UN FRUCTÍFERO EJERCICIO PARA VENCER EL MIEDO A LAS REFORMAS POLÍTICAS
El encuentro "Guinea Ecuatorial: retos y oportunidades" organizado en la sede del Parlamento Europeo el pasado 25 de junio fue mucho más que una jornada sobre la evolución política en la ex colonia española del África Occidental. Por primera vez desde que hace un año el propio presidente de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang convocase una Mesa de Diálogo con las fuerzas de la oposición en el exilio con el objetivo puesto en la reconciliación nacional, diversos representantes de grupos políticos excluidos desde Malabo por sus supuestas posiciones radicales compartieron el debate con un representante del Gobierno, el Embajador de Guinea Ecuatorial ante la Unión Europea (UE), Carmelo Nvono Ncá. La propia oposición ecuatoguineana ha subrayado esta primera experiencia de diálogo como un "hito histórico".
Como señaló el eurodiputado y vicepresidente de ALDE, Fernando Maura Barandiaran, organizador y moderador de la jornada, el intercambio de opiniones se desarrolló en varios momentos desde posiciones muy alejadas pero, también, con una clara voluntad de trabajar hacia el consenso. Hubo por lo tanto una valoración satisfactoria aunque, todos los participantes coincidieron, el auténtico éxito queda condicionado por la voluntad del Gobierno de Obiang por seguir por este camino para que las elecciones presidenciales previstas para 2016, sean unos comicios con legitimidad democrática.
En la jornada en Bruselas, el embajador Carmelo Nvono Ncá se esforzó por mostrar un talante cordial y dialogante especialmente con el líder del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PPGE), Severo Moto Nse al que, dijo, había tenido la suerte de conocer", en tiempos pasados. "La intervención de Moto es la que más me ha gustado", declaró Nvono Ncá al culminar el primer panel de intervenciones en la que tuvo su turno el líder del PPGE.
El Embajador no hizo ninguna alusión a las causas pendientes que Moto sigue teniendo en Guinea Ecuatorial por supuestas intentonas golpistas que, en teoría, excluyen al dirigente opositor de cualquier posibilidad de presentarse como candidato en cualquier proceso electoral y, peor aún, podrían justificar su ingreso en prisión en cuanto regresase al país. Por el contrario, el Embajador puso de relieve su satisfacción porque el Parlamento Europeo hubiese sido el escenario que le había dado la oportunidad de saludar y estrechar la mano del opositor que es considerado como el más temido rival del presidente Obiang. Tampoco utilizó los epítetos –"golpista", "terrorista"– con los que desde Malabo se suele descalificar a Moto.
Por su parte, el presidente del Partido del Progreso evitó los graves adjetivos que las publicaciones de su partido suelen dirigir al régimen guineano – "dictador", "loco-fanático", "asesino"–, para centrar su exposición en la urgente necesidad de que ese abrazo de reconciliación que acababa de compartir con el embajador se repitiese a nivel nacional. Subrayó además, la gran aportación que las instituciones europeas pueden dar al desarrollo de ese clima que tanto necesita "el fin del sufrimiento del pueblo guineano". Recordó cómo el proceso electoral de los años noventa condujo a una oportunidad fallida en la democratización de Guinea Ecuatorial e hizo un llamamiento para que las condiciones de la convocatoria presidencial de 2016, "puedan celebrarse en un ambiente de auténtica libertad y con un ejercicio verdaderamente democrático del derecho al voto". Planteó veladamente una hipótesis de trabajo para los eventuales apoyos europeos a este proceso: que el presidente Obiang esté listo para renunciar al poder pero, como ha ocurrido en otras transiciones, su entorno se oponga a que de el paso por temor a que su partida les exponga al castigo que exigen las numerosas víctimas de las violaciones de los derechos humanos. En esta exposición centrada más en el futuro que en el pasado, Moto remató con un firme compromiso de tender la mano al presidente para contribuir con el respaldo de su formación a las difíciles decisiones a las que se enfrenta Obiang a la hora de cambiar el rumbo frente a los sectores del poder que le exigen la continuidad del régimen ya sea con su permanencia o con la "abdicación" a favor de su hijo Teodorín.
