sábado, 24 de febrero de 2018

Una parte del cielo... (Relato de un viaje, Palestina. Enero de 2018) 7/8

Jueves, 18 de enero

Un artículo que lleva por título “La gauche caviar”, referido a nuestro viaje y escrito por el presidente de la Asociación de Amigos de Israel en España, Juan De la Torre, en La Razón, molesta a los componentes situados más a la izquierda de nuestra delegación. Dicen no mostrarse disgustados, pero su expresión pone de manifiesto lo contrario.

La comitiva nos conduce esta mañana a Hebrón. La ciudad mas antigua del mundo ¿lo será más Sebastian?). Se remonta nada menos que a 3500 años antes de Cristo. Su población es árabe, de origen cananeo.

Allí falleció el profeta Abraham (Ibrahim en árabe), padre de todos los profetas y ejemplo de fe para el judaísmo, el islamismo y el cristianismo.

En 1948 Israel tomó gran parte de la ciudad. Desde 1967 su ocupación es total y en las décadas de los ‘80 y ‘90 se incrementa la construcción de colonias dentro de la ciudad. Junto a Jerusalén es la única ciudad de Palestina con colonos viviendo dentro de ella.

Hebrón formaría parte de los acuerdos de Oslo. Está dividida en zonas: H-1 para los palestinos (un 80 % de la ciudad), H-2 para los israelíes. En la ciudad hay 50 000 colonos y 5000 soldados que los protegen. Los israelíes piden votar en las elecciones a la Knesset, lo que no pueden hacer los palestinos.

Pero en muchos casos los palestinos deben evitar las calles centrales y entran en sus casas por la puerta de atrás. Y los diputados del Congreso hacemos el recorrido que los ciudadanos palestinos realizan habitualmente, por entre tierras embarrados, arriscadas piedras y promontorios que ascender y descender.

La Tumba de los Patriarcas, la mezquita Me-arat -que no visitaremos-, la de Abraham. Nos cuentan que en el año 1994, un médico colono entró en ella y mató a 29 personas. Como consecuencia se impuso un toque de queda a los palestinos. Y se dividió la mezquita: 2/3 para los judíos, 1/3 para los palestinos.

Breaking the Silence en Hebrón

Nuestra entrevista se añade también el testimonio de un soldado israelí perteneciente a la organización Breaking The Silence, que yo había conocido ya en dos ocasiones como diputado en el Parlamento Europeo.

La ONG se basa en experiencias individuales de soldados israelíes constreñidos a reprimir a la población palestina, basada en órdenes relativas a seguridad del Estado, cuando es precisamente esa seguridad la que no está en cuestión -nos dice nuestro interlocutor .

Sus relatos son siempre espeluznantes y les han llevado a ser denostados por el conjunto de la clase política israelí que no está dispuesta a atender su opinión, incluidos los partidos centristas.

Nuestro interlocutor nos dice que más de un millón de israelíes proceden de Rusia y son de extrema derecha.

La comitiva se dirige ahora a las calles de Hebrón, con sus casas de piedra de techo aplanado y sus viejos bazares, acompañada por un palestino local que nos ofrece una especie de mitin político. Él vive en Hebrón y no puede transitar por ese espacio cerrado por el ejército israelí. Los soldados que luego nos pedirán nuestros pasaportes, escuchan su proclama un tanto desconcertados.

Un grupo de ultra-ortodoxos judíos de origen estadounidenses se despliega por la ciudad. Xavier Abu Eid nos dice que esos ortodoxos no están de acuerdo con el apartheid israelí y nos advierte que el hebroniano que desaparece, tragado por los vericuetos por los que pueden transitar los locales, es más que probable que sufrirá pena de prisión: tiene varios procesos judiciales por delante.

Recorremos las calles, entramos en un zoco de la ciudad en el que podremos observar la producción artesanal de objetos de cristal, que algunos se llevan como recuerdo de la visita.

Junto al Muro, en Belén
Próximo objetivo: Belén

Nos dirigimos hacia Belén, aunque en el recorrido paramos en un promontorio que nos permite divisar la ciudad en perspectiva. Allí vemos las carreteras sólo aptas para israelíes y nos explican las difíciles condiciones de su población.
(En la Basílica de la Natividad).

Belén está en efecto rodeada por murallas y check-points que impiden el libre tránsito de sus habitantes y limitan sus intercambios comerciales, todo lo cual ha perjudicado al turismo.

Nuestro interlocutor es el palestino-español Fayed Saqa, nacido en esa ciudad. Está casado con una española -bilbaina por más señas- y medió en el año 1990 en la liberación de 15 ciudadanos españoles retenidos en Irak por Saddam Hussein. Saqa es ahora diputado de Al Fatah.

Se une al encuentro el diputado palestino en la Knesset, Ahmad Tibi, líder del Movimiento Arabe por el Cambio y diputado desde el año 1999. Es ginecólogo formado en la universidad de Jerusalén.

A pesar de sus controvertidas opiniones en el parlamento israelí para sus adversarios, Tibi pronunció un valorado discurso en la Knesset en conmemoración del Día del Holocausto en 2010. Yair Lapid diría que podría haber sido el mejor discurso pronunciado en esa cámara.

Almorzamos en un encuentro largo y comunicativo que se prolonga casi hasta el anochecer, que siempre resulta temprano en Palestina. Pero aún disponemos de tiempo para alguna fotografía junto al Muro, en el que el Papa Francisco rezó el 25 de mayo de 2014, en una parada no programada, pidiendo la paz a ambos lados del cemento que separa las dos partes.



Ya ha anochecido cuando la comitiva llega a la Basílica de la Natividad, construida sobre el portal de Belén, cuya primera edificación data del siglo IV después de Cristo, por orden del emperador Constantino. Está compartida por los ortodoxos griegos, los apostólicos armenios y los católicos.

Realizada la visita aún nos queda un tiempo para adquirir algún recuerdo.

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