martes, 20 de febrero de 2018

Una parte del cielo... (Relato de un viaje. Palestina. Enero de 2018) 3/8

Domingo, 14 de enero

El día comienza con una encuesta de intención de voto publicada por El País: Ciudadanos sería el primer partido si hoy se produjeran las elecciones. Muy pronto el sondeo se convertirá en motivo recurrente para las bromas. Obtenido el gobierno, (siempre según el chiste), el Ministerio de Exteriores sería para mí -según Soraya Rodriguez- y ella repetiría en la Secretaría de Estado de Cooperación que ya asumiera con Zapatero-Moratinos.

Bromas aparte, las reuniones del día dan comienzo con la visita a la Media Luna Roja, que será una reunión coral.

Su principal responsable nos asegura que existe una buena relación con la sociedad civil y con las instituciones españolas, a la vez que hace un elogio de la posición española respecto del conflicto de Palestina.

Uno de los esfuerzos de la Media Luna palestina ha sido su incorporación a la organización de la Media Luna Roja internacional, de la que es miembro desde el año 2006, habiendo llegado al Consejo de esta. Y lo han conseguido a pesar de que no es habitual dicha condición si la entidad correspondiente no lo es de un Estado independiente.

Con este motivo nos hace un relato de la historia de su organización que existe desde la Primera Guerra Mundial. Son 50 años de vida.

Su lugar de trabajo se sitúa allá donde exista población palestina. Incluye, por lo tanto a ésta, pero también a Egipto, Líbano...

A continuación nos explican la situación de los servicios médicos. El incremento en el número de ambulancias, por ejemplo, que ha pasado desde las 45 de que disponían en el año 2006 a las169 con que ahora cuentan.

Una de sus puntas máximas de trabajo se produce con ocasión de la intervención del ejército israelí, del que aseguran que utiliza estrategias diferentes entre los palestinos. Cita el caso de la decisión de Trump (que será motivo recurrente en nuestra visita) de trasladar la sede de la embajada de los Estados Unidos a Jerusalén. A partir de entonces (y debido a las movilizaciones producidas por la población palestina) el ejército ha exagerado el uso de las armas.

Se han contabilizado 6.700 heridos desde la primera semana de diciembre hasta la primera de enero. Una quinta parte de éstos lo han sido por armas de fuego, el 30% por balas de goma y la mitad por gas. Y existen muchos tipos de gas, nos dicen, el empleado por el ejército resulta particularmente tóxico.

Los ataques del ejército se dirigen también a los servicios comunitarios y a los trabajadores de los medios. El objetivo es el de que se alejen de los heridos y no les ayuden, en el primer caso, y el de que no informen de lo sucedido, en el segundo. También interceptan las comunicaciones de las ambulancias.

Tienen problemas con los repuestos de sus ambulancias, como consecuencia del bloqueo impuesto en la franja de Gaza.

El segundo relator de la Media Luna Roja Palestina concluye haciendo un elogio de los 1.500 voluntarios con los que cuentan.

Nuestro tercer relator insiste en que los colonos israelíes no respetan su trabajo. Dos miembros de la organización murieron en Gaza en 2014 y no fue por error, aseguran: estaban dentro de las ambulancias. En conjunto han perdido a 20 personas.

Les acusan de transportar a terroristas. También de no atender a soldados israelíes, lo que es falso —dicen— y fue documentado por ellos. Pero los israelíes ocultaron los partes de intervención de la Media Luna Roja palestina.

El relator que le sigue en el uso de la palabra se refiere a la financiación del organismo: 1/3 de la misma la paga la Autoridad Nacional Palestina y se va todo entera en el pago de los salarios, hasta algo más de la mitad de los mismos (son 400 voluntarios). Otro tercio procede del apoyo internacional: la comunidad internacional, Cruz Roja, ONG, ONU. El tercio restante se financia por servicios ofrecidos por la Media Luna palestina pagados por los ciudadanos.