Más dura fue la exposición sobre la situación guineana realizada por Salomón Abeso -Coordinador General de la Coalición de la Oposición por la Restauración de un Estado Democrático (Cored), creada en Francia y que engloba a 8 partidos de oposición repartidos por diferentes países. Abeso, al que acompañaron a Bruselas la secretaria general Emely Nchama y el director de seguridad de esta organización Filiberto Ntutumu, no tuvo reparos en calificar al Gobierno de Obiang como de "brutal dictadura".
Aludió a la Mesa de Diálogo convocada por el presidente ecuatoguineano como una farsa y también describió como un recurso del régimen para confundir a la comunidad internacional la presencia en el Parlamento ecuatoguineano de partidos opositores. En realidad, dijo, estos partidos de apariencia opositora actúan como "satélites" de la dictadura, legitimando su supuesta acción aperturista pero sin preocuparse realmente de los intereses del pueblo al que deberían representar.
Como condiciones para una auténtica reconciliación,Abeso exigió al Gobierno de Malabo la convocatoria de una "verdadera mesa de diálogo nacional con todas las fuerzas políticas" y "el retorno en libertad de todos los ecuatoguineanos".
Muy contundentes fueron también sus referencias a las violaciones de los derechos humanos en Guinea Ecuatorial por el régimen que gobierna en Malabo desde el llamado "golpe de libertad" dado por Obiang contra su tío y antecesor Francisco Macías, en 1979. Citó como ejemplo el secuestro de opositores llevado a cabo recientemente por las fuerzas de Obiang en terceros países, algunos de ellos ejecutados tras ser sometidos a juicios sin garantías jurídicas. En especial, reivindicó una acción de la comunidad internacional para aclarar la suerte de Cipriano Nguema Mba, un antiguo teniente coronel de las Fuerzas Armadas de Guinea Ecuatorial que había obtenido el estatuto de refugiado en Bélgica en 2013 y que fue secuestrado en diciembre de 2014 en Nigeria por fuerzas de la seguridad ecuatoguineanas cuando se encontraba de visita en este país del África Occidental. Las principales organizaciones de derechos humanos y el departamento de Estado de los EEUU han confirmado que Cipriano Nguema Mba fue trasladado a la fuerza a Guinea Ecuatorial donde fue brutalmente torturado en un centro de detención secreta y juzgado sin que sus abogados pudiesen darle asistencia. Recientemente, han corrido rumores preocupantes sobre su suerte sin que se haya podido verificar su estado de salud.
La historiadora ecuatoguineana Rita Bosaho fue también muy rotunda al afirmar que en Guinea Ecuatorial no existe el estado de derecho desde hace 47 años y que por ello el pueblo guineano no puede hacer otra cosa que intentar "respirar bajo el yugo de la sinrazón, debido a una de las más férreas y longevas dictaduras del actual panorama internacional". Afirmó que "en un país en el que todo está sometido al dictador no existe posibilidad de abrirse a la democracia". "No es posible que existan elecciones libres cuando la Junta Electoral está formada por dirigentes del régimen".
Esther Moto, jefa de Gabinete del Partido del Progreso y gran activista a favor de la igualdad de género, los valores de la mujer y la erradicación del sexismo en África, coincidió en esta línea al enumerar las características de un estado de derecho que no tiene actualmente el Estado ecuatoguineano para concluir con una descripción de lo que para ella debe ser la meta: "Una Guinea libre del rencor y del autoritarismo; libre de detenciones arbitrarias; libre de procesamientos sin garantías; libre para el ejercicio del periodismo y libre para que mi pueblo salga de la miseria: esa es la Guinea Ecuatorial a la que quiero volver".
Entre los ponentes procedentes del mundo académico, el linguïsta Justo Bolekia Boleká hizo referencia a las desastrosas consecuencias del nepotismo y la cleptocracia. El politólogo congoleño Mbuyi Kabunda en especial subrayó la condición de "petroestado" de Guinea Ecuatorial, un país de enormes riquezas en hidrocarburos que han disparado su crecimiento económico pero que, debido a la confusión entre lo público y lo privado que padece su clase gobernante, mantiene en la pobreza a dos de cada tres ecuatoguineanos.
