido, que si Rosa Díez hubiera dimitido tras la debacle en Andalucía “hubiera puesto un broche de oro a su carrera política, que ha tenido una enorme importancia, y pero también ha estado sembrada de muchos errores, especialmente a partir de agosto de 2014”. En esa fecha Díez tuvo la oportunidad de explorar un acuerdo con Ciudadanos, “pero se instaló en una posición de negativa absoluta, enrocándose en un planteamiento de partido autónomo e independiente, cuando el electorado clamaba justamente por lo contrario”.
Lo cierto es que pese a que Díez hubiera tenido ese “gesto de dignidad personal”, el eurodiputado cree “que ni siquiera hubiera servido a 23 de marzo para resolver el problema en el que ya había caído” su partido. “El acuerdo antes del 25 de mayo era mandando UPyD y en la noche del 22 de marzo era más de absorción por parte de Ciudadanos de los restos de mi formación”, apunta.
Por otro lado, Fernando Maura niega que con otras dos marchas en el Consejo de Dirección se nombrará a una Gestora. Informa de que la Ejecutiva ha cubierto en los últimos días las recientes dimisiones, entre ellas la que destacan la de Irene Lozano, que precisamente este miércoles ha anunciado que presentará su candidatura a las primarias para competir con Rosa Díez por la dirección.
“Han entrado cuatro o cinco miembros nombrados por Rosa Díez. Que yo sepa, un asturiano, una señora que se llama Yolanda Sánchez Moya, y alguno que no conozco”, indica Maura.
Por último, recuerda a la lideresa que él jamás ha podido hacer una crítica como la que ella hizo cuando estaba en el PSOE del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, vinculándolo con la negociación con ETA”, que pese a la gravedad de las mismas “no supusieron en su caso ningún tipo de sanción o advertencia”.

Fernando Maura: «Rosa Díez no permite la crítica que ella hacía a Zapatero» (Libertad Digital, 8 de abril de 2015)