En este sentido subraya la importancia del apoyo internacional. En concreto explica que España apoya el programa de lenguaje de signos para sordomudos, porque también cuentan con trabajos para discapacitados. Y la Cruz Roja española apoya a los refugiados palestinos en el Líbano.

Nos habla ahora de los refugiados palestinos. Dice que no pueden trabajar en los campos, que son como cárceles. Muchos de ellos salen de allí para dirigirse hacia otros destinos. Sólo en el Líbano puede haber hasta 600.000 refugiados procedentes de Palestina.

Los refugiados que se encontraban en Siria fueron objeto de ataque. Había unos 200.000 antes de la guerra, ahora se han reducido a 7.000 (uno de los miembros de la Media Luna Roja palestina murió en este país). Consideran que en torno a 50.000 de éstos se encuentran ahora en Europa.

Debido también a los conflictos, la población palestina en Iraq ha pasado de unos 70.000 refugiados a 6.000. También se ha producido un importante éxodo en Libia.

Toma la palabra otro dirigente de la organización que se ha convertido en una instancia coral en la mañana de este domingo. Nos dice que los problemas que existen en la franja de Gaza no se producen como consecuencia del bloqueo sino de la ocupación. Porque también está el Muro, los check-points...

La enfermedad —dice— es la ocupación, los síntomas todo lo demás.

Y para terminar nos piden el apoyo de la comunidad internacional, y se refieren a Europa y a Asia, con el fin de contrarrestar la influencia de los Estados Unidos. Nos cuenta que éste país ha decidido suspender su apoyo a la organización de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA). Aunque sólo se trate por el momento de un aviso.

Se podría llegar a cortar el apoyo a la Autoridad Nacional, pero no a la ayuda humanitaria-concluye.

A continuación recorremos las instalaciones de la organización. Muy bien provistas de recursos.

Reunión con el Consejo Nacional Palestino

Con el Consejo Nacional Palestino
El autobús nos conducirá a continuación a la sede del Consejo Nacional Palestino, que es el nombre que recibe su parlamento, y donde nos recibe una delegación del mismo.

Lleva la voz cantante el diputado Azzam Al-Ahmed, de 70 años y de larga trayectoria política. Nos dice que la representación de Palestina en España se remonta a 40 años, para a continuación añadir que prefieren que seamos nosotros quienes formulemos las preguntas.

Refiere que en ese mismo día van a celebrar una reunión para valorar la situación creada después de la decisión de Trump. A ella asistirán 95 de los 114 miembros del Consejo, participando representantes de todos los partidos. No de Hamás, que no es miembro de la OLP. Sin embargo, en calidad de observadores asistirán tres miembros de la organización que gobierna en Gaza. En esa reunión se procederá a un análisis de la revisión del proceso de paz

Nos explican que en noviembre de 2002 Palestina entraría en la ONU como miembro observador. Subraya las constantes declaraciones de Naciones Unidas sobre la ilegalidad de los asentamientos israelíes en Palestina y dice que esta organización tiene el deber de forzar la creación del Estado palestino. Un Estado que se establecería en un 22 % del territorio histórico de Palestina, que es el que definía las fronteras de 1967.

Afirma que no aceptarán la mediación de los Estados Unidos después de la declaración de Trump. Y hace referencia a la promesa del presidente Macron de estudiar el reconocimiento de Palestina en el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la UE de finales de este mes de enero y a la que asistirá el presidente de la ANP, Abú Macén.

Su propósito es acabar con la ocupación a través de la ONU, de la misma manera que ocurrió con Kosovo y Kuwait.

Y pide el apoyo de Rusia, China y de Africa (además del de Europa) y, en especial, de la Liga Árabe.

Afirma también que estudiarán la posibilidad de suspender el reconocí de Israel.

Están en la resistencia pacífica a la declaración de Trump, a la que Israel responde con armas.

Se refiere a la posible reconciliación entre Hamás y Al Fatah, que va muy lenta. Una situación que dura ya 22 años.

