Mis declaraciones a Onda Cero y mi post en este mismo blog que lleva por título «Suicidios Políticos», respecto de la ruptura de conversaciones entre UPyD y Ciudadanos me han hecho merecedor de un mensaje en la red social Twitter del exconsejero de la Comunidad de Madrid, Percival Manglano —a quien no tengo el gusto de conocer— en el que sugiere que estoy a punto de abandonar UPyD para pasarme a Ciudadanos. Algunos “compañeros” —así, con comillas— se han apuntado a lo difundido por el responsable del PP y conjurados con un representante del denostado bipartidismo inquieren sobre mi actitud al respecto.
Creo que está clara. Pero procuraré que lo esté más.
Yo soy fundador de UPyD. En el hotel Costa Vasca de San Sebastián, me senté junto a Rosa Díez en una reunión celebrada en el verano de 2007 y de la que surgió la llamada «Plataforma Pro», antecedente de UPyD. Esa reunión fue presidida por Carlos Martínez Gorriaran y Juan Luis Fabo.
Participé en el mes de septiembre de ese 2007 en una asamblea celebrada en la Casa de Campo de Madrid, en la que se aprobó el Manifiesto Fundacional de este partido, documento que sigo considerando de aplicación indispensable y urgente en la política española.
Me afilié a UPyD. Entregué, antes de eso, mi escaño en el Parlamento Vasco, que debía a los votos de los electores del PP y me embarqué en un proyecto político por el que nadie daba un duro. Fui coordinador de la Territorial del País Vasco en ese partido, miembro desde entonces del Consejo de Dirección de UPyD —puesto que desempeñé hasta agosto de este año— y candidato en las elecciones de 2008 por la provincia de Vizcaya.
Por razones familiares, trasladé mi residencia a Madrid y pasé a desempeñar el puesto de responsable de internacional y coordinador del grupo de trabajo correspondiente del partido.
El 25 de mayo de este año, concurrí a las elecciones europeas con el número tres de la lista, y salí elegido. Contribuí a laredacción del programa electoral de UPyD, programa que defiendo en el Parlamento Europeo con una fidelidad al mismo, según la ONG “Vote Watch” del 99,30 %, por encima de mis compañeras de partido en ese mismo Parlamento, por cierto.
Y así procuraré seguir: cumpliendo con el Manifiesto Fundacional y con mi compromiso con mis electores, circunscrito al programa electoral.
Como queda dicho, hasta agosto de 2014 he sido corresponsable de las decisiones adoptadas por este partido. No lo he sido, por lo tanto, de la operación de acoso y derribo montada en contra de mi entonces compañero de escaño Sosa Wagner, del documento para establecer acuerdos electorales entre UPyD y otras fuerzas políticas —que más parece un repertorio de exigencias para el desacuerdo—, de la estrategia de conversaciones —no de negociaciones, pienso— con Ciudadanos y, por supuesto, en absoluto me siento corresponsable de su ruptura.
Creo, sin embargo, que España debe tener una oportunidad entre la política rancia del PP y del PSOE y el «asalto» al poder de Podemos. No será posible, por desgracia, esta alternativa desde UPyD, que ha optado por un pretendido purismo y una arrogancia que no había yo conocido en los primeros tiempos de su andadura como partido. Que ha decidido al parecer enterrar su proyecto. Solos, pero perfectos.
Apoyaré entonces la construcción de ese espacio de la regeneración democrática desde las instituciones; lo haré cuando se me pida mi opinión en el ámbito nacional. En el Parlamento Europeo seguiré trabajando por el Manifiesto Fundacional de UPyD y por su programa electoral.
Espero que quede claro.
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