  • El eurodiputado explica los acontecimientos desde el verano de 2014 que han desatado una crisis sin precedentes en al formación magenta
MARIANO ALONSO 
La bolsa de mano que porta Fernando Maura (Bilbao, 1955) no es, como erróneamente pensaba el entrevistador, un equipaje de mano para Bruselas, sino, aclara el aún eurodiputado pero ya no militante de UPyD, “mi kit de gimnasio”. Maura nos conduce en una soleada mañana en el norte de Madrid a un restaurante todavía sin clientela. Un lugar tranquilo para, con la compañía de un café con leche, hablar sobre la crisis que vive su partido.
¿Ha recibido alguna comunicación del partido sobre su suspensión cautelar de militancia?
Ninguna, a mi compañero Enrique Calvet sí que le ha llegado un burofax explicándole las razones, pero a mí no. Me enteré el Viernes Santo por la noche, por una llamada de un compañero suyo.
¿No ha hablado con nadie de la dirección?
No.
Mucha gente considera que usted se merece la suspensión cautelar, particularmente por su participación el pasado 13 de diciembre en un acto de Movimiento Ciudadano, con Albert Rivera, justo después de que fracasasen los contactos entre Ciudadanos y UPyD.
El vídeo está a disposición de quién quiera verlo. Como usted dice era un acto de una plataforma, no de un partido. En ningún momento hice una cita concreta ni a UPyD ni a ninguno de sus dirigentes. Por otro lado, no dije nada que no hubiese dicho previamente por escrito en mi blog y en algún artículo en prensa aquellos mismos días. Fue una intervención impecable desde el punto de vista estatutario.
¿Cómo surgió esa intervención?
Tuve una entrevista con algunos miembros de Ciudadanos que me lo sugirieron, para que expresara lo que ya digo que había expresado por escrito. Me pareció correcto. La línea roja es no intervenir en un acto de otro partido, y no lo hice.
Hay gente que se pregunta que si Francisco Sosa Wagner abandonó su acta de eurodiputado por qué usted no lo hace.
A Paco Sosa le destituyó el Consejo de Dirección como jefe de la delegación en el Parlamento Europeo. No estoy en la misma situación. En primer lugar, no sé exactamente de qué se me acusa. En el Parlamento Europeo estoy vinculado a ALDE, el grupo donde estamos los representantes de UPyD y de Ciudadanos, pero también una señora del PNV y otro de CDC. Estoy desarrollando a plena satisfacción mi función, votando en un 98% el programa electoral de mi partido, uno de los índices más altos.
Lo que han hecho conmigo y con Calvet no tiene precedentes. Conviene recordar que Rosa Díez era precisamente eurodiputada del PSOE cuando vertía duras críticas al que entonces era su secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero. Críticas que se centraban, sobre todo, en la negociación con ETA, le acusaba de connivencia con la banda terrorista, y nunca fue expedientada por ello.
La historia del grupo de UPyD en la Eurocámara empezó mal desde el principio. La primera división seria ocurrió con la votación de Jean Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea. Usted y Sosa Wagner votaron a favor mientras que Maite Pagazaurtundua y Beatriz Becerra se abstuvieron, que era la posición de la dirección del partido.
Los estatutos de UPyD dicen que no hay mandato imperativo, lo dicen explícitamente. Paco Sosa y yo votamos a Juncker porque entendimos que el partido hacía una lectura errónea de lo que suponía la votación del presidente de la CE. Creían que era lo mismo que votar a Rajoy, y no tiene nada que ver. Son dos planos distintos, el español y el europeo. En el contexto comunitario tenemos grupos de extrema izquierda y de extrema derecha populistas que directamente niegan el proyecto de la UE, eso son unos doscientos de los setecientos que tiene el Parlamento. Por lo tanto, o haces una alianza de grupos que defiendan la construcción europea o llegas a una situación imposible. Imaginemos, aunque sea difícil, que por el voto de los cuatro eurodiputados de UPyD Juncker no sale elegido presidente. Hubiese sido una situación muy difícil, la nominación del presidente volvería al Consejo Europeo y de ahí saldría, seguramente, un candidato más controlado por los grandes países europeos, sin el refrendo en las urnas que, nos guste o no, tiene Juncker. La alternativa hubiese sido un candidato tipo Barroso, más técnico y acomodaticio a Alemania, mucho menos europeista. Sin negar los errores de Juncker, ahí está el escándalo de Luxleaks. Yo además acababa de ser elegido vicepresidente de ALDE y votar en contra del grupo hubiese sido muy delicado.
Enrique Calvet, que sustituyó a Sosa Wagner, ha dicho que Maite Pagazaurtundua no está a la altura para ser la jefa del grupo de UPyD en Bruselas. ¿Lo comparte?
No voy a opinar. En mi primera conversación con esta señora después de la destitución de Paco Sosa le dije que la decisión había sido legal, basada en una norma aprobada unos días antes por el propio Consejo de Dirección, pero ilegítima.
Nos conocimos cuando era parlamentaria del PSE, mucho antes de que ETA matase a su hermano. No tuvimos mucho contacto, aunque en el País Vasco la relación de los que estábamos en el PP con los socialistas era muy correcta y cordial.
Me gustaría saber en qué medida Rosa Díez fue clave para que usted abandonase el PP y se incorporase a UPyD.
Mire, a mediados de la década pasada yo saludé la irrupción de Ciudadanos en Cataluña, me parecía ya entonces que el esquema del bipartidismo se estaba agotando, pues no tenía capacidad de regeneración. Con todos los elementos positivos que tuvo el paso de Aznar [José María] por La Moncloa no se resolvieron problemas como la independencia del Poder Judicial o la lejanía entre representantes y representados fruto de nuestro sistema electoral. Me fui a Barcelona a hablar con Rivera, mucho antes de que conociera él a Rosa Díez. Luego Rosa me dijo que le llevaría a un acto en San Sebastián con Savater [Fernando] y Carlos Martínez Gorriarán. Elogié el acto en un artículo en El Correo, y eso ya levantó recelos en el PP. A partir de entonces debió de producirse una ruptura en la relación entre Rosa y Albert. Ya en el verano de 2007 Rosa me invitó a un acto de la Plataforma Pro, el embrión de UPyD. Me sentó a su lado y estuvimos de acuerdo en el combate al nacionalismo y en la necesidad de una regeneración democrática, que yo enfaticé en mi discurso. Reconozco que en ese momento la valentía y la generosidad de Rosa acreditaban un liderazgo importante. Ahora todo ha cambiado, le ha faltado altura de miras.
Hay una cosa que mucha gente no termina de entender de dirigentes críticos de UPyD como usted. Nadie podrá decir, desde luego, que Rosa Díez ha engañado a alguien en su postura sobre Ciudadanos, siempre ha sido reacia al acuerdo, incluso desde 2007, cuando dio el primer portazo a Rivera. ¿Se han caído ustedes del guindo precisamente ahora?
Lleva usted razón, pero con un matiz. Hasta el 25 de mayo de 2014 [fecha de las elecciones europeas] son dos partidos que coexisten en territorios distintos. Entonces Ciudadanos obtiene dos tercios de sus votos fuera de Cataluña. Emerge un partido con ambición nacional, por eso todo cambia y la respuesta tenía que ser distinta. Si no hay acuerdo uno de los dos barrerá al otro. En la transición había muchos partidos socialistas, pero el electorado eligió a uno, que se llamaba PSOE. Si no resuelves tú los ciudadanos lo harán, y lo han hecho eligiendo a Ciudadanos. Eso fue de lo que habló en verano Paco Sosa.