Para el almuerzo cambiamos de interlocutor, aunque también en éste caso se trata de un miembro del Consejo Nacional. Le formulo dos preguntas: la primera sobre las elecciones a celebrar en Palestina, dado que las últimas se produjeron en el año 2006; la segunda sobre la actitud de Arabia Saudí y su privilegiada relación con la Administración Trump.

Su primera contestación es que las elecciones se han suspendido muchas veces. Y que es preciso realizar un intento muy serio de unir a todo el pueblo palestino. Considera que podrían celebrarse en marzo o en este verano. También subraya la importancia que para ellos tienen las elecciones,

En cuanto a mi segunda pregunta afirma que lamentablemente tienen problemas con Arabia Saudí. Se refiere también al príncipe Salman, que lo dirige todo y que tiene en cuenta al pueblo, a las mujeres. Por ese lado va bien. Permite que las mujeres conduzcan y vayan al fútbol. Pero los derechos de la mujeres -afirma- son muchos más. Y ellas no pueden trabajar donde hay hombres y carecen de derechos políticos. Arabia Saudí se ha aliado con Trump en su lucha contra Irán. Pero Palestina no quiere entrar en una batalla en contra de este último país, que está en contra de la ocupación israelí. Arabia Saudí ha dado 1.000 millones de dólares a Trump, y el Presidente norteamericano debería sentirse presionado, no recibir dinero.

Trump está tratando al pueblo palestino como enemigo, lo que les lleva a cuestionar el proceso de paz —concluye—. Pero hay otros países que no son EEUU.

En respuesta a otras preguntas, nuestro interlocutor se refiere a la Primavera Árabe. Un momento de esperanza con el que terminaron los ejércitos. El ISIS, Irán y los Estados Unidos también han hecho mucho daño.

Espera mucho de Europa y cree que sería muy conveniente que España, Francia e Italia reconozcan al Estado palestino. Dice que si cualquiera de los tres expresados países latinos reconocieran a Palestina la mayoría del resto de la UE les seguiría.

El museo de Arafat

Después de almuerzo el grupo se divide. Una parte del mismo acude a entrevistarse con la familia de una joven palestina.

“La semana pasada, un video de mi hija de 16 años de edad, Ahed, resistiendo a un soldado israelí que estaba invadiendo nuestra tierra en la aldea de Nabi Saleh en Cisjordania, y se volvió viral. El contraste no podría haber sido más claro y estaba en exhibición para que todo el mundo lo viera: un soldado fuertemente armado del ejército de ocupación de Israel y una joven palestina armada con nada más que su valor y un justo deseo de justicia y libertad. Y por esa razón, ella tenía que ser castigada por Israel”, según una carta hecha pública por su padre.

La otra parte del grupo -en la que me incluyo- prosigue con el programa establecido, que consiste en una ofrenda floral en la tumba de Arafat a la que sigue una visita al museo erigido en memoria del dirigente palestino que fue inaugurado en noviembre de 2016. Se trata de un recorrido de la vida del presidente de la OLP y que cuenta con abundante filmografía que recuerda escenas de su actividad política. Me resulta especialmente dramática contemplar el reducido espacio en el que se vio confinado en arresto domiciliario por las fuerzas israelíes durante dos años.

La tumba de Arafat

Con el ministro responsable para asuntos de los prisioneros

La parte del grupo que continúa con el programa establecido tiene una reunión con Issa Qaraque, ministro palestino responsable del Comité para asuntos de los prisioneros.

El cuadro estadístico correspondiente al pasado año 2017, es de 6742 arrestos, de los cuales 156 son mujeres, 1467 niños, 14 diputados del Consejo Legislativo, 25 periodistas. Con lo cual el número de palestinos detenidos en cárceles israelíes llegaría a 6.500, de los cuales 350 tendrían menos de 18 años, 58 mujeres (de las cuales 9 serían menores), 700 padecerían enfermedad y precisarían de tratamiento médico), 10 son diputados, 29 de los arrestados lo serían con carácter previo a los acuerdos de Oslo, 10 han pasado más de 30 años en la cárcel, 450 serían detenciones administrativas y 22 serían periodistas. Todo según el informe que nos entregan.