Ante este rosario de horrores y crímenes denunciado por los opositores cabía preguntarse sobre las posibilidades de éxito de una transición pacífica. La periodista Ana Camacho recordó que dictaduras muy criminales como fue la que tuvo durante 40 años la propia España o, dentro del continente africano, la del siniestro régimen de la Suráfrica del apartheid, lo lograron y son hoy prueba de que nada es imposible en política. Pero, eso sí, el camino de la reconciliación por la vía del diálogo exige gestos y concesiones de ambas partes para apuntalar la confianza de los portavoces políticos y, sobre todo, de la ciudadanía a la que representan.
En la misma línea se manifestó el catedrático de Economía Javier Morillas, que subrayó la necesidad de tender puentes con el régimen de Obiang propiciando puntos de encuentro entre los exiliados y la dictadura desde organizaciones sólidas –la Iglesia, los empresarios, los emprendedores, la cultura, el turismo...-. Otra receta sobre la que insistió Morillas consiste en evitar las "críticas excesivamente ácidas" que llevan al pasado para concentrarse en hallar soluciones para el futuro.
Las alusiones al carácter represivo del régimen ecuatoguineano y a su gestión de las riquezas petroleras marcaron los dos momentos de posiciones extremas entre los opositores y el representante del Gobierno de Obiang. Como colofón a cada uno de los dos paneles que integraron la jornada, el embajador Nvono Ncá negó de forma tajante que el Gobierno que él representa sea una dictadura o un petroestado.
"Si mi Gobierno fuese una dictadura y un régimen de opresión yo no estaría aquí sentado, no hubiera podido aceptar la invitación para participar a esta jornada", dijo al lamentar que no hubiesen sido invitados al evento miembros de los partidos de la oposición interior. Pasó así por alto que entre los presentes se encontraban Justo Bolekia Boleká y Weja Chicampo, miembros del partido bubi del MAIB al que, como había recordado poco antes Salomón Abeso, el Gobierno había negado el pasado marzo el derecho a organizar una manifestación que, en teoría, debía de haber sido autorizada en virtud del art. 13 de la vigente Constitución ecuatoguineana. "No estamos tan lejos de Europa, no somo tan distintos", insistió el Embajador ecuatoguineano al asegurar que en la Unión Europea tenían una idea muy distinta del funcionamiento de las instituciones a la evocada por la oposición. Como prueba de ello, aseguró que con ocasión de las elecciones municipales del pasado 2013 había propuesto al Parlamento Europeo el envío de observadores para estos comicios pero en Bruselas le contestaron que no era necesario. "Me dijeron que Guinea Ecuatorial no es un problema para la Unión Europea", aseguró al concluir: "La oposición tiene que pelear en elecciones y no con mando a distancia. Es en Guinea Ecuatorial donde hay que hacer política".
Conscientes de que la prioridad correspondía a hacer todo lo posible para salvaguardar la continuidad del diálogo, los representantes de la oposición no respondieron a las sorprendentes declaraciones con que el embajador de Guinea Ecuatorial negó que la detención de Cipriano Nguema Mba se hubiese producido fuera de las fronteras del país: "No es responsabilidad de Guinea Ecuatorial, es problema de Bélgica. Me consta que es preso común", dijo. Tampoco respondieron los opositores a los argumentos con los que el embajador ensalzó los logros económicos del país, alcanzados en los últimos 15 años a partir de la explotación del petróleo, en especial la construcción de autopistas, el prestigio internacional logrado por la compañía aérea Ceiba en un país que, hasta el 2000, no tenía ni un avión de pasajeros, o la contribución ecuatoguineana a la investigación para hallar una vacuna contra el paludismo sobre cuyos resultados se mostró muy optimista.
Más tarde, en los pasillos adyacentes a la sala, ninguno de los representantes de la oposición ponía la mano en el fuego porque el esfuerzo con el que reconocían haberse "tragado algún sapo", asegure la continuidad del diálogo iniciado en Bruselas. Pero, a la vez, todos coincidieron con el eurodiputado Fernando Maura, en que este encuentro puede haber marcado un "paso importante en el camino hacia la libertad de Guinea Ecuatorial". Maura les prometió empeñarse a fondo para que así sea. Por el momento, para el eurodiputado la batalla por el cambio en Guinea Ecuatorial se ha marcado el pasado día 25 un valioso tanto: lograr que tanto al Gobierno de Obiang como la oposición ejecutasen el ejercicio que todo consenso requiere para "perder el miedo a las reformas políticas"