martes, 7 de abril de 2015

«UPyD es un partido que vende regeneración democrática y fulmina a sus críticos» (El Correo, 7 de abril)

ALBA CÁRCAMO
  • Fernando Maura, uno de los dos eurodiputados suspendidos por Rosa Díez, reprocha la falta de medidas en su formación tras el «catastrófico» resultado en Andalucía
La decisión cautelar de UPyD de suspender de militancia a dos de sus cuatro eurodiputados, además de suponer una brecha más en la maltrecha salud interna –y externa– del partido, es algo «insólito». Así lo ve Fernando Maura, uno de los dos sancionados, quien asegura que todavía no ha recibido «ninguna comunicación» por parte de la dirección magenta, que hizo pública la medida el viernes. Hasta que no le trasladen «las acusaciones», el político bilbaíno no tomará una decisión sobre su futuro, aunque no duda a la hora de lanzar críticas al devenir de la formación que dirige Rosa Díez durante los últimos meses.
Desde el primer momento deja claro que «suspender de militancia a un eurodiputado es algo que no se ha producido en la historia de la democracia de España». Pero también tira de hemeroteca y recuerda a su ‘jefa’ que «cuando era ella eurodiputada hizo críticas, seguramente justas, a Zapatero y no recibió ninguna sanción por parte del PSOE», partido en el que militó hasta 2007.
UPyD, que amagó ya hace unas semanas con ejercer alguna medida contra los críticos, seguirá adelante con el proceso disciplinario y acusa a Enrique Calvet y a Maura de tomar parte en «reiteradas actuaciones de desprestigio del partido» y de negarse a «acatar las normas internas» tanto de la agrupación como de la delegación de Unión, Progreso y Democracia en Europa, presidida por Maite Pagazaurtundua desde que la dirección se cobrara a finales del pasado año la cabeza del anterior ‘jefe’ en Bruselas, Francisco Sosa Wagner.
Para el europarlamentario, la forma en la que se relegó a su compañero por escribir en verano una carta pidiendo un acercamiento a Ciudadanos y tildando de «autoritaria» a la dirección fue «un error de Rosa Díez», quien «no ha hecho más que cometer más desde entonces». «El resto –él y Calvet apoyaron a Sosa Wagner– nos hemos limitado a denunciar eso», afirma. – ¿Esperaba usted esta decisión? La cúpula del partido ya les había trasladado algún aviso. – Directamente nadie me había dicho nada. En redes sociales, personas cercanas al ‘núcleo duro’ habían mencionado algo, pero así como con Sosa Wagner hubo una descalificación por parte de estas personas, en nuestro caso no había llegado a esto. Sabíamos que molestaba lo que decíamos por informaciones indirectas. Pero nada más. – A menos de dos meses de las elecciones municipales y autonómicas, ¿es el mejor momento para una nueva crisis? – Se está poniendo en evidencia al partido y, después de los resultados catastróficos en Andalucía, donde no llegamos a un 2% de los votos, decisiones como estas no parece que sean lo más adecuado. Nadie ha dimitido después de las elecciones, solo quienes criticaban la gestión de la dirección del partido.
«El 98% del programa»
En ese sentido, la apertura del proceso disciplinario tiene para el político bilbaíno una lectura de golpe sobre la mesa. Una forma de Díez de reafirmar su autoridad y dejar claro que, fuera de su línea, no hay cabida. «Es un aviso a navegantes. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar», ejemplifica el europarlamentario antes de censurar que el suyo «es un partido que vende regeneración democrática y fulmina a sus críticos».
Además, Maura considera que los duros reproches por su cercanía al partido de Albert Rivera están fuera de lugar, después de que el ‘número 2’ de UPyD, Andrés Herzog, llegara a decir que «efectivamente tenemos dos eurodiputados que están trabajando para otra fuerza política». «Estamos en el mismo grupo parlamentario y coincido en muchas comisiones y grupos de trabajo con otros eurodiputados», explicó el dirigente bilbaíno.
Pero, además, argumentó que «un estudio elaborado en Bruselas sobre el cumplimiento del programa de los partidos señala que mi voto en diferentes iniciativas está relacionado en un 98% con nuestro programa electoral», por lo que destierra la idea de que haga política para otros. Maura aprovecha también para aconsejar al partido que repiense su estrategia. Con la incertidumbre como telón de fondo –«no se sabe si Toni Cantó va a hacer campaña por Valencia o qué va a pasar con Prendes en Asturias»–, pone sobre la mesa las encuestas. «Nos dejan en Valencia, en la ciudad y en la comunidad autónoma, sin representación. Tampoco la obtendremos en Madrid, que era un punto fuerte de UPyD», lamenta.
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