La política de detención de niños palestinos por las fuerzas de ocupación israelíes es conocida, ya que (según otro informe) ha sido practicada desde el principio de la ocupación. De acuerdo con estadísticas y estudios, Israel ha arrestado a miles de niños menores de 18 años, sometidos a torturas y otro tipo de prácticas que atentarían a la Convención Internacional de Derechos del Niño.

Desde la segunda intifada del año 2000, las autoridades israelíes habrían detenido al menos a 10 000 niños, situados entre los 12 y los 18 años. En la actualidad mantienen a cerca de 380 menores cautivos.

La Knesset seguiría aprobando leyes respecto del tratamiento a los niños detenidos. En una, de 2/11/2015, que permite a los tribunales israelíes encarcelar a niños a partir de los 12 años, cuando hasta entonces la edad a partir de la cual se podía producir el apresamiento era de 14 años. Al mismo tiempo se agravarían las condenas contra quienes arrojaran piedras con penas de prisión podrían llegar hasta los 20 años.

Desde 1967, más de 800 000 palestinos fueron recluidos en las cárceles israelíes. Y si incluimos el éxodo acaecido tras la Nakba (término que evoca el «desastre» y éxodo que se produjo después de la guerra israelo-árabe de 1948) la cifra de prisioneros alcanzaría el número de 1 000 000, es decir uno de cada cinco palestinos.

La Nakba

Todos los 15 de mayo, los palestinos conmemoran la Nakba, que marca la pérdida, la desposesión y la injusticia históricas (según el panfleto que nos entregan) sufrido por el pueblo palestino, a través de su expulsión de su tierra natal por las fuerzas israelíes y la milicia sionista. Afectaría al 67% de su población. Se estima que en la actualidad hay entre 7 y 11 millones de refugiados palestinos en el mundo.

Todo ello a pesar de la Resolución 194 de las Naciones Unidas, que incluye el reconocimiento de su pérdida, Pena y sufrimiento, una paz viable e integral en la región, sigue sin producirse.

Para los palestinos, la Nakba es una pérdida masiva, la conversión de una cultura vibrante en otra en la que se entremezclan recuerdos dulces y amargos que se expresan en la causa nacional del retorno y de la justicia. Fueron destruidos pueblos enteros, después reconstruidos, se les adjudicaron nuevos nombres; libros; colecciones musicales y obras de arte quedaron atrás en tanto que las gentes huían para conservar sus vidas, confiando en regresar sólo unas semanas más tarde; clubes de deporte, y organizaciones sociales desaparecieron con las comunidades de las que formaban parte. Se trató de una campaña sistemática de destrucción de una nación.

Después de 70 años de desplazamiento y 50 de ocupación el asunto de los presos constituye uno de los aspectos esenciales de la solución del conflicto.

Los palestinos de Cisjordania se ven sometidos a la ley militar israelí. Los gazatíes no merecen siquiera del privilegio de ser juzgados, sus 2 000 000 de habitantes son considerados combatientes sin derechos legales y pueden ser detenidos indefinidamente. Los palestinos que viven en Jerusalén Este son considerados como residentes, no como ciudadanos, comparecen en los tribunales ordinarias pero pueden ser arrestados también de manera indefinida sin cargos.

Según la Convención de La Haya de 1907, «se considera ocupado un territorio cuando se encuentra situado bajo la autoridad de un ejército hostil. La ocupación se extiende solamente al territorio en el que dicha autoridad ha sido establecida y puede ser ejercida».

De acuerdo con el Tribunal de Justicia Internacional, Israel es la potencia ocupante del territorio palestino, lo que supone que de acuerdo con el Derecho Internacional, está obligada a cumplir requerimientos específicos en el tratamiento de las personas sometidas a ocupación. Eso incluye (según la Cuarta Convención de Ginebra, de la que Israel es cosignataria) el mantenimiento de una cierta normalidad en la vida de la población cuyo territorio ha sido ocupado, por ser considerada población protegida. También la prohibición de castigos colectivos, establecer sentencias proporcionadas con los actos juzgados, disponiendo de defensa adecuada con un trato humano durante su condena en establecimiento penitenciario situado en el territorio ocupado, con atención médica suficiente. Acceso a niveles de esparcimiento, deporte y educación, con permiso a recibir visitas regulares, no adoptar medidas disciplinarias inhumanas contra los detenidos y el traslado humanitario de éstos.

Y existen otras fuentes del Derecho Internacional que serían aplicables al caso, como la Convención de Derechos del Niño o la Convención contra la Tortura.

Finalizada esta reunión, la parte del grupo que sigue el programa se une a la que retorna de la visita a la familia de la joven palestina que se encuentra a la espera de juicio.

Un repaso a la negociación

Nos recibe ahora Xavier Abu Eid, de madre chilena y perfecto español, que nos explica el estado de las negociaciones entre Israel y Palestina.

Israel —nos dice— estableció su territorio sobre el 78% del territorio palestino, no en el 51 % cedido por la ONU. La solución de los dos Estados se basa en la resolución 67/19 de Naciones Unidas, (que admitió a Palestina como Estado observador no miembro de la organización). Y se reconoce a sí misma como Estado de los judíos.

La Palestina histórica se refiere a un área geográfica situada entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, que antes de 1948 se llamaba Palestina. La Resolución 18 de la Asamblea General de la ONU resolvió la partición de este territorio en dos: Palestina e Israel.

Antes de 1948, palestinos, judíos, cristianos musulmanes vivían juntos en la Palestina Histórica bajo el mandato británico. Como consecuencia de la Nakba de 1948, las milicias israelíes destruyeron o despoblaron 432 pueblos de Palestina y desplazaron a más de 800 000 habitantes (711 000, según la UNRWA) de sus tierras, dando inicio al exilio palestino. Un 80 % de su población, que unido a los 200 000 palestinos desplazados en 1967, supone la cifra total de 12 000 000 de palestinos, incluyendo los 2 900 000 de Cisjordania, 1 900 000 de Gaza y 1 500 000 en Israel.

Según la ANP, el número de refugiados palestinos y sus descendientes alcanzarían la cifra de 7,700.000, que no pueden volver a Palestina a pesar de que poseen tierras y tienen títulos de propiedad sobre las mismas y las edificaciones que en su caso se hayan construido en ellas. No ocurre lo mismo con con la Ley del Retorno israelí, que permite a cualquier judío su residencia, sea en Israel o en los asentamientos ilegales.

La Resolución 194 de la ONU señala, sin embargo, que los palestinos tienen derecho al retorno.

Más de 500 pueblos palestinos fueron destruidos o colonizados. Muchos de ellos reconstruidos como ciudades israelíes a las que se adjudicaron nombres hebreos.

Israel controla directamente las vidas de 6,500.000 palestinos. A todos se les asigna una cédula de identificación emitida por el ministerio de Interior israelí, que les otorga derechos en función del lugar en el que residan.

Fueron los laboristas israelíes quienes propusieron en la Knesset —el Parlamento de Israel— la idea de la ocupación: conseguir más tierra que población. Ese fue el principio de la colonización. La situación actual es que existen 200 asentamientos y 650.000 colonos. Y no se trata de una ocupación meramente administrativa, porque están los asentamientos y esta también el muro.

La frontera tiene una extensión de 325 km. y el Muro más del doble. Este último está construido en territorio ocupado en un 88% (o un 80%, según otras fuentes). Hay carreteras de uso exclusivo para israelíes y otras que sólo son para palestinos. Algo que ni siquiera hizo el apartheid sudafricano. Hay más de 500 restricciones de movimientos para palestinos -asegura- y entre palestinos.

Y ellos —los palestinos— carecen de control sobre su propia población. No pueden emitir siquiera su propia cédula de identidad (lo hace Israel).

Hay cinco grupos de palestinos —prosigue—: los cisjordanos; los gazatíes, que necesitan un permiso adicional que rara vez se les concede; los que residen en Jerusalén, que tienen una visa como turistas, que pueden perder en cualquier momento; los ciudadanos israelíes que son palestinos y, por último, los ciudadanos extranjeros casados generalmente con mujeres palestinas.

En El Valle del Jordan hay unos 10.000 colonos (con respecto a 60.000 palestinos, pero aquéllos disponen de un tercio del agua. El agua, principal recurso de la zona, que debe ser comprada por los palestinos a Israel. Si el consumo normal por habitante es de 100 litros por día, los palestinos consumen 70 y los residentes palestinos en El Valle del Jordán 30. Los israelíes recibirían unos 180. Y hay países en los que se consume más, por ejemplo en Canadá, que utiliza 300 litros por persona.

Israel explota el 90% de los recursos disponibles de agua para sus ciudadanos y vende a los palestinos el 10% restante.

Israel quiere un Estado palestino que ocupe sólo un 22% del territorio que tenía originariamente.

Nos habla de los asentamientos. Las colonias rodean a Jerusalén, una ciudad que debería ser ciudad abierta. Pero Israel está haciendo imposible este propósito.

Ineco

También se refiere Xavier a la doble vara de medir de los países europeos. Por un lado están con el Derecho Internacional, Y con Palestina, por el otro trabajan por cuenta de Israel en territorios ocupados por ellos. Y cita el caso de la empresa española Ineco, una compañía del Estado español.

Ineco había conseguido un contrato de ingeniería para la línea azul del tranvía de Jerusalén, en Israel. La empresa, dependiente del Ministerio de Fomento, lograba así su primer proyecto relevante en el país, con un valor del contrato de alrededor de 20 millones de euros, según informaron fuentes conocedoras de la adjudicación.

No se van a sentar a negociar con los americanos como mediadores —asegura. Europa podría jugar un papel.

En Israel hay hasta 57 leyes que discriminan a la población palestina.

Hay diferencias entre Al Fatah y Hamás en cuanto al reconocimiento de Israel, pero sí esta última organización entrara en el gobierno de Palestina, de facto estaría reconociendo a Israel.

Las iglesias cristianas

La comitiva se desplaza hacia una iglesia Cristiana, donde el sacerdote responsable nos explica el nivel de tolerancia religiosa que existe en Palestina. Se trata de una población muy reducida en términos porcentuales (0,9 % en Cisjordania y 1,7 % en Gaza, 9 % en total si se añaden los cristianos israelíes).

Se trata de un número corto pero activo. La religión es un factor identitario muy poderoso en estas tierras de profetas y de grandes acontecimientos místicos.

El cura es hombre amable y cercano. Sustituye en la interlocución con el mundo cristiano al patriarca Michel Sabbah (que era el que estaba previsto en el programa), nacido en Nazaret y que fuera arzobispo y patriarca de Jerusalén entre los años 1987 y 2008.

La cena (a la que nos acompañan Xavier y el clérigo) nos permite degustar la cerveza local y los vinos de Palestina, de gradación bastante apreciable.

Converso con el sacerdote, que nos insta al reconocimiento de Palestina como Estado. Yo le digo que el asunto debe situarse en la órbita de la Unión Europea. Ya sé -continúo- que no todos los países lo harán. En Europa hay dos lideres, Alemania y Francia; el primero no es previsible que haga nada por razones históricas, pero tal vez la Francia de Macron pueda atreverse. Del gobierno español, que siempre va detrás de los demás, no cabe esperar gran cosa.

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